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Portugal da marcha atrás y confina los suburbios de Lisboa por un brote

Costa anuncia el encierro de 19 distritos por el auge de los contagios. Los vecinos sólo podrán salir a trabajar, a la farmacia y al supermercado

Portugal da un nuevo paso atrás en su vuelta a la normalidad. Los brotes que desde hace un mes acosan a la región de Lisboa han obligado a confinar hasta 19 freguesías (un órgano administrativo que se sitúa un escalón por debajo de los ayuntamientos en Portugal, similar a los barrios) del área metropolitana de Lisboa.

Sus vecinos solo podrán salir para trabajar, ir a la farmacia o al supermercado. La medida les devuelve a lo que vivieron mientras estuvo en vigor el estado de emergencia en el país, que se levantó el 3 de mayo, y que ahora vuelve a ser necesario para reconducir la situación. En estas zonas se concentra la mayoría de los contagios, que desde hace un mes rondan los 300 nuevos positivos diarios. El ritmo ha sido tal que esta semana la región de Lisboa se alza como la más afectada de Portugal, que al inicio de la pandemia tuvo, como Italia, su foco en el Norte.

Ahora las cosas son muy diferentes. La preocupación es manifiesta pocos días después de que se anunciase que Lisboa acogerá en agosto la final a ocho de la Champions, algo considerado un logro para los intereses de la ciudad, pero que también atrajo una atención agregada a los números de infección. Tras semanas asegurando que los casos aumentaban porque también lo hicieron los tests -Portugal es el sexto país de la Unión Europea con más pruebas realizadas por millón de habitantes- las dudas subieron con los testimonios de expertos que apuntaron que ello no justificaba toda la subida.

“Es evidente que los tests no crean casos, pero también es evidente que cuanto más tests se hagan más probabilidad hay de que salgan casos”, ha acabado por admitir el primer ministro, António Costa, encargado de anunciar el nuevo confinamiento, que aplica a una freguesía de la ciudad de Lisboa y a otras 18 de su periferia.

Según los expertos, los nuevos contagiados son fundamentalmente trabajadores, sobre todo dedicados a la construcción y con empleo temporal de baja cualificación. Personas que no pudieron teletrabajar y que por tanto nunca se confinaron completamente en casa. Un contexto agravado con la desescalada, que en Portugal comenzó el 4 de mayo y se ha distribuido en tres fases, y que llevó a que la población abarrotase el transporte público, otro de los puntos calientes.

Precisamente este jueves se ha acordado recuperar al 90 % la capacidad de los transportes, limitada durante la emergencia, a partir del 1 julio, fecha en la que también el país espera empezar a recibir turistas que ayuden a paliar el golpe económico del coronavirus.

Pero para atraerlos tendrán que mejorar cifras. El Gobierno ha dividido el país en tres grupos: el más afectado, las 19 freguesías confinadas, donde también están prohibidas reuniones de más de cinco personas, algo que vigilará autoridades gubernamentales; en un segundo nivel de gravedad esta todo el área metropolitana de la capital, que cuenta con 18 municipios, donde no podrá haber reuniones de más de 10 personas y los establecimientos cerrarán a las 20.00, salvo restaurantes.

Finalmente, el resto de Portugal, donde no habrá encuentros de más de 20 personas y no se podrá consumir bebidas en la via pública.