Bloqueo
Renzi rechaza un Gobierno encabezado por Conte
Propone repetir la coalición con M5E y PD pero sin el abogado
La pregunta a Matteo Renzi era obligada: «¿Le pondría un veto a un futuro Gobierno de Giuseppe Conte?». El líder de Italia Viva, quien le retiró su confianza al primer ministro y abrió la crisis, hizo una pausa dramática. Inició una serie de rodeos y terminó diciendo que «es momento de saber cómo y dónde llegaremos, no quién conduce». Traducido, evitó hablar de reconciliación. Renzi acababa de reunirse con el presidente de la República, Sergio Mattarella, que hoy termina su ronda de consultas con los representantes de los grupos parlamentarios. La comparecencia del florentino era la más esperada, pues las cuentas siguen pasando por él, y tras ella Conte sale aún más debilitado.
La operación del primer ministro en funciones para captar a una serie de tránsfugas no ha dado los resultados necesarios, por lo que desde hace días se llevaba explorando la posibilidad de hacer como si nada hubiera pasado y acercarse de nuevo a Italia Viva. Renzi había sido lo suficientemente ambiguo. Hasta que acudió a su cita con Mattarella y, con un lenguaje aún críptico, emitió señales de que la negociación va por otra parte. Fuentes del partido filtraron más tarde a la prensa que Renzi no se muestra favorable a dar el encargo de Gobierno a Conte, sino que prefiere «un mandato explorativo guiado por otra persona para verificar si puede formarse con una mayoría con el Partido Democrático (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E)».
Es decir, que lo que estaría buscando Renzi es mantener la anterior alianza de partidos con otro primer ministro. Justo lo que temía Conte al presentar su dimisión. El político florentino confesó que había hablado por teléfono con Conte antes de ver al presidente de la República, aunque no reveló el contenido de la conversación. Lo que sí dijo es que eran los otros miembros de la alianza quienes deberían aclarar si están dispuestos a volver con él. «No veo la posibilidad de otra mayoría que no contemple a Italia Viva», sentenció. También dijo que prefería un Ejecutivo político, aunque estaría también «dispuesto a un Gobierno institucional», lo que, descifrando de nuevo, dejaba la puerta abierta a un primer ministro tecnócrata.
Renzi no fue tan duro en sus reproches como se había mostrado hasta ahora con Conte, pero sí que criticó «el espectáculo indecoroso» de la búsqueda de tránsfugas y puso sobre la mesa las acusaciones de oportunismo que había recibido. El líder de Italia Viva trataba de darle la vuelta a la batalla de la comunicación. Aunque mientras comparecía ante los medios, lo que se comentaba en las redes sociales era una entrevista entre él mismo y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, que estaban difundiendo las televisiones árabes. En medio de la crisis, Renzi había hecho un viaje relámpago a Riad, donde colabora con la Fundación FII Institute, de la que recibe unos 80.000 dólares al año, según la prensa italiana.
El PD, que también estaba invitado ayer a reunirse con Mattarrella, volvió a mostrar su apoyo a Conte, como estaba marcado en el guión. Sin embargo, sin Renzi ni los tránsfugas suficientes, el primer ministro queda en un callejón sin salida. El último recurso es otro perro viejo de la política y amante de las intrigas. Se llama Silvio Berlusconi y no suele actuar gratis.
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