Putin avisa sobre Kazajistán: no permitirá “revoluciones” en su zona de influencia

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, quiere dar por finalizadas las revoluciones de colores que se han producido en los países de su entorno al considerarlas una amenaza para Rusia. El jefe del Kremlin afirmó este lunes que no permitirá “revoluciones” en su país y parece estar dispuesto a todo para conseguirlo.

“Tenemos claro que no será ni la primera ni la última tentativa de inmiscuirse en los asuntos de nuestro país”, aseguró Putin, en una interpretación extensiva de lo que considera Rusia. “Y nunca permitiremos que perturben la situación en nuestra casa ni dejaremos que se den escenarios como los de las revoluciones de colores”, añadió.

Durante los 22 años que lleva en el poder, Putin ha visto cómo países de la zona de influencia de Rusia se han visto inmersos en revueltas, de más o menos importancia, que han llevado a algunos de sus vecinos a cambiar de presidente sin pasar por las urnas.

La última ha tenido lugar en la aliada Kazajistán, el pasado día dos de enero, después de un aumento brusco en el precio del gas licuado, principal fuente de abastecimiento para vehículos y hogares del país. De momento, y según fuentes oficiales, se ha saldado con un balance provisional de 164 muertos y más de 2.000 heridos.

La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderada por Rusia y que engloba a Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Tayikistán y la Federación de Rusia sigue con sus efectivos desplegados en esa ex república soviética a la espera de poner fin a las revueltas.

“Intento de golpe de Estado”, según Tokayev

El presidente kazajo, Kasim-Zhomart Tokayev, ha asegurado a su homólogo ruso en una videoconferencia celebrada hoy, que lo sucedido dentro de sus fronteras ha sido un “intento de golpe de Estado” llevado a cabo por “combatientes armados” integrantes del “terrorismo internacional”.

Putin señaló que las unidades de la OTSC se encuentran en Kazajistán “en pleno cumplimiento” del artículo 4 del Tratado de Seguridad Colectiva fundacional de 1992. Ese contempla que todos los países de la organización se comprometen a dar “ayuda inmediata”, incluyendo la militar, a petición de cualquiera de los miembros cuya seguridad se vea socavada en caso de una agresión armada.

En opinión del mandatario ruso, la amenaza a la condición de Estado que ha surgido en Kazajistán no es causada por protestas espontáneas debido al aumento en los precios del combustible”, sino “por el hecho de que fuerzas internas externas destructivas se aprovecharon de la situación con los mismos objetivos que aquellos que tomaron las armas, atacaron al Estado (...)”.

Putin sostuvo que se utilizaron estrategias y tecnologías similares de “grupos bien organizados y bien controlados”, incluidos aquellos “aparentemente entrenados en campamentos terroristas en el extranjero” que en la revolución del Euromaidán de 2014, que acabó con el Gobierno de Víktor Yanukóvich por su negativa a firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE). Moscú califica lo ocurrido entonces en Ucrania de golpe de Estado.

Por su parte, el presidente de Bielorrusia,Alexander Lukashenko, afirmó que los soldados de la OTSC enviados a Kazajistán no deben convertirse en un contingente de ocupación. “No debemos permitir que se presente al contingente de paz como (fuerza) de ocupación”, señaló. “No somos ocupantes. No hemos ido allá (a Kazajistán) por nuestra propia voluntad. Fuimos invitados por nuestros hermanos, nuestros amigos”, señaló.

Además de Kazajistán, Ucrania sigue preocupando al Kremlin que ha visto cómo los Estados Unidos siguen amenazando a Rusia con unas sanciones sin precedentes en el caso de que estos ataquen a sus vecinos del oeste. Con el ambiente así de cargado, hoy en Ginebra dio comienzo una nueva ronda del mecanismo de diálogo estratégico bilateral entre Washington y Moscú, que se prevé dure hasta finales de semana.