Guerra híbrida

Los mercenarios de Wagner, la punta de lanza de las fuerzas rusas en Ucrania

Los mercenarios al servicio del Kremlin han empezado a levantar una línea fortificada en la región de Lugansk

Un soldado ruso frente a un carro de combate con la letra Z, símbolo de las fuerzas rusas, en la república popular de Lugansk
Un soldado ruso frente a un carro de combate con la letra Z, símbolo de las fuerzas rusas, en la república popular de LuganskSERGEI ILNITSKYAgencia EFE

Las fuerzas rusas acumulan reveses en el este y el sur de Ucrania, salvo en Bajmut, donde han ganado terreno gracias a los mercenarios de la compañía paramilitar Wagner, que se han vuelto indispensables como fuerza de apuntalamiento del Kremlin en el país invadido.

Mientras el ejército cede terreno casi en todos lados, especialmente en el sur, cerca de Jersón y en el noreste, cerca de Járkov, Bajmut (este) se resiste a las fuerzas ucranianas.

Y la batalla, según los combatientes ucranianos interrogados in situ por AFP, tiene lugar cara a cara con los mercenarios de Wagner. Wagner “está demostrando que es la fuerza de infantería más capaz de la que dispone el ejército ruso. Sin embargo, el listón no está muy alto, dado la pobre actuación” de las tropas regulares, considera Philip Wasielewski, investigador del instituto estadounidense Foreign Policy.

Moscú siempre ha desmentido tener vínculos con grupos paramilitares y Wagner no tiene existencia legal en Rusia, donde las compañías militares privadas están prohibidas por ley.

La máscara, no obstante, va cayendo en parte, después de que Evguéni Prigojin, hombre de negocios del Kremlin, reconoció a finales de septiembre haber fundado Wagner en 2014, calificando la organización de “pilar” de la defensa de los intereses rusos.

La presencia de sus mercenarios ha sido documentada desde hace ocho años en países como Siria, en apoyo al régimen de Bashar al Asad, en Libia, así como en República Centroafricana y Mali, donde son acusadas regularmente de cometer abusos contra civiles.

“Músicos” en la “orquesta”

Apenas presentes en Ucrania al principio de la invasión, “se han vuelto cada vez más visibles y cada vez se alinean más con el Estado ruso. Pero no forman parte del ejército y ahí reside su utilidad”, subraya Tracey German, profesora de Defensa y Seguridad del King’s College de Londres. “Son como un multiplicador de fuerza para Rusia”, considera.

En redes sociales, las cuentas simpatizantes de Wagner asumen mayoritariamente la retórica del Kremlin, explicando que combaten en Ucrania para “liberar Donbás” y cazar “ucronazis”.

Pero el grupo, cuya bandera representa una calavera en el centro de una diana roja sobre fondo negro, cultiva también su singularidad: jugando con el nombre de la compañía, el mismo que el del famoso compositor alemán, sus miembros se autodenominan “músicos” y hablan de “orquesta” para designar a la organización.

Sobre todo, no oculta su papel en los combates ni su implicación creciente, “reflejo de la degradación generalizada del ejército y el mando rusos”, subraya Karolina Hird, del centro de investigación estadounidense Institute for the Study of War.

“Vemos una nueva retórica (...) presentando al grupo como la primera fuerza de ataque del Kremlin” en la región, afirma la experta, señal de una posible lucha por la influencia en el seno del poder ruso.

¿Lucha de influencia?

“Parece que Prigojin trata de ganarse el favor del Kremlin destacando su propia influencia y los avances territoriales de sus fuerzas”, dice Hird.

El miércoles, el líder de Wagner anunció que el grupo había empezado a levantar una línea fortificada en la región de Lugansk, en el este de Ucrania, anexionada por Moscú en septiembre.

Al mismo tiempo, subrayó que esta línea de defensa no debería ser “necesaria” contra el ejército ucraniano porque “la mera presencia de unidades Wagner en la línea del frente ya es un muro inexpugnable”, aseguró.

Entre los puntos fuertes del grupo, el investigador Philip Wasielewski destaca “un mando un poco mejor” [que el del ejército regular ruso], efectivos con frecuencia reclutados entre las fuerzas especiales rusas, una cohesión mayor y una moral más alta por recibir en tiempo y forma su salario. “La cuestión es cuánto tiempo pueden mantener ese nivel”, mientras los combates siguen y las pérdidas aumentan, advierte el experto.

A mediados de septiembre, quien sería con casi total seguridad Evguéni Prigojin apareció en un vídeo arengando a los reclusos de una prisión rusa a alistarse en Wagner e ir a luchar a Ucrania a cambio de una amnistía.

Pero si cada vez más quienes tienen experiencia militar abandonan el campo de batalla -muertos o gravemente heridos-, se pierde poco a poco esa experiencia, ese entrenamiento y ese comando”, recuerda Wasielewski.

Además, “en todos los casos, Wagner no avanzará sin el resto del ejército: no son lo suficientemente numerosos para llevar a cabo por sí mismos una gran ofensiva”, afirma” Yohann Michel, investigador del International Institute for Strategic Studies.