Estrategia covid
Las “Vacunas Vip” de Palestina: Jugadores de fútbol, ministros y la familia real jordana
Por fin han llegado las dosis al territorio palestino pero crece la indignación ciudadana porque en vez de suministrarse entre la población vulnerable y los sanitarios se han repartido entre la élite
Desde el otro lado del muro, los palestinos residentes en Cisjordania y en la Franja Gaza seguían con recelo los titulares sobre la eficiente campaña de vacunación contra la covid-19 en Israel. De los algo más de 9 millones de ciudadanos del Estado judío, más de la mitad ya ha recibido la primera dosis, y a 3 millones y medio se les suministró ambas.
Los territorios palestinos están a años luz. Se estima que apenas han llegado un total de 35.000 dosis desde Israel, Rusia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), lo que apenas serviría para inmunizar al 0,8% de la población. Y la tercera ola pandémica se está tornando especialmente virulenta, con hospitales al borde del colapso. “La expansión es tremenda, y los casos son mucho más graves que al inicio”, explicó el sanitario Tayeb Zeineddin a Al Jazeera desde un centro médico en Ramallah.
Acorde al ministerio de Salud palestino, la semana pasada dieron positivo un 24% de los test realizados, y se contabilizaban más de 12.000 casos activos. Por ello, se aplicaron restricciones de movimiento entre las urbes cisjordanas y un toque de queda nocturno durante 12 días. Desde el inicio de la pandemia, 1.510 personas fallecieron en Cisjordania, y otras 553 en Gaza.
Si bien cobró fuerza el debate acerca de si los palestinos que viven bajo ocupación militar también deberían ser vacunados por Israel, en urbes y campos de refugiados de Cisjordania centran ahora sus críticas en la política de “vacunaciones VIP” puesta en marcha por la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El ente autonómico, que administra cuestiones civiles en las zonas urbanas de Cisjordania, anunció de antemano al recibir las primeras dosis que priorizaría a trabajadores sanitarios, así como a altos funcionarios y al entorno del presidente Mahmoud Abas y del primer ministro.
Pero tras levantarse una ola de criticismo por excesivos favoritismos en la distribución de las dosis, que incluyeron peticiones de mayor transparencia por parte de varias organizaciones civiles, la ANP reconoció mala praxis. El martes emitió un comunicado en que señalaba que el 10% de las 12.000 dosis recibidas fueron transferidas a la selección nacional de fútbol, familiares de ministros, guardias personales, e incluso 200 fueron redirigidas a la Corte Real de Jordania, por petición expresa de Ammán. Fuentes anónimas de la facción Al Fatah afirmaron que incluso se entregaron a redacciones de medios de comunicación oficialistas.
La ANP justificó que los oficiales que recibieron trato de favor “están en contacto directo con los líderes”, o que los jugadores necesitan viajar para “representar a Palestina en un partido”.
¿Dónde están las vacunas?
La revelación desató una tormenta en las redes sociales, bajo el hashtag “donde están las vacunas”. Y agravó más si cabe la quiebra de la calle con su enquistado liderazgo: una encuesta publicada en diciembre estipuló que el 86% de la opinión pública concibe a las instituciones de la ANP como una institución corrompida. “No hay justificación alguna para dar la pequeña cantidad de vacunas disponibles a gente cercana al poder, a expensas de los que más las necesitan”, comentó el politólogo Hasan Ayoub al New York Times.
Por su parte, el activista Issa Amro apuntó que “el escándalo en la distribución de las vacunas a oficiales debe ser la razón para no votar a la lista que representa al gobierno”. En teoría, el próximo mayo hay convocadas elecciones palestinas, pero ya se rumorea que el rais Abas podría aprovechar la expansión del coronavirus para posponerlas. Los últimos comicios se celebraron en 2005, y el mandato del actual presidente debía finalizar, teóricamente, en 2009.
Nuevas dosis de Pfizer y AstraZeneca
Mientras, la vasta mayoría de palestinos seguirá esperando la inmunización. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la ANP recibirá durante los próximos tres meses 37.440 dosis de Pfizer-BioNTech y otras 168.000 de AstraZeneca suministradas por la iniciativa COVAX, destinada a suministrar vacunas a países en desarrollo. Oficiales palestinos afirman también que se han encargado 2 millones de unidades de AstraZeneca, pero que deberán esperar varias semanas debido a la feroz competencia global y las dificultades logísticas para recibirlas.
El pasado domingo, la administración militar israelí –que regula los permisos de trabajo o movilidad de los palestinos- anunció que empezó una campaña para vacunar a unos 120.000 palestinos que trabajan legalmente en Israel y en asentamientos judíos en los territorios ocupados. La campaña se pondrá en marcha en los checkpoints y en zonas industriales de Cisjordania.
Organizaciones de derechos humanos argumentan que la legislación internacional obliga a Israel, como potencia ocupante, a proveer las vacunas para los palestinos. Pero oficiales del Estado judío alegan que, bajo los Acuerdos de Oslo (1993) –firmados entre Israel y la ANP-, la responsabilidad de manejar cuestiones sanitarias quedó bajo potestad de Ramallah.
Pero más allá de la disputa diplomática, oficiales de salud israelíes llevan meses apretando a su propio Gobierno para ampliar la campaña de vacunación a sus vecinos. “El mensaje es sencillo: somos una única unidad epidemiológica. Deberíamos ayudarles en todo lo posible en esta cuestión”, opinó Moshe Bar Siman-Tov, ex director del ministerio de salud hebreo.
“La diplomacia de las vacunas”
Por ahora, se prioriza la “diplomacia de las vacunas”: el “premier”, Benjamín Netanyahu, aprobó unilateralmente la entrega de miles de dosis a República Checa y Honduras, y pretende hacer lo mismo con otros países aliados de Europa, África y América Latina. Pero el propio fiscal general del país le reprochó que una decisión de tal magnitud no puede adoptarse sin el consentimiento del gabinete.
Desde el terreno, Matthias Kennes de Médicos sin Fronteras (MSF), aseveró que en el hospital de Hebrón donde trabaja, las vacunas recibidas son escasas para proteger a todos los sanitarios, y ni hablar de ancianos o grupos de riesgo. Y sentenció: “como médico, no me preocupa quién es responsable de arreglar esto. Lo que me preocupa es que los más vulnerables sean la prioridad. Es injusto y cruel”.
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