Francia

Los sindicatos redoblan el órdago a Macron

Dimite Jean-Paul Delevoye, arquitecto de la reforma de las pensiones. Francia vivirá mañana otra jornada de huelga tras un lunes caótico

Jean-Paul Delevoye, durante una sesión en la Asamblea Nacional francesa en París. © EFE/EPA/YOAN VALAT
Jean-Paul Delevoye, durante una sesión en la Asamblea Nacional francesa en París. © EFE/EPA/YOAN VALATlarazonEFE

El pulso de hierro entre los sindicatos y el Gobierno francés libra mañana una batalla crucial tras 13 días de huelga de transportes y dos jornadas de movilización nacional. La de hoy, la tercera, se antoja como el termómetro decisivo que deba inclinar la balanza de uno u otro lado por varios factores. El principal es que los franceses ahora sí que conocen los detalles de la reforma, después de que el miércoles los desvelara el primer ministro, Édouard Philippe. Los argumentos a favor o en contra de dicho plan son ahora más nítidos que al principio de las protestas. Prueba de ello es la novedosa postura del sindicato cristiano CFDT, hasta ahora el más cercano a las reformas del Ejecutivo, que dijo tras la comparecencia de Philippe que el Ejecutivo había traspasado la línea roja al establecer la edad de 64 años para obtener la pensión completa de jubilación. Hasta ahora era de 62. De esta forma, el principal sindicato de Francia, que hasta ahora había mantenido un apoyo crítico a Macron, se une al frente sindical que hoy sale a las calles y aumenta la presión para el Gobierno.

La otra circunstancia que sube la presión para el Gabinete afecta a uno de los principales protagonistas de la circunstancia sociopolítica que vive Francia. El alto comisario francés para la reforma de las pensiones, Jean-Paul Delevoye, que tenía rango de ministro, ha dimitido como consecuencia del escándalo desencadenado por no haber declarado 13 cargos –la mayoría honoríficos, pero dos de ellos muy bien remunerados– que simultaneaba en empresas e instituciones, en contra de la legislación sobre incompatibilidades y conflictos de interés. La situación de Delevoye era insostenible después de que se acumularan las revelaciones periodísticas que han mostrado sus lazos con el sector de las aseguradoras, potenciales beneficiarias de un debilitamiento del sistema público de pensiones. Toda una bomba de relojería para el Gobierno en el momento más crucial que afecta justo al personaje angular de esta polémica reforma.

El otro factor que pende de la jornada de este martes es la perspectiva de la Navidad. En medio de una huelga de transportes indefinida, cada vez más franceses se preocupan por sus planes para la próxima semana. La dimensión emocional entra en la batalla de la reforma de las pensiones con miles de personas que no saben si sus trenes o aviones se pueden quedar inmovilizados. La exasperación y el cansancio se evidencian cada vez más. Los pocos autobuses y tranvías que este tarde circulaban por París lo hacían abarrotados de gente y en circunstancias prácticamente inhumanas. Los accesos a la capital volvieron a colapsarse con más de 600 kilómetros de atascos.

Nadie cree ya en una solución inmediata y lo que se busca ahora es contención, una tregua, al menos por el período vacacional. Pero ni siquiera esto tiene hoy por hoy garantías. Por parte del Gobierno, aunque ya ha hecho concesiones a sectores como el policial y ha subrayado que la reforma será paulatina, tampoco está dispuesto a ceder. Philippe ha reiterado que no tiene «absolutamente ningún miedo a aplicar la reforma» y ha vuelto a invitar a los sindicatos al diálogo. Con todos estos factores sobre la mesa, las cifras nunca contaron tanto como hoy. Los sindicatos esperan sobrepasar el número de movilizados, un millón y medio y 800.000 personas, respectivamente. Según varios analistas, sobrepasar la cifra del millón puede ser una barrera psicológica importante en estos momentos.