Estados Unidos

El muro republicano en el Senado

Termina la acusación demócrata en el “impeachment” sin variar las posiciones de los conservadores. Hoy empieza el turno de la defensa y, salvo sorpresas, no se aprobarán nuevos testimonios. La absolución de Trump, más cerca

Senate impeachment trial of US President Donald J. Trump
El senador y ex candidato a la Casa Blanca Mitt Romne/EFEMICHAEL REYNOLDSEFE

Con una estrategia centrada en usar palabras textuales de Donald Trump durante su acusación, los demócratas han buscado durante todas sus intervenciones capitalizar el enfoque sin filtro del propio presidente para demostrar que no dice la verdad. El tercer impeachment llevado a cabo en la historia de EEUU iniciaba su la última sesión por parte de los demócratas con un repaso de lo que se había venido anunciado el resto de la semana, desde que el martes diera comienzo formalmente el juicio político en la Cámara Alta .

Si bien la sesión completa del día anterior la habían destinado a demostrar el abuso de poder por parte del presidente y su vulneración de la Constitución, los demócratas enfocaron su comparencia del viernes en enfatizar el otro cargo presentado contra Trump, la obstrucción al Congreso. La acusación demócrata, tal y como pusieron de manifiesto desde el inicio de su primera sesión del martes, continuaron con la argumentación de inculpar al presidente por corrupción, por atacar la Constitución y la separación de poderes en su intento de influir en las elecciones de 2020 al intentar obtener información de Ucrania para perjudicar a Joe Biden, su rival político y ex vice presidente de EEUU. No obstante, el énfasis puesto en la figura de Biden es un arma de doble filo. Los demócratas son conscientes de que es difícil de explicar a las norteamericanos, en general, y a sus electores, en particular, el suculento contrato que obtuvo el hijo lobbista del ex vicepresidente, Hunter Biden, con la mayor gasística del país. Los liberales destacaron que «la conducta de Trump es mala, ilegal y peligrosa, y engloba los peores temores de los padres de nuestra Constitución», según palabras del senador demócrata Jerry Nadler, puntualizando que si esto es razón suficiente para el «impeachment», «entonces nada lo es», durante la jornada de presentación de argumentos del día anterior.

Centrada en usar las propias palabras del presidente contra él, la estrategia de la acusación demócrata tenía como finalidad, a lo largo de toda su comparecencia, maximizar las contradicciones de Trump. Para ello, emplearon múltiples vídeos con declaraciones de diversos testigos implicados de manera directa e indirecta en la relación entre el equipo cercano de Trump y el Gobierno de Ucrania.

Los demócratas insisten en que Trump no podrá bloquear el «impeachment» usando el decreto presidencial, un privilegio competente que le otorga su posición de presidente de EEUU y cuyo usó contempló con el fin de evitar que altos cargos de su Administración comparezcan como testigos en su juicio político. La única posibilidad de que el impeachment contra Trump dé un giro inesperado sería la fuga de algún voto indeciso republicano que le otorgara la minoría necesaria a los demócratas para sacar adelante sus peticiones de aportar nuevas pruebas y llamar a declarar a testigos clave del proceso, como el ex asesor de seguridad John Bolton. Algo que, de hecho, los republicanos plantearon como moneda de cambio si Hunter Biden, el hijo del candidatos presidencial Joe Biden por quien salió a la luz el conocido como caso Ucraniagate, accedía a declarar también como testigo. Pero los demócratas lo descartaron rotundamente.

Por primera vez desde que comenzara el «impeachment» esta semana, el departamento de prensa del Senado ofrecía invitaciones por correo electrónico para participar en comparecencias de última hora en los pasillos de la Cámara y acreditaciones a los corresponsales registrados, poco antes de que diera comienzo la última sesión de los demócratas del viernes. Los días anteriores fue prácticamente imposible encontrar participar en primera línea, y los pocos periodistas que lo consiguieron tuvieron que seguir unas normas más propias de tiempos en los que no existían las nuevas tecnologías. Papel y lápiz en mano, sin la posibilidad de usar ningún dispositivo móvil, tan sólo algo de agua en caso de necesidad y mucha paciencia para esperar en la larga fila de acceso y de seguridad, la única opción de seguir de cerca el juicio político era venciendo esos desafíos para conseguir un asiento por un corto de «corta duración» y en absoluto silencio.

Tras finalizar la presentación de 24 horas de los argumentos de la acusación por parte de los demócratas, todo apunta, según fuentes internas, a que la primera sesión de l8 horas de la defensa de Trump este sábado no se va a prolongar tanto tiempo. Y es que tal y como los republicanos no se han cansado de repetir en referencia a las intervenciones demócratas del juicio político esta semana, quieren evitar que las sesiones sigan siendo tan «repetitivas». Tanto que han llegado a compararlas con el interminable «día de la marmota».

A pocos metros del Capitolio, y en plena comparecencia de la acusación demócrata contra Trump en su juicio político, se producía un hecho sin precedentes en el país: la histórica participación de Trump en una marcha contra el aborto, algo que hasta ahora nunca antes había sucedido con ningún alto cargo de la Administración y que destapaba el acontecimiento como una más de sus maniobras de distracción del presidente. Ya se le achacó desde el inicio de su juicio político con el conflicto con Irán, la firma del acuerdo comercial parcial con China, su presencia en Davos -los años anteriores no ha asistido- o la reunión anunciada para la próxima semana con el líder israelí Netanyahu y su opositor Gantz para presentar supuestamente su plan de paz el próximo martes en la Casa Blanca.