Batallas

Bajmut, epicentro de los combates más duros y crueles, se ha convertido en símbolo de la resistencia ucraniana

La ciudad, conocida antaño por sus viñas y minas de sal, se convirtió en el “matadero” del Donbás. Allí resultan especialmente sangrientos los combates en las trincheras, los duelos de artillerías y los asaltos frontales

Soldados ucranianos abren fuego contra posiciones rusas cerca de Bajmut, en la región de Donetsk
Soldados ucranianos abren fuego contra posiciones rusas cerca de Bajmut, en la región de DonetskLibkosAgencia AP

El invierno está teniendo de momento poco impacto en la intensidad de la guerra de Ucrania a pesar de las bajas temperaturas, mientras los combates continúan en el frente y Ucrania se concentra en Melitopol y Vugledar en el sur y en la región de Lugansk en el norte, al tiempo que repele los renovados ataques contra Bajmut, que se ha convertido en el epicentro de una de las batallas más duras desde que empezó la invasión, según informa Rostyslav Averchuk para Efe.

El último informe del Ejército ucraniano estima que 660 soldados rusos murieron en las 24 horas precedentes, lo que eleva el total de bajas de las fuerzas invasoras a más de 100.000. Aunque la cifra no puede ser verificada de manera independiente, hay pocas dudas de que el Ejército ruso continúa sufriendo grandes pérdidas en Ucrania.

Sergiy Grabskyi, analista militar, explica a EFE que a pesar de la ausencia de grandes avances por parte de ambos contendientes en las últimas semanas, la intensidad de los combates está próxima a su nivel máximo.

“Ucrania actúa continua y metódicamente operando en la linea del frente para crear las condiciones adecuadas para operaciones aún más activas”, considera.

En contra del estereotipo, es improbable que el invierno vaya a desempeñar un papel que aprovechen los rusos.

“El mito del General Invierno es un producto de la propaganda rusa. Las tropas ucranianas están combatiendo en su territorio y están mucho mejor preparadas para el frío que el Ejército ruso, que está sufriendo al no haber contado con tener que luchar en tales condiciones”.

Asegura también que solo las cifras no servirán para que Rusia haga progresos.

“Ucrania logró todos sus avances en esta guerra a pesar de contar con menos fuerzas y armas que el enemigo, gracias a un mando preparado, una mayor motivación, mejor coordinación y empleo de las armas a su disposición”.

Añade que la rígida estructura de mando del Ejército ruso y el hecho de que dependa de doctrinas anticuadas le hace inferior al Ejército ucraniano en su capacidad para desarrollar operaciones militares mayores.

Según Grabskyi, es probable que Ucrania combine la defensa con el ataque en varias partes del frente. El enemigo puede que encuentre especialmente difícil concentrar fuerzas suficientes para defender las áreas ocupadas del sur del país.

Bajmut, conocida antaño por sus viñas y minas de sal, se convirtió en el “matadero” del Donbás. Allí resultan especialmente sangrientos los combates en las trincheras, los duelos de artillerías y los asaltos frontales. Tras nueve meses de combates, el Ejército ucraniano mantiene el control de la ciudad y sus alrededores.

Las columnas de humo que se elevan y los sonidos continuos de las explosiones son visibles en un vídeo de la ciudad capturado por un dron ucraniano. Ningún edificio ha quedado intacto tanto aquí como en varias aldeas y pueblos cercanos donde también se desarrolla el combate.

«Hay muchos rusos. Pudimos resistir contra ellos, pero sufrimos pérdidas muy grandes», dice Agat, un oficial ucraniano, comandante de una batería de morteros de la famosa brigada 93 del Ejército ucraniano. Su unidad fue responsable de defender la ciudad de Soledar, al noreste de Bajmut, durante cuatro meses antes de ser retirada en una rotación.

«Las dos primeras semanas después de la llegada allí fueron especialmente difíciles. Escuché todo el tiempo las cifras ‘200′ y ‘300′, lo que significaba que había muertos y heridos entre nuestra infantería», revela Agat. Subraya que la artillería y la aviación de Rusia fueron y siguen siendo los dos desafíos más difíciles para las tropas ucranianas.

