Elecciones
Victoria ajustada del conservador Yoon Suk Yeol en Corea del Sur
El opositor se impone por la mínima al liberal Lee Jae Myung tras un reñido escrutinio. El nuevo presidente promete mano dura contra Pyongyang
Con el 97,5% de los votos escrutados, el candidato conservador, Yoon Suk-yeol, fue declarado este miércoles vencedor de las elecciones presidenciales en Corea del Sur con el 48,58% de apoyos, apenas ocho décimas más que su principal rival, el liberal Lee Jae Myung, según informó la Comisión Nacional Electoral (NEC). En una reñida carrera que ha agravado las divisiones internas del país, los comicios se redujeron a un enfrentamiento ambos. Los dos se lanzaron durante meses a criticar, mofarse y demonizar el uno al otro en una de las campañas políticas más amargas que se recuerdan.
Anteriormente, las autoridades electorales afirmaron que el recuento de votos podría tardar más de lo habitual debido a la prolongación del tiempo de votación para los pacientes de covid y que el vencedor probablemente no esté claro hasta este madrugada.
Alrededor de 44 millones de surcoreanos podían ejercer su derecho al voto. Unos 16 millones emitieron sus papeletas durante la votación anticipada de la semana pasada. La participación fue del 77,1%, ligeramente inferior a la de 2017, cuando alcanzó el 77,2%, pero que sigue indicando el entusiasmo por la carrera. La política en Corea del Sur se considera desde hace tiempo un deporte de sangre. La democracia del país, duramente conquistada, llegó tras décadas de pobreza, agitación política y sucesivas dictaduras. Todos los ex presidentes se han enfrentado a acusaciones de corrupción en su retiro.
Lee y Yoon se comprometieron recientemente a que, si ganaban, no llevarían a cabo investigaciones por motivos políticos el uno contra el otro, pero son muchos los que sostienen que el perdedor podría enfrentarse a investigaciones penales por algunos de los escándalos. Sus críticos apuntan a que los votantes son escépticos acerca de cómo ambos manejarán las relaciones internacionales en medio de la rivalidad entre EE UU y China y cómo abordarán la creciente desigualdad económica y el desbocado precio de la vivienda.
Aunque ambos comparten algunas líneas de política económica y de bienestar social similares, se han enfrentado por culpa de Corea del Norte y otras cuestiones de política exterior. Lee, que a menudo ha expresado opiniones nacionalistas, pide exenciones a las sanciones de la ONU para poder reactivar los proyectos económicos intercoreanos y espera mediar entre Pyongyang y Washington sobre la crisis nuclear. Yoon, por su parte, asegura que se encargará con firmeza de las provocaciones norcoreanas y tratará de impulsar la cooperación en materia de seguridad con Washington y Tokio.
La Constitución de Corea del Sur limita a los presidentes a un único mandato de cinco años, por lo que el compañero de partido de Lee, el presidente Moon Jae In no podría presentarse a la reelección. Moon llegó al poder en 2017 después de que la presidenta conservadora Park Geun Hye fuera destituida por un enorme escándalo de corrupción. Tras la caída de Park, el índice de aprobación de Moon llegó al 83%, debido a sus esfuerzos por lograr la reconciliación con el Norte y por investigar la supuesta corrupción de los anteriores líderes conservadores. Al final tuvo que enfrentarse a una fuerte reacción al fracasar las conversaciones sobre el programa nuclear norcoreano y su campaña anticorrupción suscitó dudas sobre su imparcialidad.
Yoon había sido fiscal general de Moon, pero dimitió y se unió a la oposición el año pasado tras las luchas internas por las investigaciones de los aliados de éste. El fiscal afirmó que esas investigaciones eran objetivas, pero los partidarios de Moon aseguraron que trataba de frustrar las reformas de la fiscalía y elevar su propia posición política.
Los críticos de Yoon también le han atacado por su falta de experiencia en política de partidos, política exterior y otros asuntos clave del Estado. Él ha respondido que dejará que los funcionarios experimentados se encarguen de los asuntos de Estado que requieran experiencia.
Lee, antiguo abogado de derechos humanos que entró en la política local en 2005, se ha forjado una imagen de hombre duro y antielitista que puede hacer las cosas y arreglar la política del establishment. Pero sus oponentes lo califican de peligroso populista que se apoya en las divisiones y en la demonización de los adversarios.
Estos comicios se han celebrado en un momento muy delicado en el que el país ha estado luchando contra un aumento en la incidencia del virus. Además la población se enfrenta a unos precios de la vivienda por las nubes. Una crisis demográfica ha dejado a las explotaciones agrícolas y a las pequeñas fábricas con dificultades para encontrar trabajadores, mientras legiones de personas recién salidas de la universidad se quejan de la falta de oportunidades laborales.
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