Coronavirus

Estos son los ocho proyectos de vacuna más prometedores contra el coronavirus

Más de cien ensayos científicos se afanan actualmente por dar con la fórmula mágica que mate al Covid-19. Estos son los que parecen ir un paso por delante

Un científico en un laboratorio
Un científico en un laboratorioLa RazónLa Razón

La propagación del coronavirus por todo el mundo ha hecho que numerosas instituciones en todo el mundo se hayan puesto manos a la obra para tratar de encontrar una vacuna que frene lo antes posible la pandemia. Habría al menos 115 proyectos en marcha, según la revista “Nature”, la mayoría privados, aunque son varios los que cuentan con apoyo de distintos Estados.

La urgencia de la crisis ha obligado a agilizar como nunca en la historia los prodecimientos, saltando pasos antes obligatorios con el objetivo de iniciar cuanto antes los ensayos en humanos. También se han multiplicado las aportaciones económicas. Y aunque algunos de los resultados preliminares son prometedores, salvo milagro de la ciencia, no permiten confiar en el hallazgo de una vacuna efectiva y en el mercado antes de un año.

Instituto Jenner de la Universidad de Oxford

Este proyecto, en el que también participa la italiana Advent-Irbm, ya ha comenzado sus ensayos en humanos, “varios centenares” de voluntarios, según el profesor de esta prestigiosa universidad británica John Bell, que espera los primeros resultados para el mes de junio. Y si todo va bien, el objetivo es tener cien millones de dosis para final de año. El equipo de Oxford está utilizando una versión atenuada de un adenovirus del chimpancé que ha sido modificado para que no se reproduzca en humanos.

Lo prometedor de la ChAdOx1 nCoV-19 es que ya se había probado con muy buenos resultados en el macaco rhesus, cuyo genoma coincide con el de los humanos en un 97,5%. El científico Vicent Munster, que dirigió la investigación del experimento, señaló al periódico “The New York Times” que varias dosis fueron inoculadas en marzo a seis macacos rhesus en el laboratorio Rocky Mountain del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos en Montana. Posteriormente, los macacos fueron expuestos a grandes cantidades del virus SARS-CoV-2, con las que ya habían enfermado otros monos en las instalaciones del laboratorio. Un mes después, los seis macacos permanecían sanos.

Obviamente, la inmunidad lograda con los macacos no garantiza que una vacuna proteja y sea segura con las personas, pero desde luego es muy alentador el experimento y se ha abierto una esperanza.

Cansino Biologics

La compañía CanSino Biologics aborda este proyecto junto a la Academia Militar de Ciencias Médicas del Ejército Popular de Liberación del Ejército chino. Tiene la peculiaridad y garantía de que está dirigido por la bioingeniera y general de brigada Chen Wei. Ésta se desplazó a Wuhan ya a finales de enero para trabajar sobre el terreno y algunas fuentes asegura que fue la primera, junto a otros seis miembros de su equipo, en inocularse la vacuna con la que están ensayando desde entonces en humanos.

Se trata de una vacuna llamada de subunidad, una fórmula de nueva generación que solo contiene ciertos antígenos específicos sin patógenos, por lo que es considerada más segura que las técnicas tradicionales. En una primera etapa se ha aplicado a 108 personas sanas elegidas de entre más de 5.200 candidatos, las cuales fueron divididas en tres grupos de acuerdo a la dosis recibida.

Los datos preliminares de esta fase inicial fueron positivos y ahora se ha ampliado la muestra para comprobar que es segura y efectiva.

Moderna Therapeutics

Esta empresa estadounidense, con sede en Boston, Massachusetts, anunció a mediados de marzo el inicio de ensayos con voluntarios humanos de la vacuna mRNA-1273, apenas dos meses después de haber recibido el código genético del nuevo coronavirus.

Todo un récord de precocidad que se vio favorecido porque se saltó los ensayos en animales. Basa su proyecto en el ARN, Ácido Ribonucleico Mensajero combinado con el código genético del virus y que así el sistema Inmune cree una respuesta ante la infección. El ARN mensajero es una molécula que “lee” las instrucciones contenidas en el ADN para ordenar a la célula que fabrique las proteínas necesarias para realizar sus funciones.

La mRNA-1273 de Moderna no está producida con el Covid-19. Está basada en un ARN mensajero o ácido ribonucleico mensajero. Requiere inyectar un pequeño segmento del código genético del virus, que los científicos lograron crear en el laboratorio, para que éste provoque una respuesta del sistema inmune.

