EE UU

Trump atemoriza a la ex embajadora en Ucrania mientras testifica ante el Congreso

Marie Yovanovitch se convierte en un testigo clave en el proceso de “impeachment” contra el presidente de EE UU

La ex embajadora en Ucrania Marie Yovanovitch compareció ayer en la Comisión de Inteligencia del Congreso de EE UU/AP
La ex embajadora en Ucrania Marie Yovanovitch compareció ayer en la Comisión de Inteligencia del Congreso de EE UU/APAndrew HarrerAP

Nuevo día y nuevos testigos frente al Comité de Inteligencia del Congreso. Hoy fue el turno de la ex embajadora de EE UU en Ucrania Marie Yovanovitch. La diplomática, a la que Rudy Giuliani, abogado del presidente, consideraba un obstáculo, fue cesada el pasado mes de mayo. Ya había hablado en cerrado, solo delante de los congresistas que integran su Comité, pero lo del viernes, como sucedió el miércoles con Bill Taylor y George Kent, fue en abierto y casi en canal, delante de las cámaras. Retransmitido para todo un país que a esa misma hora apenas si tenía delante de los televisores a sus jubilados.

El que sí parecía escuchar a Yovanovitch fue Donald Trump. A pesar de que la Casa Blanca filtró que el presidente solo estaba interesado en la declaración inicial del republicano Devin Nunes. Pero si es así no se explica un tuit que muchos ya comparan con las clásicas amenazas a testigos. «En todos los lugares a los que ha ido Marie Yovanovitch, las cosas salieron mal. Empezó en Somalia, ¿qué tal fue? Después avanzamos rápidamente a Ucrania, donde el nuevo presidente ucraniano habló desfavorablemente de ella en mi segunda llamada telefónica con él», escribió el presidente.

De hecho, las menciones a la embajadora no habían pasado desapercibidas para la propia interesada, que hoy, y en lo que sonó de forma diáfana como la primera piedra sobre la que levantar una acusación por obstrucción a la justicia y amenazas a testigos, recordó que Trump le había dicho a Vladimir Zelenski que «iban a pasar por algunas cosas» con ella. «Parecía una amenaza», explicó Yovanovitch con voz entrecortada.

Cuando el interrogador insistió en que fuese más precisa, añadió que «no puedo hablar de lo que el presidente está tratando de hacer», «Pero el efecto es intimidante». «Fue un momento terrible», señaló al recordar la primera vez que pudo leer la transcripción de la charla entre Trump y Zelenski del 25 de julio. «Una persona que me vio leyendo la transcripción dijo que el color se me fue de la cara. Creo que incluso tuve una reacción física. Creo que, incluso ahora, las palabras me fallan. Estaba conmocionada. Horrorizada. Devastada porque el presidente de Estados Unidos pudiera hablar así de un embajador con un jefe de Estado extranjero, y era yo. Quiero decir, no podía creerlo».

En ese momento, el presidente del Comité de Inteligencia, Adam Schiff, informó a Yovanovitch que justo mientras hablaban el presidente estaba tuiteando sobre ella. A continuación, Schiff comenzó a leer los comentarios del presidente, casi en directo, mientras aparecían en las redes sociales. Cuando Yovanovitch escuchó que Trump había mencionado Somalia, la embajadora entrecerró los párpados y comentó que «no creo que tenga esa clase de poder». «No en Mogadiscio, Somalia», añadió «Tampoco en otros lugares».

A nadie se le escapa que Yovanovitch ha sido durante meses objeto de continuos ataques por parte de las terminales mediáticas más cercanas al presidente. Una cacería brutal que arrancó en los platós de Fox News y pronto saltó a medios como Breitbart News, que el jueves mismo dedicaron artículo tras artículo a ridiculizar las reclamaciones por presunta intimidación de una testigo al tiempo que volvían hacerse eco de los rumores e insidias contra la mujer que empezó su carrera en el Departamento de Estado que entonces dirigía Condoleezza Rice.

En su alegato inicial había explicado que después de que el subsecretario de Estado de Asuntos Políticos le pidiera que prolongase su servicio en Ucrania hasta 2020, «la campaña de desprestigio en mi contra entró en una nueva fase pública en Estados Unidos». Comentó que «a raíz de la prensa negativa, los funcionarios del Departamento de Estado sugirieron que saliera antes, y acordamos en julio de 2019. Después, a finales de abril, me dijeron de forma abrupta que regresaría a Washington desde Ucrania en el próximo avión. Cuando partí, Ucrania acababa de celebrar unas elecciones presidenciales revolucionarias. Fue un período delicado con mucho en juego para EE UU Y requirió de toda la experiencia y los conocimientos que pudimos reunir. Cuando regresé a Estados Unidos, el subsecretario de Estado Sullivan me dijo que había habido una campaña concertada en mi contra, que el presidente ya no deseaba que siguiera como embajadora».

Entretanto, Trump explicaba en Twitter que «es un derecho absoluto del presidente de Estados Unidos nombrar embajadores. Lo llaman 'servir al gusto del presidente'. Estados Unidos tiene ahora una política exterior muy fuerte y poderosa, muy diferente a las administraciones previas. Se llama, simplemente, ¡América Primero! Con todo eso, sin embargo, he hecho mucho más por Ucrania que O [por Barack Obama]».

Ciertamente resulta inusual que el presidente EE.UU dispare contra una diplomática mientras ésta comparece ante el Congreso, pero nos encontramos el los territorios del trumpismo, donde ninguna exageración causa ya asombro y con el presidente volcado en su papel de hombre terrible.

Pero acaso nada puede superar, en cuanto a puro surrealismo, la lectura de los comentarios del presidente a la condena de Roger Stone, confidente y ex colaborador de Trump, al que un juzgado federal condenó ayer manipular a un testigo en la investigación del "hackeo" de los correos electrónicos del Partido Demócrata y su posterior filtración por Wikileaks.

Ataques a diestro y siniestro

Stone, de 67 años, fue condenado por siete causas, incluida la de mentir al Comité de Inteligencia del Congreso durante las pesquisas para averiguar la influencia de los servicios secretos rusos durante las elecciones de 2016. «De modo que ahora condenan a Roger Stone por mentir y quieren encarcelarlo durante muchos años», disparó Trump, para a continuación preguntar «¿qué pasa con La Corrupta Hillary, con Comey, Strzok, Page, McCabe, Brennan, Clapper, Sospechoso Schiff, Ohr & Nellie, Steele y todos los demás, incluido el propio Mueller? ¿No mintieron? ¿Estamos ante un doble rasero como nunca antes se había visto en la historia de nuestro país?».

Básicamente, el presidente de EE UU acaba de acusar a un tribunal federal de condenar de forma injusta a un hombre inocente al tiempo que reclamaba cárcel para una ex secretaria de Estado, varios ex directores del FBI, congresistas y etc.