México
¿Quién es el “Barón del delito”? El primer narco en fugarse de la cárcel por un túnel
Alberto Sicilia Falcón utilizó este método para escaparse antes que otros grandes como El Chapo Guzmán
Alberto Sicilia Falcón nació en Matanza, Cuba, el 30 de abril de 1945. Era un individuo diferente, singular, de aquellos que parece tienen un aura distinta cuando te encuentras frente a frente con él. Esto sin embargo, no quiere decir que fuese un ángel caído del cielo, todo lo contrario. Sicilia era conocido por tener un carácter agresivo y una actitud problemática. De hecho, en su juventud fue arrestado en varias ocasiones por conducta desordenada, vandalismo y sodomía entre otros cargos. A este último respecto, se comentaba en la época que tenía tendencias bisexuales. Su singularidad y su gran fama como narcotraficante en México durante los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) primero, y de Luis Echevarría (1970-1976) después le llevaron a hacerse un hueco en la primera temporada de la serie de Netflix, “Narcos de México”.
Desde temprana edad comenzó a desarrollar este carácter rebelde, en su adolescencia, participó en movilizaciones en contra del dictador cubano Fulgencio Batista, y en un primer momento apoyó el ascenso al poder de Fidel Castro. Poco después empezaría a tener problemas con las autoridades, lo que le acarreó sus primeras detenciones. Sin embargo, su apoyo a Fidel Castro tornaría cuando éste comenzó a requisar bienes a la Iglesia y a ordenar el fusilamiento de disidentes cercanos a él, lo que hizo que cambiara de bando y se sumase a la contrarrevolución.
El 17 de julio de 1961, a los 16 años de edad y con la ayuda de algunos contactos, logra escapar a Cuba en un vuelo de Pan American Airlines rumbo a Miami. Allí es recibido como refugiado político, adonde más tarde se trasladarían también sus padres. Dos años más tarde decide enrolarse en las filas del Ejército de Estados Unidos, con la esperanza de llevar a cabo un aprendizaje que le fuese útil a la hora de intentar conspirar contra Fidel Castro desde el exilio. Más allá de sus misiones militares en Estados Unidos desempeñó también trabajos temporales, hasta que sumido en un espiral de acciones contrarrevolucionarias, vandalismo, e intentos de seducción para que se infiltrase en Cuba, decidió marcharse a México donde el rumbo de su vida pegaría un gran cambio.
Inicios en el narcotráfico
Sicilia se asentaría en México, concretamente en Tijuana, donde comenzó a dedicarse al narcotráfico, empezando en primer lugar a traficar con marihuana, y a operaciones de compraventa. Un momento clave en su ascensión hacia la cima del narcotráfico en México, se produjo cuando conoció a Ramón Mata Ballesteros. El narco no sólo tenía el control de Tijuana, si no que con el paso del tiempo su área de influencia se extendió hasta Distrito Federal y Guadalajara.
Alberto Sicilia Falcón, pasaría a ser conocido como “El Barón del Delito”, un narco terrible y audaz, con fama de tener sangre fría, pues según se decía en la época, era capaz de matar a sus enemigos con sus propias manos, esbozando una sonrisa al mismo tiempo. Sus negocios procedentes de la droga y el tráfico de armas le aportaban un montante mensual que ascendía hasta los 20 millones de dólares.
Era un individuo excéntrico y ostentoso, y así le gustaba hacerlo notar en su amplio repertorio de coches de lujo, propiedades inmobiliarias... A sus famosas fiestas acudían personajes de toda clase, políticos, empresarios, estrellas de cine, policías sobornados e incluso agentes del Gobierno. En estas celebraciones se bebía Dom Perignon y se fumaban puros Montecristo. Llegó a ser tan poderoso que incluso la CIA se aprovechaba de éste y de su influencia para ordenarle suministrar armas a las guerrillas anticomunistas y a las bandas paramilitares de Centroamérica, a cambio de protección para continuar con sus actividades ilegales en Estados Unidos.
Cambio de suerte
“El Barón del Delito” fue arrestado en julio de 1975 mientras descansaba en una de sus mansiones de la lujosa zona residencial de Pedregal. Fue trasladado a la cárcel de Lecumberri, conocida como “El Palacio Negro”, por la crueldad que se infringía entre sus corredores. Llevaba poco tiempo entre rejas cuando fue torturado para intentar sonsacarle información acerca de sus colaboraciones con la CIA. Sospechaban que Sicilia entregaba información sobre otros narcos de la región. Más tarde, y sin pudor alguno sobornó a aquellos que supervisaban sus movimientos, de manera que le resultase más sencillo trazar un plan de fuga.
Su primer intento fue un fracaso, un helicóptero sobrevolaba el patio de la cárcel, y de él colgaba una cuerda a la que se agarró para escapar, si bien semanas más tarde sería arrestado nuevamente y enviado de regreso a prisión. El 26 de abril de 1976 se descubrió que “El Barón del Delito” había conseguido escaparse de nuevo, después de haber trabajado durante semanas en la excavación de un túnel de 40 metros de largo y 80 centímetros de ancho, que desembocaba en una vivienda de la calle Tercera Cerrada de San Antonio de Tomatlán. Durante la inspección de la mencionada vía de escape, los funcionarios de prisión encontraron las herramientas que había utilizado, e incluso planos de la misma. Al igual que en la primera tentativa, fue nuevamente detenido y sentenciado a 20 años de privación de libertad. Para prevenir futuros conatos de huida, fue trasladado a la prisión de máxima seguridad de La Palma.
“El Barón del Delito” saldría en libertad en el año 1999 a los 75 años de edad, y desde entonces no se tienen noticias suyas. Sin embargo, tras su último intento de fuga dejó tras de sí un rastro de corrupción con su correspondiente escándalo. Altos mandos policiales y la propia dirección de la penitenciaría se vieron involucrados.
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