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Consulta

La alta abstención hace fracasar el referéndum sobre ciudadanía y derechos laborales en Italia

El Gobierno de Meloni sale reforzado de una consulta que había boicoteado y en la que apenas votó el 30% de los electores

El referéndum celebrado este domingo y lunes en Italia, que aspiraba a reducir a la mitad el tiempo necesario para solicitar la ciudadanía italiana y revocar algunas normas relativas a derechos laborales, no superó el umbral del 50% de los votos necesario para resultar válido. La consulta fue impulsada por la oposición de izquierdas y los principales sindicatos, mientras que el Gobierno de Giorgia Meloni la boicoteó instando a la abstención. Una estrategia exitosa a la vista de los resultados: solo votó alrededor del 30% de los electores, según datos del Ministerio del Interior.

“El único objetivo de este referéndum era hacer caer al Gobierno Meloni. Al final, sin embargo, fueron los italianos quienes os hicieron caer a vosotros”, escribió en las redes sociales Hermanos de Italia, el partido de Meloni. Un mensaje de victoria que acompañó con una foto de los principales líderes de la oposición y la frase: “Habéis perdido”.

Cerca de 51 millones de italianos estaban llamados a votar sobre diversas cuestiones, entre ellas, la reducción de diez a cinco años el periodo de residencia necesario para solicitar la ciudadanía italiana, que además habría permitido transmitir este derecho a los hijos menores de edad de los inmigrantes residentes legalmente en el país, lo que habría beneficiado a más de dos millones de personas.

“La ciudadanía no es un regalo”, celebró el líder de la Liga, Matteo Salvini, socio en la coalición gubernativa. “Son necesarias reglas aún más severas”, lanzó. Actualmente, los extranjeros residentes en Italia deben esperar al menos 10 años para poder solicitar la nacionalidad. Uno de los periodos más largos entre los países de la UE, al que se añaden hasta cinco años más de espera desde que se presenta la solicitud hasta que se obtienen los documentos.

La consulta constó de cinco cuestiones. Además de la aceleración del proceso de ciudadanía, los italianos fueron interrogados sobre la posibilidad de derogar varias normas laborales, actualmente en vigor, como la que autoriza que los trabajadores no tengan que ser reincorporados a su puesto de trabajo tras un despido improcedente, incluso si un juez así lo establece. También fueron cuestionados sobre la eliminación del límite de indemnización para los trabajadores despedidos injustificadamente en pequeñas empresas, así como otras normas sobre riesgos laborales y contratos indefinidos.

La iniciativa fue impulsada por el partido progresista +Europa, y a ella se sumaron más tarde sindicatos, asociaciones y otras formaciones políticas, como el opositor Partido Democrático (PD), logrando reunir más de 637.000 firmas en poco tiempo.

Los resultados del referéndum abrogativo, como en este caso, sólo son válidos si participa al menos la mitad de los electores. El Gobierno, contrario a la consulta, instó a los ciudadanos a no participar en la votación para impedir así alcanzar el quorum. “No votar en un referéndum inútil y erróneo es un derecho de todos”, defendió Meloni, que se acercó el domingo al colegio electoral, pero no votó. Sus dos vicepresidentes y líderes de los partidos de la coalición gobernante, Liga y Forza Italia, ni siquiera se presentaron ante las urnas.

Una abstención anunciada que indignó a la oposición y a los sindicatos convocantes. “Un tercio de este país, entre 14 y 15 millones de personas que votaron, cree que se necesitan respuestas precisas sobre los temas del referéndum y exige cambios”, dijo, por su parte, Maurizio Landini, secretario general de CGIL. El líder del principal sindicato del país reconoció la derrota pero subrayó que el voto no era “contra el gobierno ni contra un partido, sino para cambiar leyes absurdas”.

El fracaso es aún mayor si se analizan los datos detenidamente. No sólo el número de votantes se mantuvo muy por debajo del umbral requerido, sino que en una de las cinco consultas, la relativa a la ciudadanía para extranjeros, uno de los caballos de batalla de la izquierda italiana, los votos fueron menos que los recibidos en las otras cuatro cuestiones.

Por su parte, el ex primer ministro y ex secretario general del PD, Matteo Renzi, impulsor de la ley laboral que el mismo partido, liderado ahora por Elly Schlein, pretendía derogar, hizo un llamamiento para que la izquierda mire al futuro y no al pasado, si aspira a construir una alternativa de gobierno.

Las consultas populares son un instrumento muy utilizado en Italia, pero en un país donde la abstención marca récord históricos en cada nueva convocatoria electoral –en los comicios de 2022 que dieron el triunfo a Meloni apenas votó el 48% de los italianos--, algunos analistas se plantean ahora su utilidad. En los últimos 30 años, sólo dos referendos superaron el umbral mínimo, uno en 2011 sobre la gestión pública del agua, y otro en 2020 que permitió reducir un tercio los parlamentarios del país.