Impeachment
Hasta una docena de republicanos podría traicionar a Trump
El Senado de EE UU debate si llama o no a más testigos en el juicio al presidente. Los demócratas quieren que acuda el explosivo John Bolton
Dos días de preguntas y respuestas en el Senado. Dos sesiones consecutivas, este miércoles fue la primera, en la que los senadores pueden cuestionarse unos a otros, preguntar y repreguntar a través del hombre que dirige el “impeachment”, el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. Después siguen 4 horas de debate en la que unos y otros tasarán la necesidad de llamar a declarar testigos y consultar nuevos documentos.
Si gana el “sí” el “impeachment” contra Donald Trump conocerá nuevos y briosos días. Si sale el “no” el fin del proceso y la absolución estarán ya al alcance de la mano. El presidente había escrito en Twitter, apenas una hora antes de arrancar la sesión del miércoles, que “no importa cuántos testigos brindemos a los demócratas, no importa cuánta información se les ofrezca, como por ejemplo las Transcripciones elaboradas al instante, NUNCA es suficiente para ellos. Siempre gritarán INJUSTO. ¡Su acusación es solo otro de Estafa Política!”.
Sus defensores, durante la sesión, explicaron por boca del subsecretario de la Casa Blanca, Pat Philbin, que si el Senado acepta llamar testigos el proceso podría prolongarse «durante meses». Esto es, el legislativo de EE UU quedaría encerrado sin otra cosa que hacer excepto investigar al presidente y demorar cualquier consideración legislativa. Y había nervios. Palpables por ejemplo cuando el ex candidato a la presidencia, el senador Mitt Romney, anunció su batería de preguntas. Entre otras cosas quiere saber qué le pidió Trump al abogado Giuliani que hiciese en Ucrania y en qué fecha por qué motivo pidió Trump que fuera suspendida la colaboración con Ucrania.
Todo estaba preparado para revolverse, para liquidar el circo y enfilar sin nuevos sobresaltos la larga campaña hacia las elecciones del 2020. En los días previos los de Trump acusaron a sus acusadores, invocaron el fantasma del golpe de Estado, recuperaron la bandera de la legitimidad, transformaron las tormentosas sesiones en una enmienda contra el congresista Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia y bestia negra del trumpismo, y contra el mismísimo Obama.
Hasta que el “New York Times" informó a principios de semana que según el ex consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, Trump le aseguró en agosto de 2019 que había ordenado congelar 400 millones de ayuda a Ucrania hasta que el país no aceptase investigar al hijo de Joe Biden. Las palabras de Bolton, dinamita sin cortar, están en la autobiografía, “La habitación donde sucedió: una memoria de la Casa Blanca", que el antiguo embajador de EE UU ante Naciones Unidas ha enviado al Departamento de Estado para que chequeen y en su caso tachen posibles indiscreciones que afecten a material clasificado.
«Mentira», clama Trump, que a continuación ha acusado a Bolton de inepto y traidor. Lo describió como «un tipo que no logró que le aceptasen como embajador ante la ONU hace años» y que le «”rogó” que le diera un trabajo que no necesitase la aprobación del Senado, y que le di a pesar de que muchos dijeron “No lo hagas”». Todavía peor, comentó que si llega a seguir sus consejos el mundo estaría ya en «la Sexta Guerra Mundial». Por supuesto Bolton es el hombre que podría inclinar todo.
De hecho se especula que al menos una docena de senadores republicanos todavía dudan con la posibilidad de votar a favor de los testigos. Por si acaso la Casa Blanca ya ha enviado una carta a los abogados del Bolton para advertirles que no publique su libro. Y varias cadenas, como CNN, informan de que según un funcionario del consejo de Seguridad Nacional, «el libro parece contener cantidades significativas de información clasificada», por lo que «no puede publicarse ni divulgarse sin la eliminarla».
De vuelta al Senado, respecto a la perspectiva de que el enemigo votase en su favor, de que algunos demócratas desertaran de los suyos, Trump comentó que el «el Llorón Chuck Schumer», por el presidente de la minoría demócrata en el Senado, «nunca permitirá que suceda». Desde el escaño, Schiff negó que sea posible «un juicio justo sin testigos». Y cuando «tienes un testigo tan obviamente relevante como John Bolton», alguien que además «se ha ofrecido voluntario para venir a testificar», rechazarlo destruiría la supuesta «imparcialidad del jurado».
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