Entrevista

Alex Salmond: «Tras el Brexit, la independencia de Escocia vuelve al primer plano»

“Si Irlanda del Norte puede tener un referéndum cada siete años, ¿por qué no puede Escocia?”, el polémico político presenta su nuevo partido secesionista, Alba.

El antiguo primer ministro escoces y líder del partido secesionista Alba, Alex Salmond
El antiguo primer ministro escoces y líder del partido secesionista Alba, Alex SalmondEWAN BOOTMANNurPhoto via AFP

Alex Salmond (1954, Linlithgow) estuvo a punto de conseguir la independencia de Escocia en el histórico referéndum de 2014, pactado con el Gobierno central. Tras la derrota, presentó su dimisión como líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), pero dejó a la formación en su punto de máxima popularidad, cerrando así una carrera política llena de éxitos, como el de convertirse en el primer ministro principal escocés nacionalista (2007) o ser el primero en conseguir mayoría absoluta (2011). Considerado en su día como el “Braveheart del siglo XXI” vuelve ahora con su propio partido, Alba, con el aspira a conseguir el `momentum´ definitivo ante el nuevo órdago secesionista. El Tribunal Supremo ha dictaminado que el parlamento autónomo de Edimburgo no cuenta con la autoridad para organizar un nuevo plebiscito sin el consentimiento de Downing Street. Pero él no está dispuesto a tirar la toalla y este sábado convocó a todo el movimiento independentista para trazar una nueva hoja de ruta.

En el histórico referéndum de 2014, que usted mismo admitió que era único en una generación, el 55,3% del electorado votó por seguir siendo parte de Reino Unido. Ahora mismo, cuando muchos hogares tienen que elegir entre comer o calentar sus casas, la independencia no es una prioridad, según las encuestas. ¿Cuál es la razón por la que tenemos que seguir hablando de independencia?

Por el Brexit. El Reino Unido ha sacado a Escocia de la Unión Europea en contra de los deseos del pueblo escocés. Es un cambio sustancial que hace que la independencia vuelva a estar en primer plano. Por otra parte, si miras el caso de Irlanda del Norte, uno de los cuatro países que componen el Reino Unido, en el Acuerdo de Viernes Santo [que en 1998 selló la paz entre católicos y protestantes] hay una disposición para que, si se dan una serie de requisitos, los norirlandeses puedan celebrar cada siete años un referéndum [de reunificación con la República de Irlanda]. Si ese es el calendario adecuado que se determinó para ellos, ¿por qué los escoceses no podemos tener otro similar? Han pasado ya ocho años del plebiscito de 2014.

Pero los términos de la unión de Irlanda del Norte en Reino Unido son muy distintos a los de Escocia...

No son completamente diferentes. Ambos son países que forman el Reino Unido. Y si Londres ha aceptado esto como un plazo razonable en Irlanda del Norte, entonces la pregunta sería por qué no es un plazo razonable para Escocia, particularmente cuando la gente está demostrado tanto en las elecciones generales como en la del parlamento de Edimburgo que quieren tal oportunidad.

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, actual líder del SNP, quería realizar el próximo 19 de octubre de 2023 un nuevo referéndum independentista. Pero el Tribunal Supremo de Londres ha dictaminado que el Parlamento autónomo de Edimburgo no tiene los poderes para organizar un nuevo plebiscito sin el consentimiento del Ejecutivo central. ¿Deja esto con alguna opción a la causa separatista?

El Gobierno escocés se ha topado con un obstáculo y tiene que superarlo. Para eso hemos realizado la convocatoria para este sábado, para encontrar una nueva ruta. Hay muchas cosas que se puede hacer para presionar al Gobierno central, como iniciativas tanto en el parlamento de Edimburgo como Westminster, manifestaciones pacíficas, movilización de la opinión internacional. No hay una varita mágica para llegar a la independencia, pero hay una variedad de opciones que pueden hacerse para provocar estas circunstancias. Desde el fallo del Tribunal Supremo, el apoyo a la independencia en las encuestas ha subido. El entusiasmo de la gente por la convocatoria de este sábado indica que el movimiento nacional escocés está vivo y coleando. No podemos olvidar que el Reino Unido es la unión voluntaria de cuatro países, por lo que una parte no tendría que tener el permiso de la otra para ejercer su derecho a la autodeterminación.

Lo que Nicola Sturgeon ha planteado es presentar las próximas elecciones generales del Reino Unido, previstas para 2024, como un “referéndum de facto”. ¿Por qué no aprueba esa estrategia?

Nicola tiene muchas cualidades, es una excelente comunicadora, pero plantear estrategias no es su punto fuerte. Muchos diputados del propio SNP no están de acuerdo. Las próximas elecciones de Westminster se plantearán sobre quién será el próximo primer ministro, si Rishi Sunak o Keir Starmer. Si quieres plantearlas con la independencia de Escocia como tema protagonista tendrías que persuadir a los comentaristas de televisión, a todos los demás, para que digan que ese es el asunto principal. Y si lo consigues, tienes que explicar que no serían unas elecciones normales con partidos políticos normales. Tendría que haber sólo un candidato independentista en cada circunscripción. Todo lo que le digo es que esa estrategia tiene que pensarse. Cuando planteas una idea tienes que pensar en las implicaciones, preguntarte qué van a hacer tus oponentes y tener una respuesta efectiva.

¿Va usted a presentarse como diputado a Westminster en las elecciones generales previstas para 2024?

El tiempo lo dirá.

Stephen Flynn acaba de ser elegido como nuevo líder del SNP en Westminster. Es muy crítico con Nicola. ¿Se puede interpretar como que ella está perdiendo poder dentro de sus propias filas?

