Violencia

26 personas asesinadas a machetazos por yihadistas en República Democrática del Congo

Siete de los asesinados eran miembros de una misma familia en la localidad de Oicha

La ONU eleva a 800.000 los civiles desplazados por la violencia en la región congoleña de Kivu Norte
La ONU eleva a 800.000 los civiles desplazados por la violencia en la región congoleña de Kivu Norte.Europa Press

Es de noche. Es el paso del domingo, 22 de octubre, al lunes, 23 de octubre; el rito perpetuo que da comienzo a una nueva semana. Los insectos que agujerean la noche son los únicos sonidos que deberían escucharse. Pero llega el hombre. Una criatura voraz e indigna de pisotear el suelo de la localidad de Oicha, en la provincia de Kivu Norte (República Democrática del Congo), un monstruo de facciones anónimas que aparece para quebrar la paz de los inocentes. Así ocurrió cuando un grupo de hombres armados y que se presumen miembros de las Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF) irrumpieron en el distrito de Masosi, en Oicha, y asesinaron a machetazos a 26 civiles.

La cifra de víctimas es provisional, ya que varios residentes se encuentran todavía en paradero desconocido y los atacantes arrastraron a varias de sus víctimas para asesinarlas al cobijo de la noche. A machetazos, con hachas, con una metodología física y brutal. Sangre por todas partes. El horror tatuado en las pieles de hierro. Y se ha informado de que siete de los asesinados pertenecían a la misma familia, lo que ha llevado a las autoridades locales a abrir una investigación que permita aclarar los motivos de tan virulento ataque.

Miembros de la comunidad de Oicha protagonizaron el lunes por la mañana un macabro espectáculo inmediato al ataque, cuando decenas de jóvenes caminaron en procesión para depositar los cuerpos de los asesinados frente a las oficinas del gobierno territorial. Tanto el administrador territorial como el comandante policial intentaron calmar a los jóvenes y recuperar los cadáveres para depositarlos en la morgue, pero el dolor se sobrepuso. Así, un grupo de manifestantes, angustiados por el horror, agotados de la criminalidad impune y desechada por los noticieros internacionales, descargaron su frustración atacando e incendiando de manera irracional varios coches y camiones pertenecientes al Programa Mundial de Alimentos. Por fortuna, no hubo heridos entre los miembros del PMA.

Este no es sino el enésimo ataque de las ADF en lo que va de año, una organización yihadista de corte islamista que carga a sus espaldas miles de muertos desde su nacimiento en 1996. La precaria situación del este de República Democrática del Congo viene afectada por las salvajes acciones de las ADF, pero también por la presencia de decenas de grupos armados de la más variada procedencia. La región se encuentra además sumida actualmente en una suerte de conflicto civil que enfrenta al grupo guerrillero M23 contra milicias locales y las tropas de Burundi integradas en la misión de la CAO (Comunidad de África Oriental).

Hace varias semanas que este particular infierno terrenal ha descendido un círculo en su barbarie: a los combates entre milicias locales contra el M23 se le suman los recientes enfrentamientos entre las propias milicias. Un diplomático español comentaba una vez a este periodista que “siempre se dice que el avispero del Congo va a estallar pero nunca termina de hacerlo”. Aunque sería factible plantearse si ese avispero no estalló hace años, cuando decenas de grupos armados se hicieron con el control del este del país y cientos de civiles mueren cada mes como producto de la violencia.