Tras el golpe
Hamdok llega a un acuerdo con los militares para volver a ser primer ministro en Sudán
Un mes después de la asonada se anuncia un acuerdo político para retomar la transición patrocinado por EE UU y la ONU. Grupos como las Fuerzas de Libertad y el Cambio rechazan el pacto y mantienen la amenaza de un enfrentamiento armado
Transcurrido casi un mes del golpe de Estado protagonizado por el general Abdel Fattah al-Burhan, un acuerdo político alcanzado entre militares y civiles a lo largo del fin de semana entre ha permitido a Abdalá Hamdok ser restituido como primer ministro de Sudán con todas sus consecuencias. Según sus promotores, el acuerdo permitirá que el proceso de transición continúe su curso y evitar un baño de sangre. El siguiente paso es la formación de un nuevo Gobierno de corte tecnocrático.
El documento del acuerdo, integrado por 14 puntos, contempla la libertad de los presos políticos, la constitución de un Ejército unificado, la investigación de las 40 muertes, cuatro de ellas de menores –las fuerzas armadas niegan haber empleado la violencia-, registradas en las protestas y huelgas de las últimas semanas y estipula que la declaración constitucional de agosto de 2019 como base del proceso político, según detalló ayer la televisión estatal.
“Cuando acepté la designación como primer ministro interino me di cuenta de que no sería un camino de rosas, sino una tarea enorme, plagada de riesgos y peligros. Sin embargo, uniéndonos podemos evitar que nuestro país se precipite hacia lo desconocido. Debemos estar unidos para permitir que la gente decida quién debe llevar las riendas del poder”, aseguraba ayer el nuevamente primer ministro sudanés tras estampar su firma sobre el acuerdo. Hamdok fue cesado el pasado 25 de octubre -junto al resto de integrantes de su Gobierno- y desde entonces –y hasta este domingo- ha permanecido en arresto domiciliario.
“Con la firma del acuerdo de este marco político se abre la puerta a abordar todas las cuestiones pendientes del período de transición de los últimos dos años y sobre esta asociación hemos logrado mucho. Hemos traído de vuelta a Sudán a la comunidad internacional y lo hemos sacado de la lista negra de países terroristas, además de haber alcanzado otros acuerdos”, concluía, optimista, Abdalá Hamdok.
Con todo, el incremento de la escalada y el riesgo de conflicto no pueden ser descartados en los próximos días y semanas en Sudán. La coalición que tras el golpe de 2019 compartió poder con los golpistas, las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, rechaza el acuerdo suscrito este domingo. También lo hacen otros grupos de la sociedad civil. “Afirmamos nuestra posición clara y previamente anunciada: sin negociación y sin asociación y sin legitimidad para los golpistas”, aseguraron desde las Fuerzas de la Libertad y el Cambio. No en vano, sus líderes seguían ayer convocando protestas en las calles de las ciudades sudanesas. Miles de opositores se concentraron este domingo portando retratos de los fallecidos y ondeando banderas nacionales en los alrededores del palacio presidencial en Jartum. Las protestas de las últimas semanas dejan un balance provisional de 15 personas fallecidas.
Dos años sin Al Bashir
Dos años y medio después del golpe de Estado que derrocó el régimen de Omar al Bashir –tras 30 años ejerciendo despóticamente el poder-, el país africano, que ha estado gobernado de manera autocrática la mayor parte de su historia, sigue tratando de afianzar las bases de un sistema político civil y democrático y avanzar por la senda de la estabilidad. No ayuda a conseguirlo el delicado momento económico que vive el país africano, que reduce el margen de maniobra del Gobierno que tenga que gestionar la situación.
La asonada de finales de octubre, que liquidaba al Gobierno de transición constituido para regir los destinos de Sudán hasta la celebración de elecciones en 2023, se producía algo más de un mes después de otra tentativa golpista protagonizada también por militares y simpatizantes civiles del expresidente Al Bashir. Según funcionarios sudaneses citados por distintas agencias internacionales en condición de anonimato, la ONU y Estados Unidos, además de varios gobiernos más, han sido clave a la hora de muñir el acuerdo. Solo el tiempo dirá si las intenciones de los militares son sinceras, cuánto poder real tendrá el nuevo gabinete y si el sorpresivo acuerdo alcanzado este fin de semana permite albergar esperanzas para el futuro de Sudán.
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