El Ejército ruso castiga Leópolis, la ciudad fronteriza con Polonia

Después de un breve respiro de los horrores de la guerra durante el Domingo de Ramos ortodoxo, la ciudad occidental de Leópolis se despertó con el sonido de las explosiones. Según las autoridades locales, cinco misiles alcanzaron varios objetivos en la ciudad y dañaron tres objetivos de la infraestructura militar y uno de la infraestructura civil.

Siete personas fueron asesinadas después de que uno de los misiles alcanzara un taller de neumáticos muy popular entre los automovilistas de Leópolis. Son las primeras víctimas de la guerra en la ciudad refugio. Once personas resultaron heridas, entre ellas dos graves y un niño de 3 años, Artem, que perdió parte de su dedo después de ser golpeado por fragmentos de un vidrio de la ventana de un edificio cercano. Artem había previamente huido de la ciudad de Jarkiv, que ha sido el foco de incesantes bombardeos por parte de las tropas rusas y donde dos personas murieron el lunes después de que un proyectil ruso explotara en un parque infantil.

En Lugansk, las tropas rusas han entrado en la ciudad de Kreminna. Varios civiles siguen atrapados en la ciudad y los enfrentamientos callejeros a las afueras de la localidad hacen imposible la evacuación. Al menos cuatro civiles murieron en un automóvil cuando intentaban huir de la urbe. El único superviviente pidió ayuda por teléfono; sin embargo, los servicios de emergencia no han podido llegar a su ubicación. Según el gobernador, Sergiy Gaidai, la batalla por el control de la ciudad lleva tres días, después de lo cual el Ejército ucraniano decidió retirarse, ya que mantener su posición en Kreminna podría provocar bajas innecesarias bajo los bombardeos rusos. El Estado Mayor del Ejército de Ucrania confirmó en su último informe que ve señales de que los rusos están comenzando su gran ofensiva en el este.

La planta metalúrgica de Azovstal en Mariupol ha sido objeto de fuertes bombardeos durante la noche. Las tropas ucranianas allí informaron previamente que alrededor de mil civiles buscan refugio en la planta y no tienen adónde ir ya que sus hogares han sido destruidos. El comandante de la brigada 36ª de la infantería de marina ucraniana, Sergiy Volyna, se dirigió al Papa Francisco pidiendo ayuda para evacuar a los civiles «de este infierno en la tierra», para «salvarlos de las manos de satanás que quiere quemar todo vivo».

Reconoció que, como soldado, está listo para luchar hasta el final. Sin embargo, escribió en su carta que «las mujeres con niños y bebés viven en búnkeres, en el hambre y el frío, todos los días en el punto de mira de aviones enemigos. Los heridos mueren todos los días porque no hay medicina, ni agua, ni comida». Subrayó que ha llegado el momento en que «las oraciones no bastan». Según Volyna, después del bombardeo del teatro de Mariupol, donde se teme que murieron cientos de civiles, nadie cree en las promesas de los rusos.

El misterio de la tripulación

En cuanto a la tripulación del «Moskva», el buque insignia de la Armada rusa en el Mar Negro, los medios independientes rusos comenzaron a informar sobre el paradero de los soldados. «Novaya Gazeta» informó que la madre de uno de los jóvenes marineros dijo que la llamó y le contó que unos 40 de los marineros murieron y que algunos fueron declarados desaparecidos. Otros más resultaron heridos, muchos de ellos con extremidades amputadas por las explosiones.

Los periodistas de «Shemy» encontraron una publicación en la red social rusa «Odnoklassniki» sobre la muerte del oficial Ivan Vakhrushev. Su esposa Varvara confirmó que su esposo murió a bordo del «Moskva». Dijo que otros 27 marineros estaban desaparecidos. Otra publicación en la red social Vk proviene de Dmitri Shkrebts, cuyo hijo Egor, un marinero recluta, sirvió en el «Moskva». Dmitri asegura que los oficiales del crucero informaron que su hijo «ha desaparecido». Reconoce que los oficiales de la nave han dejado de responder a sus intentos de aclarar el destino de Egor.

Las familias de otros tres marineros «desaparecidos» provenientes desde Crimea y San Petersburgo han respondido a su mensaje y planean visitar al comisariado militar en Simferopol para demandar respuestas sobre el destino de sus hijos. Según «Novaya Gazeta», la Armada rusa decidió dejar de usar soldados reclutados en sus barcos ya en 2017. Vladimir Putin prometió previamente que ningún recluta participaría en la invasión de Ucrania.

El crucero probablemente fue alcanzado por los misiles ucranianos «Neptune» cerca de la Isla de Serpientes y se hundió después de que su extenso arsenal a bordo detonara. Si bien varias fuentes afirmaron que la gran parte de las 510 personas de la tripulación estaban muertas, un vídeo publicado por Rusia el sábado parecía mostrar entre 150 y 160 marineros intactos en la reunión con el comandante de la flota rusa. Como se cortó parte del sonido y el ambiente en las reuniones parecía demasiado jovial dada la pérdida del buque insignia, surgieron dudas sobre la veracidad del vídeo.

Este lunes, el presidente Putin otorgó a la 64ª Brigada Separada de Fusileros Motorizados, que ocupó Bucha en la región de Kiev en marzo, un título honorífico. Elogió a la brigada «por el heroísmo y el coraje». Un honor que contrasta con las atrocidades que se cometieron en esa ciudad a las afueras de Kiev. Según el alcalde de Bucha, una de cada cinco personas que se quedaron en la ciudad mientras estaba ocupada por los rusos fue asesinada.

Más de 2.000 civiles (169 de ellos, niños) han muerto en Ucrania víctimas de la ofensiva que inició Rusia el 24-F, según una estimación conservadora de Naciones Unidas, que asume que la cifra real será «considerablemente mayor» por la falta de información de algunas zonas.