El ocaso chavista
El respaldo de los venezolanos a Maduro cae al punto más bajo desde 2014
Las elecciones fraudulentas no solo dejaron constancia del sistema dictatorial que rige en Venezuela, sino también demostraron el descalabro del apoyo electoral al régimen
Aún está fresca la discusión sobre los resultados de la jornada del 6 de diciembre y ya Nicolás Maduro anuncia que convocará elecciones regionales para gobernadores en 2021. Lo hace amparado por el «arrase» de su partido el domingo cuando se convocó a unas votaciones para elegir una Asamblea Nacional que sustituya a la que actualmente está controlada por la oposición y con Juan Guaidó a la cabeza, reconocido por casi 60 países del mundo como presidente interino del país.
Según los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), las fuerzas del chavismo obtuvieron más del 90% de los escaños de un nuevo Parlamento al aprovechar un sistema electoral que sobrerrepresenta a las mayorías, pues el partido oficial consiguió el 69% de los sufragios emitidos.
El número representa una caída de 4,6 millones de votos con respecto a la última elección a la que pudo presentarse Hugo Chávez antes de morir, y 4 millones menos que en la elección que llevó a Maduro a hacerle el relevo en la Presidencia. Un desplome en picado al respaldo de las bases bolivarianas, agravado además al tener en cuenta que la cantidad de electores ha aumentado, según el discurso oficial, y que el régimen ha implementado toda clase de presiones para obligar a los ciudadanos a votar por ellos, so pena de ser castigados con retirarles programas sociales.
“Operación Remate”
La ONG Súmate registró que el 80% de los centros electorales permanecieron abiertos pasada la hora de cierre de mesas, presuntamente inyectando más votos al sistema, como parte de la «operación Remate» que anunció públicamente Diosdado Cabello, ahora diputado reelecto por el PSUV. Además, en el 87,57% de 2.043 centros monitoreados, el escrutinio fue secreto. Algunos partidos políticos que participaron de esos comicios han denunciado manipulación de las cifras totales. El Movimiento al Socialismo, que no obtuvo ningún escaño, denunció que las cifras de abstención del 70% a escala nacional se quedaron cortas ante lo que «en realidad» pasó. Y el partido ProCiudadanos afirmó que la participación real fue apenas del 23%.
En 2017, durante las elecciones para una Asamblea Constituyente impulsada por Maduro, la empresa Smartmatic, encargada de contar los votos, denunció que el CNE había inflado en más de un millón de votos las cifras de participación. Más allá de la certeza de los números dados por las autoridades, lo que ha quedado claro es que el apoyo electoral del chavismo merma. El apoyo total que recibió es menor al 20%.
El director de Datincorp, Jesús Seguías, explica que «el chavismo se ha mantenido estable, a nivel de los estudios cuantitativos que se realizan. Hay un porcentaje del 18 a 20%. Sin embargo, hay mucho descontento interno, la motivación se va perdiendo, no sabemos hasta dónde pudo afectar esto a los resultados del 6-D. En el chavismo, hay una procesión por dentro», asegura. Este jueves, Maduro dijo que había que revisar «lo que funcionó y lo que no funcionó en la campaña», incluida «la maquinaria», al admitir que no tuvo «la misma efectividad» que en otras ocasiones.
El politólogo Luis Salamanca tiene una explicación: «La gente quiere votar en una elección siempre y cuando Maduro y su régimen respeten la democracia. Esto es una dictadura porque impide la real expresión de la pluralidad del venezolano. El problema es que el 6-D no había competencia, no hubo verdadera lucha entre las fuerzas políticas, a las cuales Maduro apartó para que no lo pusieran en riesgo».
Curiosamente, partidos aliados del chavismo, pero disidentes de Maduro, sacaron más votos esta vez que en 2015, cuando la participación superó el 70%. Un escenario que desde las cúpulas del régimen parecieron prever pues hace meses que cambiaron a las directivas de esas organizaciones para poner a leales a Maduro. Terminaron logrando el escaño de Cabello, la esposa y el hijo de Maduro, así como al estratega electoral y de propaganda del régimen, Jorge Rodríguez, entre otros.
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