Defensa

La OTAN inicia su proceso de modernización tras la llegada de Biden

El secretario general, Jens Stoltenberg, propone un presupuesto común para las misiones militares de la Alianza Atlántica

Destructores iraníes en ejercicio naval en 2017
Destructores iraníes en ejercicio naval en 2017larazonAP

La OTAN celebró este miércoles su primera reunión ministerial desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. Tras años de tensiones con la antigua Administración Trump, los aliados no ocultan sus intenciones de comenzar una nueva etapa que adapte la organización militar a los cambios del incierto siglo XXI. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, aprovechó la primera cita de este tipo para presentar su estrategia de cara a 2030, en un proceso de reflexión que deberá cristalizar a finales de año. Se espera que entonces sea viable la celebración de una cumbre presencial en Bruselas con la presencia del nuevo presidente de EE UU.

“Tenemos una oportunidad única para abrir una nuevo capítulo en las relaciones entre Europea y Norteamérica. Afrontamos retos globales que ningún país y ningún continente puede afrontar solos”, aseguró Stoltenberg para después desgranar su plan para los próximos años. El secretario general plantea la necesidad de que la Alianza se dote de un presupuesto para financiar las operaciones militares, ya que hasta el momento son los países los que sufragan los gastos de los medios que ponen a disposición de sus socios de manera voluntaria.

El político noruego confía en que la puesta en marcha de una caja común, a la que cada Estado contribuirá de manera fija, según el peso de su PIB, incentive la participación de los aliados en las misiones, teniendo en cuenta que el desembolso ya habrá sido realizado.

Después de que el gasto en defensa fuera la máxima prioridad de Donald Trump, que incluso amenazó con dejar a los aliados europeos a la intemperie si estos no incrementaban esta partida hasta el 2% de su PIB, Stoltenberg no renuncia a esta meta, pero quiere también hablar no sólo de números sino de contenidos. Ante la amenaza de potencias como Rusia y China y con miembros tan difíciles como la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, la OTAN quiere aumentar el número de contactos y no reducirlos tan solo a las cumbres con los ministros de Exteriores y Defensa, tal y como sucede hasta ahora. La estrategia de Stoltenberg quiere ampliar estos encuentros a las expertos de Interior o asesores de seguridad nacional con el objetivo de dotar a la Alianza de un mayor perfil político.

Retirada de Afganistán

De momento, y mientras prosigue el debate sobre la modernización de la Alianza, lo socios se enfrentan a una primera prueba de fuego sobre el vínculo trasatlántico. Antes de las elecciones, Trump llegó a un acuerdo con lo talibanes en Afganistán para la retirada total de las tropas antes del mes de mayo, tras veinte años de presencia en el país. El aumento de la violencia hace temer que el país vuelva a ser refugio del terrorismo islamista y los aliados se están planteando postergar su retirada, aún a costa de romper el acuerdo con los talibanes.

La nueva Administración Biden comparte las preocupaciones del resto de los miembros de la Alianza y el Congreso estadounidense ha encargado un estudio para analizar la situación. El tema será debatido este jueves. Aunque se espera que EE UU lleve la voz cantante, Stoltenberg ya ha avisado de que cualquier decisión se tomará de manera conjunta y de que la retirada de las tropas estaba condicionada a que los talibanes cumplieran su parte del acuerdo, lo que no está sucediendo.