Crisis

La guerra de Ucrania acaba con la ministra de Defensa de Alemania, Christine Lambrecht

Ha sido objeto desde hace meses de críticas desde su propio partido por su gestión del conflicto ucraniano y la polémica modernización del ejército alemán

La salida de Christine Lambrecht de la política alemana se decidió hace ahora dos años. Fue entonces cuando la ya exministra alemana de Defensa sorprendió al anunciar que no repetiría como candidata a las últimas elecciones federales. «Más de veinte años en primera línea han sido más que suficientes», declaró a la revista «Der Spiegel». Por eso muchos no entendieron cómo, tras las victoria de Olaf Scholz, el recién nombrado canciller se fijó en ella para dirigir uno de los ministerios más complejos, el de Defensa. Ya entonces se dijo que Scholz quería cumplir con lo prometido en campaña y presentar un Gabinete compuesto por igual número de mujeres y hombres y, aunque casi nadie tenía el nombre de Lambrecht en su lista, finalmente el canciller confió en ella y en su experiencia ministerial.

El principio del fin empezó a rodar. Lambrecht asumió el cargo en diciembre de 2021 a sabiendas de que se estaba haciendo cargo de un ejército con importantes deficiencias y con una escasez masiva de equipos. La situación quedó aún más patente con la invasión rusa de Ucrania, que obligó al Gobierno alemán a crear repentinamente un fondo especial de 100.000 millones de euros para hacer que la «Bundeswehr», el Ejército alemán, volviera a ser apto para la defensa, pero sobre todo para cumplir con los requisitos de la OTAN. Empezó entonces para la ministra una ristra de titulares negativos aupados a base de errores políticos y fallos en la comunicación. Pocos días después de su juramento, el periódico «Bild» le preguntó si podía distinguir entre un teniente coronel y un teniente general. Lambrecht respondió evasivamente. Fue la primera de tantas.

Como criticó hoy la prensa alemana, el problema de Lambrecht no fue tanto de contenido, sino de forma. La misma que volvió a fallar cuando, poco antes de la invasión rusa, llevó a la ministra a anunciar con todo el bombo y ante la presencia de numerosos periodistas la entrega de 5.000 cascos militares a Kyiv. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se refirió entonces a una broma o el periódico «Berliner Morgenpost» habló de algo «cómico». No obstante, la tan anunciada entrega se convirtió en un símbolo internacional del curso inestable que, a partir de entonces, tomaría la política alemana sobre Ucrania.

Lambrecht nunca se entusiasmó con la «Bundeswehr». Las dudas sobre su idoneidad para el importante ministerio aumentaron y la oposición pidió repetidamente su destitución. Pero, por algún motivo, el canciller la retuvo. Incluso muchos, dentro de las filas del Partido Socialdemócrata (SPD), se preguntaron cómo una política tan experimentada podía cometer tales errores.

Se le acusó de falta de experiencia o de adquisiciones lentas para la «Bundeswehr», pero un vuelo en helicóptero militar con su hijo, que fue posteado en las redes por el joven como si estuviera de vacaciones, hundió aún más su imagen pública. Para remate, en Nochevieja, la entonces ministra difundió un vídeo en el que, con el trasfondo de las celebraciones por el Año Nuevo y los fuegos artificiales, se refirió al conflicto ucraniano y de cómo había vivido a lo largo del año «muchas experiencias especiales» que le habían dado la oportunidad de «encuentros con gente interesante y genial». «Ministra vergüenza», tituló la prensa.

La vida media de los ministros de Defensa germanos no es particularmente larga. Desde 1955 ha habido 19 ministros en esta cartera y su permanencia media es de unos tres años y medio. Muchos predecesores de Lambrecht tropezaron con proyectos y asuntos de armamento fallidos. Scholz pensó erróneamente que con Lambrecht iba a cambiar la suerte de este ministerio. No fue así. Después de formarse como abogada, Lambrecht accedió por primera vez en 1998 al Bundestag. Incluso llevó a su hijo al trabajo. «Mi hijo creció en el Bundestag», dijo una vez al diario «Die Zeit». Nacida en Mannheim, fue reelegida cinco veces, fue directora parlamentaria del SPD durante varios años y líder adjunta del grupo parlamentario. Cuando Scholz se convirtió en ministro de Finanzas, la incorporó a su departamento como secretaria de Estado. En junio de 2019, Lambrecht se convirtió en ministra de Justicia cuando la entonces titular, Katarina Barley, pasó a la política europea. Luchó con dedicación contra el discurso de odio en internet y por el fortalecimiento de los derechos de las mujeres.

Sin embargo, con su salida no terminan los problemas para el canciller. Ahora tiene que llenar la vacante y no solo lo más rápido posible, sino también en términos de contenido. El Ministerio de Defensa es uno de los departamentos más importantes del Gabinete y la «Bundeswehr» enfrenta problemas masivos y desafíos enormes. Lambrecht se va, pero los problemas persisten.