India

Aumenta la preocupación por la escalada de tensión entre India y China, los países más poblados del mundo

Ambos ejércitos llevan 18 semanas con las espadas en alto debido a un conflicto fronterizo enquistado. Las autoridades indias temen una guerra en dos frentes: con China en el este y Pakistán al oeste

Tensions at India-China border
Vehículos del Ejército indio en la carretera hacia LadajFAROOQ KHANAgencia EFE

Hace sesenta años, China e India se enzarzaron en una corta guerra por una disputa fronteriza que terminó con China como ganador y una tregua provisional. Allá en las altas cumbres del Himalaya, cuya orografía no ayuda para nada a la fijación de fronteras, el conflicto se resolvió parcialmente con el establecimiento de la conocida como Línea Actual de Control (LAC).

Pero aun así, quedaron dos zonas dominadas por sendos ejércitos sin una línea definida que delimitara oficialmente hasta dónde llegaba el control de cada uno. Desde entonces, la zona vive una especie de calma tensa en la que cada vez que estalla la violencia, el mundo observa con atención los pasos que siguen estas dos potencias nucleares.

Después de cuatro décadas de ligeros encontronazos,la tensión se ha disparado en este 2020. Tras varias escaramuzas menores, el episodio más violento se vivió el pasado mes de junio, cuando los uniformados de ambos países se enfrentaron en una batalla medieval en el valle de Galwan. Como resultado, veinte soldados indios murieron a manos de las tropas chinas. Por su parte, Pekín también reconoció haber sufrido bajas, aunque se negó a desvelar cuántas.

Más sorpresa causó el saber cómo se habían producido los incidentes entre las dos naciones más pobladas del mundo. Una lucha cuerpo a cuerpo con piedras y palos, que dejó heridos a otros 76 uniformados indios. Algunos informes no verificados señalaron entonces que los soldados chinos habrían usado palos con clavos y que algunos indios se habrían caído del acantilado durante la pelea. Lo que sí se supo después es que los heridos más graves estuvieron expuestos a bajos niveles de oxígeno y temperaturas bajo cero durante la noche, lo que sumado a la dificultad de transportarlos en el empinado terreno, dificultó las labores de búsqueda y rescate.

Metodología arcaica

La explicación de utilizar estos métodos tan arcaicos es que en base a un acuerdo alcanzado en 1996, estas tropas sitas a unos 4.300 metros tienen prohibido disparar armas; utilizar tanques, vehículos de combate, obuses, morteros o misiles; y volar aviones militares dentro de los diez kilómetros de LAC. Sin embargo, esta misma semana las dos partes se han acusado mutuamente de disparar tiros de advertencia y romper el acuerdo de cuatro décadas. Este hecho ha aumentado el temor a un conflicto con más víctimas mortales como ya sucediera en la guerra fronteriza de 1962 entre los dos países, cuando cientos de chinos y miles de indios perdieron la vida.

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Fuentes del Gobierno indio aseguraron precisamente esta semana que hay más de 50.000 soldados chinos en la LAC “dentro del campo de tiro” separados de los indios por unos pocos metros. Un escenario que ha alimentado las dudas sobre si realmente será efectivo el acuerdo alcanzado este jueves por el ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi y su homólogo indio S. Jaishankar para reducir las tensiones y retirar las tropas.

Oficialmente, ambas partes quieren mantener la paz y comprometerse con “nuevas medidas de fomento de la confianza”, según la declaración conjunta. Pero mientras Pekín ha pedido a Delhi que se abstenga de “acciones provocadoras”, India mantiene su preocupación por la cantidad de tropas que se concentran en la LAC. Más aún cuando las filas chinas estarían preparándose para superar los desafíos de una guerra a gran altitud y acortar las líneas de suministro de tropas en la disputada frontera del país con India. Según los medios estatales chinos, estarían probando tecnología militar más avanzada como un nuevo lanzacohetes de infantería con capacidad mejorada antitanque y anti-búnker.

Para Kanwal Sibal, ex secretario de Relaciones Exteriores de India, la declaración conjunta no abre nuevos caminos y parece una repetición de lo dicho anteriormente, dado que ambas partes estarían a favor de una solución militar. “China, como agresor, tiene que hacer el mayor esfuerzo, pero como potencia más fuerte querrá que India se doblegue más. No hay ningún avance a la vista. Nos espera un largo camino”, agregó.

El enfrentamiento continuará durante el invierno

De hecho, algunos analistas apuntan a que es probable que el enfrentamiento continúe durante el invierno, cuando las temperaturas en la región de Ladakh alcanzan los 60 grados bajo cero. Eso, sumado a fuertes vientos y un terreno hostil hará difícil mantener el aumento de tropas, que también necesitarán nuevas infraestructuras en el lugar. “De alguna manera, quien tenga la mayor concentración de tropas tendrá que trabajar más duro para mantenerlos allí en el invierno”, afirmó Rajesh Rajagopalan, profesor de política internacional en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi.

Estas dieciocho semanas con las espadas en alto también han abierto sus diferencias en otros muchos frentes. El sentir popular en India, tras las bajas en sus filas, se ha vuelto cada vez más hostil hacia Pekín. Además, Delhi teme una guerra en dos frentes, con China en el este y Pakistán en el frente occidental coordinando simultáneamente una acción militar en su contra.

Con la vista puesta en esta remota región del Himalaya e incluso si se evita un conflicto militar es probable que continúen los enfrentamientos y las tensiones a lo largo de la LAC. Aun así, para los analistas del Stimson Center esta situación podría tener un lado positivo, ya que podría obligar a los países a acordar un límite más definido.

“Con más tropas y enfrentamientos, las dos partes desarrollarán gradualmente un entendimiento común en cuanto a quién está ubicado dónde”, explicaron. Eso sí, hasta que eso suceda, la relación entre ambos se enfrenta a un futuro incierto y hay pocas expectativas de que vuelvan a la normalidad a corto plazo. “Creo que pasarán algunas décadas antes de que los lazos entre India y China vuelvan incluso a una apariencia de normalidad”, afirmó Rajagolapan.