Partido Republicano

«la Roca» sanitaria

La Razón
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La meta de la Casa Blanca Obama es presentar un plan de salud que pueda obtener el apoyo bipartidista. El presidente ha dicho a sus visitas que preferiría tener 70 votos en el Senado a favor de una ley que le conceda el 85% de lo que quiere en lugar del 100% de satisfacción con una ley aprobada por 52 votos con 48 en contra. Hay buenas razones para este consenso cuando se pretende alterar el modo en el que se organiza la sexta parte de la economía del país y cambiar la vida de pacientes, médicos, hospitales y aseguradoras.
Pero obtener un acuerdo bipartidista en un asunto tan volátil no será fácil. Los republicanos y sus aliados empresariales tumbaron la reforma sanitaria de Clinton. Hasta los optimistas de la Casa Blanca reconocen en privado que será difícil recabar los votos del Partido Republicano en la Cámara, donde se centran la mayor parte de sus esfuerzos de negociación. Los dos senadores capaces de hablar con más autoridad sobre esta propuesta de ley sanitaria son Ron Wyden, demócrata de Oregón, y Bob Bennett, republicano de Utah. En el último Congreso, Bennett hizo las delicias de Wyden ofreciéndose voluntario para convertirse en el principal coauspiciador de la Ley de Estadounidenses Sanos de Wyden. Juntos, cerraron el mayor apoyo bipartidista a cualquier ley de sanidad, que constaba de ocho demócratas y seis republicanos, entre éstos tres miembros de la dirección del Partido en el Senado. Esta ley habría garantizado un seguro médico asequible y personal a todos los estadounidenses. Habría obligado a los particulares a suscribir pólizas sanitarias privadas, con los subsidios necesarios procedentes de empresas y gobierno.
Lo más notable es que los auspiciadores de la ley obtuvieron una estimación de la Oficina Presupuestaria del Congreso y de auditores independientes de que su plan se financiaría por sí solo tras un corto período de transición, y que podría ahorrar 1 billón de dólares a lo largo de 10 años. Cuando pregunté a Wyden y Bennett esta semana cómo podría obtener Obama el apoyo bipartidista, ambos dijeron que la clave será encontrar una forma creíble de controlar el gasto.
Obama ha reconocido esa necesidad y ha ofrecido algunas ideas para equilibrar los gastos de asegurar a los 46 millones de estadounidenses. Pero el asunto no contará realmente con el apoyo hasta que surja la legislación concreta y esté avalada por la Oficina Presupuestaria del Congreso. Existe, además, un debate preliminar en torno a si se debería incluir un plan sanitario pagado íntegramente por el Gobierno entre las opciones de cobertura.
Los progresistas están de acuerdo. Está recogido en el borrador de Ted Kennedy que distribuyeron la semana pasada. Y Obama ha reiterado su apoyo. Sin embargo, esta semana, los miembros republicanos del Comité de Financiación del Senado se opusieron. Obama deberá mostrar cintura política si quiere alcanzar el consenso en una opción totalmente pública.