Inovio Pharmaceuticals

La vacuna INO-4800 de Inovio, una empresa de biotecnología afincada en Pensilvania, también se basa en una nueva estrategia de investigación. Concretamente, se centra en una inyección directa de ADN a través de un plásmido (una pequeña estructura genética) para que las células del paciente produzcan los anticuerpos para combatir la infección.

El proyecto está financiado con fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates y la Coalición para las innovaciones de preparación para epidemias.

De acuerdo a la información facillitada por Inovio, para analizar su funcionamiento en humanos sus expertos trabajan con una muestra de 40 personas sanas. Cada voluntario recibirá dos dosis de la vacuna, con cuatro semanas de diferencia. Si los resultados son positivos, la compañía comenzará otro estudio centrado en evaluar la eficacia de la vacuna contra el virus.

BioNTech

La compañía alemana BioNTech, especializada en tratamientos contra el cáncer, se alió con la farmacéutica estadounidense Pfizer, para trabajar en el desarrollo de su vacuna contra el coronavirus en enero. Tras probarla con éxito en ratones, ya ha comenzado los ensayos en un grupo de 200 humanos sanos, con cuatro variantes de un prototipo de inyectable basada también en ARN mensajero sintético.

En el caso de la BNT162, BioNTech ha diseñado un ARNm para que penetre en la célula humana y la haga producir proteínas muy similares a las del virus, de forma que provoque una reacción del sistema inmunitario que genere anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Los ensayos en una segunda fase se harán en personas de más riesgo.

Johnson & Johnson

La gigante farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) ha estado trabajando en una vacuna desde enero, asociada con la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (Barda, por sus siglas en inglés), una división del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Ambos se han comprometido a invertir mil millones de dólares.

La empresa ha empleado la misma tecnología que había usado para desarrollar una vacuna contra el virus del ébola, utilizando una versión desactivada del virus para intentar provocar una respuesta inmunitaria en los humanos.

Planea comenzar los ensayos clínicos en humanos en septiembre, con el objetivo de que los primeros lotes estén disponibles para su autorización de uso de emergencia a principios del próximo año, según anunció la compañía. Ya "probamos varias vacunas candidatas a aprobación en animales para seleccionar la mejor. Nos llevó doce semanas el ensayo”, declaró a la AFP el científico jefe de J&J, Paul Stoffels.

Sanofi y GlaxoSmithKline

La vacuna para la que se han unido estas dos grandes compañías combina la tecnología que Sanofi utiliza en la fabricación de su vacuna de la gripe, aprobada y en el mercado desde 2013, y un adyuvante de GSK, un aditivo que debe aumentar la efectividad y facilitar la producción.

La compañía francesa, que cuenta con financiación del departamento de salud de EE UU, ha sintetizado un fragmento del ADN en que está codificada o escrita la secuencia genética para fabricar la proteína S del coronavirus. Cuando éste entra en el organismo, las células del sistema inmunitario lo combaten generando anticuerpos que se unen a un antígeno, una estructura concreta del patógeno. Como si fueran llaves capaces solo de entrar en determinadas cerraduras.

En el caso de la Covid-19, esa cerradura es la proteína S y lo que hace el ADN sintético de Sanofi es producir pequeñas copias del antígeno, de la llave, pero sin capacidad de infectar a la célula. Es una técnica llamdaa del ADN recombinante, que se sumará el adyuvante de GSK, que ya se probó en la epidemia de gripe aviar H1N1 de 2009. Añadir un adyuvante puede aumentar la respuesta inmunitaria del organismo y, además, podría reducir la cantidad de proteínas necesarias para cada vacuna, lo que permitiría producir más dosis de vacuna.

Instituto Médico Genoinmune y Sinopharm

Aparte de la propuesta de Cansino, China tiene en marcha otras dos propuestas prometedoras. Por un lado, la vacuna LV-SMENP-DC del Instituto Médico Genoinmune de Shenzhen, centrada en el uso de células dendríticas modificadas con vectores lentivirales. Y la tercera candidata del país asiático es una vacuna de virus inactivado del Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, subordinado al Grupo Farmacéutico Nacional de China, Sinopharm. Sinopharm ha producido más de 50.000 dosis para sus ensayos iniciales. De confirmarse su efectividad, está preparada para alcanzar una producción de tres millones de dosis por lote hasta llegar a los 100 millones de dosis anuales, según fuentes oficiales.