Etiopía

El TPLF acusa al Gobierno etíope de bombardear un jardín de infancia y un hospital

El director del Hospital de Mekele asegura en Twitter que dos niños se encuentran entre las víctimas mortales

Militares del Gobierno federal cerca de Agula, al norte de Mekele.
Militares del Gobierno federal cerca de Agula, al norte de Mekele.Ben CurtisAgencia AP

Se cumple una semana desde la ruptura del alto el fuego en la región de Tigray, al norte de Etiopía. Después de cinco meses sin combates, la guerra que comenzó en noviembre de 2020 ha recuperado todo el horror perdido. La Televisión de Tigray, un medio controlado por el Estado de Tigray, comunicó el miércoles pasado que “las fuerzas etíopes, en conjunto con fuerzas especiales y milicias Amhara, han comenzado un ataque a gran escala en torno a las cinco de la mañana”. La agencia Reuters informó entonces que algunos locales de Kobo escucharon tiroteos en la zona. Tanto desde el Gobierno federal como desde el bando tigrayano se culparon mutuamente de la ruptura del alto el fuego, mientras la falta de información disponible (el Gobierno federal cortó las comunicaciones de telefonía móvil de Tigray hace un más de un año) dificulta la obtención de datos concluyentes.

Pero en los días sucesivos se han dado diversos ataques aéreos sobre la capital de Tigray, Mekele, de la mano del Gobierno federal. El pasado viernes se registró un bombardeo sobre un jardín de infancia llamado Red Kids, según los medios de comunicación locales, y la Televisión de Tigray difundió a continuación imágenes de cuerpos de niños y adultos desmembrados. Algunos hogares próximos al jardín de infancia también resultaron dañados. Los oficiales tigrayanos calificaron el ataque de “sádico” y publicaron un comunicado asegurando que “el vicioso régimen se ha superado hoy, apuntando a un edificio con niños”. El comunicado no confirmaba el número de víctimas mortales pero el director del Hospital Ayder de Mekele, Kibrom Gebreselassie, dijo en Twitter que dos niños se encontraban entre las cuatro personas asesinadas. El número de personas hospitalizadas habría ascendido a 13 al final del día.

El hecho de que el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF por sus siglas en inglés) no cuenta con aeronaves para efectuar dichos ataques parece indicar que el Gobierno liderado por Abiy Ahmed Ali es el responsable de los bombardeos. Sin embargo, las imágenes de los cuerpos difundidas por televisión no han podido ser verificadas y ya se conoce que el factor propagandístico en cualquier conflicto termina en que las imágenes verdaderas pueden ser tomadas por falsas, y viceversa. Un nuevo ataque con drones ha sido denunciado en la mañana de este miércoles, esta vez con el propio Hospital Ayder como objetivo, y un centro IDP (Individual Developement Plan) también fue bombardeado.

Tigray, también escrita como Tigré, es una región que lleva más de quinientos años involucrándose en una variedad de conflictos contra los poderes que han gobernado Etiopía en los últimos siglos. Una región montañosa y aislada del mundo, todavía más aislada por mediación del Gobierno federal y sus medidas de acorralamiento. Conocida por su producción de miel y por ser una de las zonas más áridas del país. 1, 7 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse a raíz del conflicto actual y se calculan en varios millones los afectados por la sequía que, a modo de astuta colaboración entre dos de los jinetes más temidos, sufren el riesgo de caer en la desnutrición.

El departamento de comunicación del Gobierno de Etiopía dijo el viernes que se tomarán “acciones atacando a las fuerzas militares y las fuentes del TPLF contrarias a la paz”, dando a entender que la ruptura del alto el fuego es ya un hecho y que los ataques continuarán durante las próximas semanas. Silencio y ruina. Por aquí sólo destaca la voz, tímida y apagada por la lejanía de su tierra, de Addis Tadesse, un religioso nacido en una localidad próxima a Mekele y que actualmente reside en Noruega: “las imágenes que habrían dado la vuelta al mundo sin la menor sobra de dudas, si mostrasen escenas de conflictos más de moda, aquí sufren un agotador escrutinio que termina por desfasar la novedad de los cuerpos de los niños desmembrados”. A continuación se muestra el vídeo difundido por la Televisión de Tigray. Las imágenes mostradas a partir del minuto 12:45 pueden herir la sensibilidad del lector. De ser ciertas, también habrán roto el corazón de sus progenitores. Sus progenitores, sus hermanos, sus compañeros de juegos: rostros anónimos en la inmensidad del desinterés.