Discurso del odio
El veneno de la hispanofobia de López Obrador
El mexicano medio no guarda rencor a España, pero los expertos alertan de que, en diez años, el revisionismo podría alterar esta visión
“México no era un país mexica, México no era un país azteca. Los mexicas eran un pueblo que tenía sometidos a todos los demás y habitaba en una sola ciudad. El 13 de agosto de 1521 la capital del imperio azteca Tenochtitlan, actual Ciudad de México, cae ante un ejército de 100.000 hombres, de los que Hernán Cortés aporta solo 1.000 guerreros. Tenochtitlan cae ante 99.000 guerreros indígenas, los enemigos de los mexicas”. El historiador mexicano, Juan Miguel Zunzunegui, recuerda la Historia para rebatir al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuya insistencia en exigir “disculpas públicas del rey Felipe VI” ha provocado que México y España encaren el Día de la Hispanidad en uno de los momentos de mayor crispación diplomática en décadas: “En 1821 las cosas estaban más o menos igual, en plena Guerra de Independencia. Después de eso, probablemente este sea el momento más tenso. Incluso durante la Guerra Civil española y dictadura de Franco, México mantuvo buenas relaciones con el pueblo español. Miles de españoles fueron acogidos aquí, a diferencia de lo que ocurría en Francia. Vinieron los 500 niños huérfanos y se asentó aquí el gobierno en el exilio de la república. Eso es bien bonito. Diferenciar al gobierno del pueblo. Valorar los lazos que nos unen”.
Las respuestas de José María Aznar, quién se burló del presidente mexicano por los orígenes españoles de su nombre, e Isabel Díaz Ayuso, defendiendo “la liberación de América”, han encendido el debate: ¿La colonización supuso una conquista cruel sin paliativos o un proceso de emancipación y libertad, al menos para muchos pueblos originarios sometidos por el imperio azteca? Zunzunegui, autor del libro ‘Hernán Cortés: Encuentro y conquista’, explica: “Hay mucho de razón en lo que están diciendo Aznar y Ayuso. El problema no es lo que sostienen, si no el momento y las circunstancias. El presidente de México es un hombre brillante. Logró que ahora la política de España también gire en torno a sus berrinches. Los mexicas llevaban desde 1426, casi 100 años, sometiendo a todos los pueblos de las zonas centrales de Mesoamérica, exigiendo incluso tributos en sangre para el sacrificio humano. Los Texcocanos, Tlaxcaltecas, Totonacos… un montón de pueblos, todos ellos eran enemigos de los aztecas. Aprovecharon la oportunidad tan complicada, y tan imposible de entender, que generó la llegada de Hernán Cortés con este grupo de castellanos. Ni Cortés ni ningún castellano sabe bien qué está pasando ni dónde están ni nada. Y ningún habitante indígena, ni el propio emperador Moctezuma, tienen forma de saber quiénes son estos hombres. La verdad es que todo el mundo se está enfrentando a lo desconocido. Pero, en ese enfrentarse a lo desconocido, todos los pueblos sometidos por los aztecas aprovecharon la oportunidad y se liberaron de ellos. Históricamente, todo es correcto. El problema son las reacciones como: no voy a pedir perdón, casi denme las gracias. ¿Cómo se lee esto en México? Es la respuesta que busca AMLO para alimentar su odio”.
“El mexicano promedio no siente ningún rencor a España. Sin embargo, en 10 años sí puede haber muchos mexicanos que odien a España y piensen que es un país de torturadores. Las encuestas señalan que el 40% de la población puede llegar a creerle. La verdad histórica se impone repitiéndola”.
El presidente mexicano fija sus mensajes cada día a las 7 en punto en largas ruedas de prensa conocidas como las mañaneras. Zunzunegui remarca que conocer los lazos, la cultura común y los éxitos de las relaciones fraternales entre España, México y el resto de América Latina es clave para no caer en el resentimiento entre pueblos que fomenta el “populismo histórico”: “El conflicto se solucionaría visitando España. La gente de menores recursos no puede ir a España y seguramente nunca la pueda visitar. Sería interesante hacer algo al respecto. El mexicano vería Sevilla y diría: esto es igual a Guanajuato, Córdoba a San Miguel. Las catedrales, las vírgenes, los cristos, los relatos, los bailes… si van en Navidad o Día de Reyes van a ver que es igualito a México. Lo único que hace falta para que un mexicano no odie a España, es que conozca España”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar