Política

Protestas en Hong Kong

Protestas en Hong Kong: “Para alcanzar una solución pacífica, Pekín tiene que respetar el principio de ‘un país, dos sistemas’”

En una entrevista con el periódico LA RAZÓN, la doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Bridgeport (EE UU), Chunjuan Nancy Wei, analiza la deriva de las protestas pro democráticas en Hong Kong. Advierte de que los enfrentamientos son cada vez más destructivos y se están convirtiendo en la nueva normalidad, sin que se atisbe el final de la situación.

¿Está empeorando la crisis social en Hong Kong? ¿Cómo está progresando la situación en las últimas semanas?

Ahora que la protesta ha entrado en su sexto mes, Hong Kong está siendo sacudida por los peores disturbios en décadas. Las calles se han convertido en escenarios plagados de una violencia extrema con cócteles molotov, manifestantes vestidos de negro, y policías lanzando gases lacrimógenos y pelotas de goma.

La violencia se ha extendido incluso a los campus universitarios. Muchas clases han sido canceladas. Estudiantes y ciudadanos de China continental son violentamente atacados. A todo esto se le suma la muerte de un activista estudiantil de Hong Kong, que ha servido para renovar la ira y ha intensificado las tensiones en la ciudad. Los enfrentamientos son cada vez son más destructivos y se están convirtiendo en la nueva normalidad, sin que se atisbe el final de la situación.

¿La Policía está actuando proporcionalmente?

El deber de la Policía en circunstancias normales es prevenir los crímenes y mantener el orden público. Pero cuando son atacados, tienen derecho a la legítima defensa, por lo tanto, debe contextualizarse la situación para juzgar si la Policía actúa adecuadamente o no. El problema de Hong Kong es que se trata de una crisis política convertida en disturbios sociales. La crisis está alcanzando unas dimensiones que empiezan a superar la capacidad de la Policía.

¿Existe una manera pacífica de salir de la situación?

No parece que exista una salida fácil. El origen del dilema actual está en el diseño sin precedentes de la fórmula "Un país dos sistemas". Para que una solución pacífica funcione, ambas partes deben comprometerse. Por un lado, Pekín tiene que respetar el principio de los "dos sistemas", como aconsejaba recientemente el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, y por otro, los manifestantes de Hong Kong deben recordar que son parte de un "único país".

Un acuerdo tan frágil puede colapsar fácilmente si no se respetan los equilibrios. Si Pekín enfatiza la idea de "un país" al tiempo que Hong Kong exige "dos sistemas" no parece que exista un futuro común.

¿Qué estrategia está siguiendo Pekín en la crisis de Hong Kong?

La estrategia de Pekín de no intervenir en la crisis es acertada. China es plenamente consciente de las debilidades de la ciudad autónoma. Hong Kong ha perdido capacidad de fabricación. Su gran dependencia de las finanzas, el comercio y el turismo hace que pekín sea sea indispensable para sus subsistencia. Por otro lado, las protestas y las consiguientes contracciones de la economía de Hong Kong han llevado a las empresas a reconsiderar sus planes futuros, destruyendo así la confianza estratégica de la ciudad.

Si se llegara al caso de que las empresas instaladas en Hong Kong abandonaran el territorio, Hong Kong perdería cualquier capacidad de negociación con Pekín, provocando que las ciudades chinas vecinas, especialmente Shenzhen, Zhuhai y Guangzhou, se beneficien de la situación.

En 1997, el PIB de Hong Kong era más del 17% del de China continental; en 2018 fue menos del 3%. Y la violencia no sofocada reducirá aún más la proporción este año. Puede que Pekín no se lamente demasiado si Hong Kong se hunde.