«Cada vez, durante la invasión pensábamos que no podía haber nada peor. Sin embargo, cada nueva batalla fue aún más dura. Se hizo más fácil una vez que organizamos nuestra defensa, pero lo que experimentamos en Bajmut fue un duro golpe para nosotros. Las tropas no esperaban tal picadora de carne con cada soldado de infantería ucraniano enfrentándose a 10 soldados rusos».

Las tropas rusas en esa zona incluyen miembros del grupo de mercenarios Wagner, así como reservistas que llegaron recientemente al frente tras la llamada en septiembre del presidente de Rusia,Vladimir Putin, para reclutar a nuevos soldados.

“Podemos comparar los combates (en Bajmut) a los de la Segunda Guerra Mundial, puesto que los dos bandos utilizan métodos normales, sin recurrir a medios tecnológicos especiales”, explica el analista militar Serguéi Zgurets.

No obstante, el objetivo de los rusos quizás no consiste solo en tomar Bajmut. Según Evgueni Prigojin, jefe del grupo paramilitar Wagner, el objetivo es sobre todo “destruir al Ejército ucraniano” para “reducir su capacidad de combate”. “Por este motivo, bautizamos la operación como el matadero de Bajmut”, aseguró Prigozhin en un mensaje en la red social de su empresa Concort.

Desde finales de febrero, las vidas de estos conductores de ambulancia voluntarios cambiaron completamente. “Pido a Dios que la situación se calme en los próximos días. Me gustaría que no tuviéramos que trabajar tanto”, afirma Malych, que antes del 24 de febrero era un simple repartidor.

Según muchos de los recién llegados en Bajmut, los combates en esta ciudad de Donbás son los más duros que vieron desde el inicio de la guerra.

“Antes de venir a trabajar aquí, estábamos en la región de Jersón. Allí era duro, pero no tanto como aquí”, reconoció un conductor, cuyo nombre de guerra es Octan.

En este área las fuerzas armadas rusas llevan meses luchando por tomar el control y, según informa el Institute for the Study of War (ISW), el think tank estadounidense sin ánimo de lucro especializado en el análisis militar, sin mucho éxito y con una elevada pérdida de vidas y material.

“Los esfuerzos alrededor de Bajmut indican que las fuerzas rusas no han aprendido de las campañas anteriores con un alto número de bajas concentradas en objetivos de poca importancia operativa o estratégica limitada. Las tropas han gastado continuamente su fuerza de combate en pequeños asentamientos alrededor de Bakhmut desde finales de mayo; en los siguientes seis meses solo han obtenido ganancias del orden de unos pocos kilómetros a la vez”, explica el informe.

Como ISW ha observado anteriormente, los esfuerzos del Kremlin para avanzar sobre esta localidad han resultado un continuo desgaste humano y de armamento, fijando tropas en asentamientos relativamente insignificantes durante semanas y meses seguidos. “Este patrón de operaciones se parece mucho al esfuerzo ruso anterior para tomar Severodonetsk y Lysychansk a principios de la guerra. Como ISW evaluó a lo largo de junio y julio de este año, las fuerzas ucranianas esencialmente permitieron que las tropas rusas concentraran sus esfuerzos en estas dos ciudades cerca de la frontera del óblast de Lugansk, con poca importancia estratégica, con el fin de sacar provecho de la continua degradación de las tropas y el equipo rusos en el transcurso de meses de intenso combate”.

Los esfuerzos rusos en esta área se han estancado en gran medida en la línea que alcanzaron a principios de julio. Incluso si las tropas rusas continúan avanzando hacia Bajmut y fuerzan una retirada ucraniana controlada de la ciudad, los beneficios operativos serán casi nulos. Los costes asociados con seis meses de combate brutal, agotador y basado en el desgaste alrededor de Bajmut superan con creces cualquier ventaja operativa que los rusos puedan obtener al tomar la ciudad. Es más, esta ofensiva está consumiendo una proporción significativa del poder de combate disponible de Rusia, lo que podría facilitar las continuas contraofensivas ucranianas en otros lugares.

«Los rusos no tienen piedad de su propia gente y los tratan como carne de cañón. Simplemente los mandan a matar y ser matados, oleada tras oleada», explica Agat.

