Donald Trump

El antiguo director financiero de la Organización Trump se entrega a la Fiscalía

Weisselberg, un hombre intensamente reservado que vivió durante años en una casa modesta en Long Island, fue objeto del escrutinio de los investigadores de Vance

La Organización Trump es la entidad comercial a través de la cual el expresidente gestiona sus numerosos asuntos empresariales. AP
La Organización Trump es la entidad comercial a través de la cual el expresidente gestiona sus numerosos asuntos empresariales. APJohn MinchilloAP

Se confirmaron los peores presagios para Donald Trump y los suyos. La Organización Trump y su director financiero, Allen Weisselberg, han sido encausados por la vía penal por el fiscal de distrito de Manhattan. En total los investigadores hablan de un plan sostenido en el tiempo, no menos de 15 años, para defraudar al fisco estadounidense. Esto incluiría hasta 15 delitos. A los cargos por fraude habría que añadir conspiración, falsificación de registros, etc. Según la CNN, que tuvo acceso a los primeros informes, los fiscales insisten en que disponen de testimonios ante un gran jurado, así como de «registros fiscales y de declaraciones de posibles testigos».

El golpe culmina una investigación de dos años, pero no remata la posibilidad de que los cargos puedan ampliarse o de que acaben incriminados más individuos. De hecho el todopoderoso Weisselberg es el último eslabón antes de llegar a la mismísima familia, que siempre ha ejercido un control absoluto en las andanzas de sus empresas y que tiene al patriarca en la mirilla de los investigadores. Como resultan todos los cronistas, esta es la primera vez que las empresas de Trump reciben una acusación criminal.

Es algo que trasciende las tradicionales trifulcas legales por la vía civil. Las consecuencias penales pueden ser mucho más graves. Los fiscales de Manhattan, liderados por Cyrus Vang, que abandonará el cargo a final de año, siguen el rastro de Cohen desde la defenestración y condena del entonces abogado de Trump, implicado en asuntos turbios que incluían el uso fraudulento de fondos electorales. Cohen, apodado el pitbull, acabó entre rejas y cayó en desgracia ante el ex presidente por su disposición para tirar de la manta. Algo que teóricamente no debiera de suceder con Weisselberg, que hasta la fecha siempre se había negado a colaborar. Entre otras cosas, según maliciaba una ex directiva de la organización, porque la empresa tenía en nómina al hijo del directivo. Y no sería el único.

Según la exvicepresidente de la Organización, Barbara Res, Trump estaba al corriente de todo lo que ocurría. No se movía un papel si que supiera de ello. Res, que trabajó con Trump durante casi dos décadas, le dijo a la CNN que «Trump donó a los políticos como contrapartida. También ha dado obsequios y beneficios a los empleados durante décadas». «Le encantaba dar cosas», dijo, «especialmente si no le costaba nada. Le encantaba dar cosas a las personas para ganarse su apoyo o su lealtad». También insistió en que Trump acostumbra a pedir «cosas que no son legales». Como si la cosa no fuera con él, o sí, de ahí la necesidad de contraatacar, el ex presidente había contraprogramado con un viaje para visitar el muro de la frontera, en Texas, que visitaba acompañado por el gobernador del Estado, Greg Abbott.

Las polémicas de la inmigración, los evidentes problemas del sistema, los cientos de miles de detenciones de ilegales durante los últimos meses, 180.034 sólo el pasado junio, frente a los 25.000 de finales de 2020, permiten resistir a las turbulencias legales con una batería de imágenes y palabras icónicas. Esta misma semana la Brookings Institution ha publicado un informe donde analiza el caso de los fiscales contra la Organización Trump.

Según los autores es posible que el número de cargos aumente en los próximos meses y que el propio Trump acabe indultado. «El hecho de que es probable que Trump no sea nombrado en el primer caso o casos que se presenten», escriben, «no significa que pueda estar tranquilo». «Por supuesto», añaden, «no sabemos si Trump estará entre los acusados, si es que alguien lo está. Si la evidencia no lo amerita, no debería serlo. Pero dados los hechos conocidos y la ley, creemos que Trump corre un riesgo sustancial». En un comunicado de esta misma semana Trump ha respondido que

«Después de cientos de citaciones judiciales, más de 3 millones de páginas de documentos, 4 años de búsqueda, decenas y decenas de entrevistas y millones de dólares en fondos de los contribuyentes desperdiciados, continúan “en busca de un delito” y harán cualquier cosa para asustar a la gente. en inventar las historias o mentiras que quieren, pero que no han podido conseguir».

También habló de la «mayor caza de brujas de todos los tiempos» y de trabajar en «colaboración con los piratas informáticos de Washington, D.C. que me han estado investigando desde el día en que bajé por las escaleras mecánicas en Trump Tower». «Harán cualquier cosa para detener al movimiento MAGA (acrónimo de Make America Great Again) y a mí, incluso si se trata de mala conductas de la fiscalía y acoso a un oponente político a niveles raramente vistos antes». «Estos Cazadores de Brujas», remachó, «buscan incansablemente destruir la reputación de un presidente que ha hecho un gran trabajo para este país, incluidos recortes de impuestos y regulaciones, control fronterizo, reconstrucción de las Fuerzas Armadas y desarrollo de la vacuna en un tiempo récord, salvando así a nuestro país y mucho más allá».