EE UU

El Congreso aprueba el bazuca de Biden contra la pandemia

El plan contempla un total de 1,9 billones de dólares diseñado para amortiguar la crisis provocada por la pandemia

El presidente estadounidense Joe Biden, en una imagen de archivo
El presidente estadounidense Joe Biden, en una imagen de archivoEvan Vucci

El Congreso de los Estados Unidos, de mayoría demócrata, enfiló este miércoles el gran plan de estímulo económico por la crisis de la Covid-19. El plan, mayúsculo, supera en varias magnitudes tanto los paquetes de estímulo previos como los planes aprobados en tiempos del gobierno de Barack Obama y la crisis sistémica de 2008.

Con este nuevo y mastodóntico plan, digno de un país en guerra, las familias que obtengan unos ingresos menores a 160.000 dólares anuales y los individuos con ingresos menores a 80.000 dólares recibirán cheques de 1.400 dólares. Esto se sumará a los 600 del anterior plan, con lo que la cifra total alcanzará los 2.000 dólares. No habrá subida del subida del salario mínimo federal.

Pero el estímulo si redundará por ejemplo en cuestiones tan decisivas como el de la salud pública, al aliviar y flexibilizar los requisitos para acceder a subsidios para disponer de seguro médico. Los inmigrantes indocumentados sin número de la seguridad social, millones, no podrán beneficiarse. Pero sí sus hijos, si disponen del correspondiente número del seguro social. En total serán 1.9 billones de dólares. Una cifra colosal, que el presidente, Joe Biden, siempre aspiró a sacar adelante un ambicioso paquete de estímulos. Más, desde luego, al que fue aprobado en los últimos días de la presidencia de Donald Trump, cuando el Senado estaba en manos de una mayoría republicana.

Con el triunfo en Georgia del pasado enero cambio el equilibrio en las Cámaras, y con este quedó expedita la posibilidad de plan más acorde a los objetivos de la nueva Casa Blanca. Objetivos, por cierto, que compartía, al menos en parte, con el propio Trump, que entendía que los 900.000 mil millones de dólares aprobados por las Cámaras y los cheques de 600 dólares para las familias se habían quedado muy cortos. En la Casa Blanca actual tampoco convencían las líneas de crédito para las empresas, bastante más restrictivas que las aprobadas en la primavera de 2020.

Con los nuevos estímulos las personas con pocos ingresos con problemas para pagar el alquiler recibirán generosas ayudas, así como aquellas que tengan una hipoteca. Los parados verán crecer sus cheques semanales en 300 dólares, los primeros 10.200 dólares estarán libres de impuestos. Las familias con hijos recibirán créditos tributarios de hasta 3.600 dólares por niño menor de edad. Los beneficiarios de los cupones de beneficencia, que permiten adquirir alimentos, verán un incremento del monto que reciben superior al 15%.

Suma y sigue: los dueños de empresas de menos de diez empleados también recibirán nuevas facilidades crediticias y nuevos préstamos, igual que los trabajadores enfermos o que cuiden de otra persona y que tengan el colegio de los niños cerrado, pues los empresarios para los que trabajaban podrán pedir créditos más ventajosos a fin de ofrecer bajas por enfermedad y otros beneficios. De alguna forma prevalece la idea del propio Trump, que estimó que era esencial redoblar las ayudas incluso a pesar de que el déficit hubiera crecido durante su mandato en otros siete billones de dólares, un 37%.

En aquel momento el entonces presidente urgió a los republicanos a considerar un paquete mucho más ambicioso. Posiblemente de cara a la galería, sabiendo de antemano que no tenía ninguna oportunidad en la bancada republicana, por más que apelase a deshacerse «de los elementos innecesarios y derrochadores de esta legislación».

Al final firmó lo que le pusieron delante y evitó un enfrentamiento abierto con el senado que controlaba Mitch McConnell. La presidente del Congreso, Nancy Pelosi, que celebró en su momento que Trump aceptara los cheques de 2.000 dólares y prometió que «los demócratas están listos para llevar esto a la cámara buscando el consentimiento unánime» sostiene que el nuevo plan supone «un tremendo paso adelante para derrotar al virus y brindar alivio a las familias y pequeñas empresas que lo necesitan».

También que «honra a nuestros héroes -nuestros trabajadores de la salud, trabajadores de alimentos, saneamiento y transporte, y maestros- que están en primera línea a nivel estatal y local», permitirá mejorar la distribución de las vacunas, ayudará a las escuelas y a los trabajadores. En un comunicado del pasado sábado explicó que se trata de «un faro de esperanza para las familias estadounidenses y una señal de que, como prometió el presidente Biden, la ayuda está en camino».

La Casa Blanca planea que el presidente Biden rubrique el plan este mismo viernes. Lo confirmó ante los periodistas su secretaria de prensa, Jen Psaki, que añadió que «el texto del proyecto de ley será antes revisado y firmado por los líderes de la Cámara y el Senado». Añadió que el gobierno avanza «a toda velocidad en el proyecto para implementarlo».

Entre las partidas adicionales hay ayudas multimillonarias para mejorar la distribución de las vacunas y robustecer la red encargada de ofrecer análisis y hacer el seguimiento de posibles contagios. Una encuesta del Pew Research Center demuestra que más del 70% de los estadounidenses están de acuerdo con el plan. Destaca sobremanera la división entre los votantes republicanos, pues si bien son mayoría, el 69%, los republicanos conservadores que lo reprueban, estaría a favor el 61% de los republicanos que se definen como moderados o liberales.

Son también notables las diferencias entre los republicanos atendiendo al nivel de renta: lo apoya el 63% de los que figuran en el tercio inferior de ingresos anuales. Entre los demócratas, claro está, el apoyo al plan se dispara al 94%.