Oriente Medio

EE UU retoma la solución de los dos Estados para Israel y Palestina

El jefe de la diplomacia norteamericana, Antony Blinken, viaja esta semana a la región para afianzar el alto el fuego y tantear las conversaciones de paz

El secretario de Estado de EE UU Antony Blinken antes de una comparecencia el pasado 21 de mayo
El secretario de Estado de EE UU Antony Blinken antes de una comparecencia el pasado 21 de mayoErin Scott / POOLAgencia EFE

Después de varios días de impotencia el Gobierno de Estados Unidos finalmente enviará a su máximo representante diplomático a Israel y Cisjordania. El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, visitará la zona la próxima semana. Su gobierno ha insistido en que la ayuda humanitaria para Gaza no terminará en manos de Hamás.

La visita de Blinken llega después del alto el fuego, luego de 11 días de que una lluvia de cohetes sobre Israel desencadenará una respuesta letal por parte de este, con unos bombardeos que causaron 248 muertos en Palestina, de los que 66 eran niños. En Israel murieron 12 personas, incluidos 2 niños. Durante el anuncio del alto el fuego, el presidente Joe Biden informó el viernes de que había felicitado al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, por aceptar un alto el fuego incondicional e inmediato.

Según explican medios como el New York Times, en Israel el sentimiento dominante es de frustración, con buena parte de la población convencida de que la paz llegó demasiado pronto y es demasiado frágil, mientras Hamas mantiene su capacidad de destrucción. Tampoco ayuda la parálisis gubernamental, después de cuatro elecciones en apenas dos años y la creciente perspectiva de unos nuevos comicios. Aunque no ha sido buscada, la situación podría favorecer a Netanyahu, que afrontaría las nuevas elecciones frente a un bloque opositor que tiene mucho más difícil cohesionarse tras la feroz agresión liderada por Hamas.

Entrevistado en el programa “This Week” de ABC, Blinken le dijo al presentador George Stephanopoulos, que el alto el fuego ha sido clave. Alabó el enfoque del presidente Biden, del que dijo había liderado una labor diplomática «implacable, decidida pero silenciosa», que condujo «a donde teníamos que estar, terminando con la violencia lo más rápido posible, para evitar más sufrimiento humano y, al menos, ponernos en la posición de dar un giro para avanzar hacia algo más positivo». Tras referirse a la «grave situación humanitaria en Gaza». El líder de la política exterior estadounidense adjudica un papel corrosivo juega Hamás, la organización terrorista que controla Gaza y que «no ha traído más que ruina al pueblo palestino». Tampoco duda respecto a quién ha desencadenado el conflicto y, por supuesto, «Israel tiene derecho a defenderse». «El verdadero desafío», concluyó, es ayudar a los palestinos y, en particular, a los palestinos moderados y a la Autoridad Palestina, a ofrecer mejores resultados para su pueblo y, por supuesto, Israel también tiene un papel importante que desempeñar en eso».

La nueva situación, aunque precaria, llegó como un bálsamo después de unas jornadas sangrientas. Hace apenas una semana, durante la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Riad Al Malki, embajador de Palestina, calificó de asesino al gobierno de Benjamin Netanyahu. Le respondió el embajador de Israel, Gilad Erdan, que denunció los ataques de Hamas y explicó que la organización terrorista usa a la población civil como cebo. La Casa Blanca ha desarrollado una actividad diplomática incesante durante los bombardeos, constreñida, de un lado, por su firme alianza con Israel, socio indispensable en la zona, y del otro por la creciente animosidad del ala izquierda de los demócratas, capitaneada por nombres como el del senador Bernie Sanders , que en un artículo para el New York Times escribió que «Nadie dice que Israel, o cualquier gobierno, no tenga derecho a la autodefensa o a proteger a su pueblo» al tiempo que afirmaba que «Israel tiene el derecho absoluto de vivir en paz y seguridad, pero también lo tienen los palestinos». Unas palabras en la línea de las pronunciadas por la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, cuando explicó que «israelíes y palestinos tienen el mismo derecho a vivir en condiciones de seguridad».