Los prisioneros de guerra con los que habló Agat revelan que no reciben ninguna información de los comandantes. Simplemente se les dan armas, se les dice adónde ir y se les olvida. Olexandr, un operador de drones que pasó varias semanas en el área, dice que los rusos tampoco tienen piedad de los soldados ucranianos. Los mercenarios de Wagner matan rutinariamente a los ucranianos heridos si capturan sus posiciones.

Agat ve tal desprecio por la vida como resultado de la propaganda en Rusia. «Invaden nuestro país sin saber qué esperar aquí y contra quién van a combatir». También existe una larga tradición de confiar en la cantidad en lugar de la calidad en el Ejército ruso.

«Los vemos todo el tiempo, lo que hacen y hacia dónde van», explica el oficial indicando que es posible gracias a los drones que sobrevuelan el campo de batalla.

Oleksandr indica que aunque los rusos tratan a sus propios soldados como carne de cañón, también intentan adaptar sus tácticas. Dividen los grupos de asalto en un gran número de unidades muy pequeñas para hacerlos menos vulnerables.

El problema es que las tropas ucranianas no tienen suficiente artillería y municiones, revela Agat. A menudo, los ucranianos no pueden permitirse disparar contra un objetivo claramente visible, un grupo de soldados o equipos rusos, simplemente porque cada proyectil debe guardarse y usarse solo para lograr la máxima destrucción. «Es una pena porque tenemos que demostrar que estamos listos todo el tiempo para defender. Tenemos que romper su voluntad de atacar en cualquier lugar, no solo en Bajmut». Su unidad utiliza morteros y artillería soviéticos que datan de la época de la URSS. Aunque son antiguos, todavía funcionan «bastante bien».

Dos cosas son de gran ayuda para Agat. «Primero, mi familia. Segundo, la responsabilidad que siento hacia mis soldados. Si muestro debilidad, dañará su motivación».

Frecuentemente va a sus puestos, habla de los resultados de su trabajo y trabaja junto a ellos. «Si un comandante está con ellos, todo está bien y no hay nada de qué preocuparse. Mi tranquilidad es garantía de vida para mi gente», explica.

También subraya que, a diferencia de los rusos, a los soldados ucranianos se les da descanso incluso en medio del acalorado combate, para que puedan pasar días lejos de las trincheras para comer comidas calientes, calentarse y lavarse.

Aunque es abierto sobre las dificultades, Agat reconoce que nunca perdió la fuerza de espíritu.

«Una vez, en un lugar diferente, nos rodearon, tuvimos que retirarnos al otro lado del río bajo el fuego del enemigo. Sin embargo, no entramos en pánico, tomamos nuevas posiciones e infligimos grandes pérdidas al enemigo».

A diferencia de la batalla por Severodonetsk en verano, Agat indica que la línea del frente es grande cerca de Bajmut y por ahora no hay amenaza de cerco. Sin ser categórico, dice que quizás sea mejor retroceder un poco, para alcanzar mejores posiciones y salvar vidas.

Agat está seguro que si esto sucede, todo el territorio perdido va a ser retomado. Es solo cuestión de tiempo y armas.

“Un verdadero militar sabe esperar”, subraya. El enemigo se va a cansar, también habrá menos de ellos gracias a la resistencia ucraniana.

Lo principal es que todos los ucranianos están muy motivados. “No tenemos miedo de nada ahora porque todos los ucranianos se sienten muy unidos ahora”.

Dice que están luchando por su patria, su único objetivo es protegerla y no permitir que los rusos establezcan allí su dictadura. “Somos una nación libre e independiente, tenemos que combatir por cada metro de nuestra tierra porque la valoramos tanto”, subraya el oficial.

“Independientemente de lo acalorado que sea el combate aquí, todo está bien”, sonríe.

Agat y sus soldados actualmente descansan. Una vez que estén listos, volverán al frente. “Y todo saldrá bien”, se ríe el joven oficial

Esta situación se une al temor entre las tropas rusas a que las fuerzas ucranianas crucen el río Dnipro y realizar operaciones de contraofensiva en el este del óblast de Jersón, amenazando así todas las líneas de comunicación terrestres críticas desde Crimea al continente ucraniano.