Guerra en Ucrania

Taiwán denuncia sobrevuelo de aviones chinos mientras estalla la guerra en Ucrania

La isla se mantiene en alerta y teme que Pekín aproveche la distracción de Occidente para seguir el ejemplo de Putin

Pekín tiene como objetivo “aumentar la presión sobre Taiwán y mostrar su poderío militar a los países vecinos, así como a Estados Unidos y Reino Unido”
Pekín tiene como objetivo “aumentar la presión sobre Taiwán y mostrar su poderío militar a los países vecinos, así como a Estados Unidos y Reino Unido”Jin DanhuaAgencia AP

Las fuerzas aéreas taiwanesas volvieron a intervenir ayer para alejar a nueve aviones de combate chinos que entraron en su zona de defensa aérea,justo el mismo día en que Rusia invadía Ucrania. El Ministerio de Defensa de Taiwán aseguró que en la nueva provocación participaron ocho cazas chinos J-16 y un avión de reconocimiento Y-8, que planearon en una zona al noreste de las islas Pratas ubicadas en el extremo superior del Mar de China Meridional.

Aunque la entrada de aviones chinos en la zona del sur de la isla no es una novedad, y ha ocurrido semanalmente durante más de un año, ha provocado la especulación de que China podría inspirarse en el libro de instrucciones de Putin y montar su propio ataque rápido y abrumador.

El conflicto ruso-ucraniano que marca el termómetro geopolítico, ha derivado en una subida de temperatura en la isla autónoma, que a miles de kilómetros de distancia, ha mostrado su temor ante la posibilidad de que China aproveche la distracción de Occidente y aumente la presión sobre la misma. La presidenta, Tsai Ing-wen, ha ordenado a las fuerzas armadas y de seguridad que refuercen su vigilancia y permanezcan alerta ante cualquier actividad militar china en la región.

Pekín -que califica a Taiwán de “asunto esencial” y la considera una provincia renegada que debe ser devuelta al redil – por la fuerza si es necesario – ha incrementado su actividad militar cerca de la isla autogobernada a un ritmo casi diario en los últimos dos años. El mes pasado, China envió 39 aviones de guerra a su zona de identificación de defensa aérea, el mayor número desde octubre.

El Ministerio de Defensa taiwanés anunció esta semana que realizará ejercicios de tiro con artillería, misiles y tropas de tierra en Dongyin, Quemoy y Penghu, pequeñas islas separadas y, por tanto, especialmente vulnerables a los ataques chinos.

Mientras la isla sigue enfrentándose a la amenaza militar del gigante asiático, su estrategia actual consiste en asegurarse de que “el partido comunista entienda que pagará un precio muy alto si inicia un conflicto” aseguró el ministro de Asuntos Exteriores, Joseph Wu, durante un evento virtual organizado por el Instituto McCain para el Liderazgo Internacional de la Universidad Estatal de Arizona.

En su intervención junto al ex secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, Wu abogó por que Washington le siga apoyando mediante la venta de armas, los intercambios militares, la inteligencia compartida y los ejercicios de libertad de navegación en el estrecho de Taiwán.

“China ha invertido y modernizado enormemente su ejército, capaz no sólo de atacar a los taiwaneses, sino de ir más allá de la primera cadena de islas, por lo que debemos desarrollar nuestra guerra asimétrica para que seamos capaces de defendernos”, aseguró, refiriéndose al nombre de la barrera defensiva de Taiwán, Japón, Okinawa y el norte de Filipinas.

Inquietudes análogas han llevado a Estados Unidos, así como a Francia, Japón, Australia, India, Corea del Sur, Filipinas y la Unión Europea, a pronunciarse con más fuerza sobre el futuro de la seguridad en el Indo-Pacífico frente a una China en ascenso. A principios de este mes, Washington hizo pública su última estrategia para la estratégica región, en la que pedía una cooperación más estrecha con los socios regionales.

El gobierno chino ve paralelismos entre los designios de Rusia sobre Ucrania y las reivindicaciones de China sobre la isla autogobernada. Para el gobernante Partido Comunista, el enfrentamiento de Rusia con Ucrania y su respuesta internacional constituyen una valiosa lección en tiempo real sobre el coste-beneficio de una posible acción militar futura para “reclamar” Taiwán.

Y es que esta ha supuesto, durante mucho tiempo, un asunto espinoso para Pekin. La isla, situada a unas 100 millas de la costa del sureste de China, se considera un país independiente, con su propia constitución y una líder elegida democráticamente. Ambas regiones se dividieron tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el Partido Comunista Chino se impuso a las fuerzas gubernamentales nacionalistas en 1949, tras lo cual este último huyó a la cercana Taiwán.

A propósito del conflicto entre Rusia y Ucrania, los funcionarios de Pekín descartaron cualquier relación entre las cuestiones de Ucrania y Taiwán y aseguraron que “Taiwán no es Ucrania” y que ha sido “una parte inalienable de China”. “Esto es un hecho legal e histórico indiscutible”, señalaron.

El primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró recientemente que si las naciones occidentales no cumplían sus promesas de apoyar la independencia de Ucrania, tendría consecuencias perjudiciales en todo el mundo, incluso para la independiente Taiwán.