Eso es lo que dice la prensa escocesa.

Pero yo le estoy preguntando por lo que opina usted al respecto

Por suerte, ya no estoy en la posición de tener que hablar del SNP. Yo ahora hablo de Alba.

En cualquier caso, ¿no cree que con su partido lo único que está haciendo es dividir el voto independentista, debilitando así la causa secesionista? Presentó Alba justo para las elecciones al parlamento de Edimburgo de mayo de 2021, cuando el SNP se quedó tan solo a un voto de la ansiada mayoría absoluta. Cuando usted lo consiguió en 2011 fue lo que le dio autoridad para pactar con Londres un referéndum. Su relación con el SNP y con Nicola Sturgeon no terminó especialmente bien y muchos consideran que lo único que busca ahora es venganza personal en lugar de la independencia.

He apoyado la independencia desde que prácticamente tengo uso de razón. La razón por la que creé un nuevo partido es porque la independencia ahora es más popular que el SNP. Cuando yo era líder del SNP, el partido era más popular que la independencia. Hay muchas personas que están a favor de la independencia, pero no apoyan ya al SNP, que está recibiendo críticas, algunas injustificadas, otras justificadas, por cómo está gestionando otras materias, como la sanidad. Por eso creo que es útil tener una cantidad de partidos que apoyen la independencia para tener un parlamento en Edimburgo con mayoría separatista.

Cuando hay muchos partidos independentistas, pero cada uno tiene sus estrategia, las cosas tampoco salen demasiado bien. Mire lo que ocurrió en Cataluña.

Tengo enorme simpatía por la gente de Cataluña. Pero Escocia no es Cataluña y Cataluña no es Escocia. Si los partidos en Escocia encuentran un método para trabajar juntos supondrá claramente una ventaja. Si un solo partido encuentra un obstáculo en el camino hacia la independencia y no tiene las ideas para superarlo, es bueno tener tras propuestas.

¿Seguiría bajo alguna circunstancia el modelo catalán de celebrar un referéndum ilegal?

No creo que fuera buena táctica y tampoco creo que sea necesaria. Considero que hay muchas y mejores vías para escuchar lo que la gente tiene que decir. La opción es asegurarse de que el referéndum que se celebre sea legal. El Parlamento escocés podría celebrar un referéndum, por ejemplo, sobre la extensión de sus poderes en lugar directamente de hacerlo sobre sobre la independencia. No tienes que limitarte a hacer esto o aquello, hay muchas maneras. Y ahora necesitamos una reevaluación fundamental del camino a seguir. Durante los últimos 25 años, el nacionalismo escocés ha desarrollado una de las estrategias de mayor éxito en la política europea. Ha llevado al SNP de prácticamente nada a una posición mayoritaria. Ha llevado a Escocia de no tener parlamento a tener un parlamento con mayoría independentista. Pero, en este momento, esa estrategia se ha topado con un obstáculo y sería una buena idea comprometerse con todo el movimiento, no con sólo un partido político, para ver cómo se puede sortear y avanzar hacia la independencia.

Algunos consideran que el Tribunal Supremo les ha venido a hacer un favor porque, de celebrarse ahora un nuevo referéndum, lo más seguro es que volviera a ganar la unión. Y si eso pasara, el movimiento separatista estaría acabado.

Las últimas encuestas tras el fallo del Supremo, quitando indecisos, dan un 56% de apoyo a la independencia. En cualquier caso, cuando en el 2012 negocié con el Gobierno de David Cameron para celebrar el referéndum de 2014, el apoyo a la secesión era el 30% y aunque no ganamos el apoyo aumentó al 45% y una semana antes del referéndum estaba por encima del 50%.

Ahora que menciona a David Cameron, el que fuera primer ministro confesó en sus memorias lo que era un secreto a voces: ante el miedo a que los nacionalistas ganaran, pidió auxilio a la mismísima Isabel II, quien a la salida de misa se acercó a los parroquianos y dijo: “Espero que la gente piense con mucho cuidado sobre su futuro”. No hizo falta nada más. ¿Cómo vivió aquello?

En su momento, me aseguraron que ese no era el caso. Pero el intento de la campaña del ‘No a la independencia’ de implicar a la monarquía en la política fue totalmente desacreditado y se basó en la enorme popularidad de Su Majestad. A lo largo de su reinado, Isabel II fue tremendamente meticulosa para no entrar en política. Podríamos decir que no le hizo gracia la petición de Cameron.

Las Casas Reales de Inglaterra y Escocia se unieron después de la muerte de Isabel I en 1603, cuando Jacobo VI de Escocia también se convirtió en Jacobo I de Inglaterra. La cohesión política no vino hasta un siglo después, con las Actas de Unión de 1707. En caso de que Escocia consiguiera la independencia, ¿usted abogaría por monarquía o república?

Cuando yo era líder del SNP abogaba por volver al modelo de separar la unión política, pero mantener la unión del monarca. Pero ahora no. Durante el reinado de Isabel II no se habría planteado, pero tras la muerte de la reina, a la que tenía en gran estima, creo que es un buen momento para revaluar la posición de la monarquía en una Escocia independiente y plantear si el pueblo quiere mantener unas estructuras no elegidas en las urnas.

Los seguidores de Nicola Sturgeon podrán comprar estas navidades edredones, mantas e incluso cortinas de baño a través de una nueva página web, que nada tiene que ver con el SNP. ¿Tiene usted algún plan para que la gente pueda hacerse también con un pijama con su cara?

(Risas). De momento no está en mi lista para estas navidades. No hay planes en esta dirección.