Sin "cita a 35"

Biden, anfitrión de una Cumbre de las Américas que no se libra de la polémica

A la sonada ausencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela se suma ahora la cancelación del presidente de México

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe BidenYURI GRIPAS / POOLAgencia EFE

Desde su primera edición, celebrada en diciembre de 1994 en Miami bajo la presidencia de Bill Clinton, la Cumbre de las Américas reúne a jefes de Estado y de Gobierno de todo el hemisferio, un total de 35 Estados independientes del continente americano, para tratar temas políticos, diplomáticos y comerciales de alto nivel, así como debatir acciones frente a problemas comunes y desafíos compartidos en la región para avanzar en la integración.

Pero la participación de presidentes de países elegidos democráticamente en Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica es no solamente un factor clave sino también requisito imprescindible para formar parte de esta “cita a 35″ en la que los socios y aliados americanos participan cada tres años. Aunque ninguna de sus ediciones se ha librado, de una u otra manera, de la polémica. Y ésta tampoco.

El ex presidente Donald Trump no asistió a la anterior Cumbre, celebrada en Perú en 2018, convirtiéndose en el primer presidente de Estados Unidos en ausentarse en la importante cita, y causando malestar entre sus homólogos de la región. Tampoco acudió Raúl Castro desde Cuba ni Nicolás Maduro desde Venezuela, a quien se retiró la invitación con el respaldo de 12 países del Grupo de Lima, Estados Unidos y la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Bajo el lema “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, en esta ocasión la novena edición de la Cumbre de las Américas contará con sonadas ausencias (Venezuela, Cuba y Nicaragua) que han puesto en riesgo la participación de otros países clave como México y que podría ocasionar un posible boicot entre otros gobiernos de peso, que acabe trastocando los planes de Joe Biden como anfitrión y revertir su intención de unificar a las democracias de América.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, canceló su asistencia este lunes, tan pronto como tuvo constancia de la ausencia de los otros países. Después de semanas de especulación entorno a la lista de asistentes al encuentro, la Casa Blanca decidía finalmente no trasladar la invitación a Cuba, Nicaragua ni Venezuela para participar en la Cumbre de las Américas, organizada por Estados Unidos en la ciudad de Los Ángeles esta semana.

“No voy a la Cumbre porque no se invita a todos los países de América y yo creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo desde hace siglos”, anunció un AMLO molesto que, en su lugar, enviará al canciller Marcelo Ebrand. “La exclusión, el querer dominar sin razón alguna, el no respetar la soberanía de los países, la independencia de cada país”, añadió AMLO, que tiene previsto sin embargo visitar a Biden en julio en Washington.

La Casa Blanca, sin embargo, justificaba repetidamente la decisión de no invitar “a los Gobiernos autocráticos de Cuba, Nicaragua y Venezuela debido a su historial contra los derechos humanos” y su “falta de espacio democrático” en una cita regional que precisamente pretende fomentar esos principios.

Tampoco estarán los presidentes de Guatemala y Uruguay. El guatemalteco Alejandro Giammattei, explicó que su ausencia se debía a su “apretada agenda”. Mientras, el uruguayo Luis Lacalle Pou confirmó que había dado positivo en covid-19.

Aunque, más que la de Nicaragua bajo el régimen de Ortega, sorprendían las ausencias de Cuba y Venezuela tras semanas de acercamiento de la Administración Biden por diversas razones. Por un lado, con Cuba por la vuelta a las políticas aperturistas de Obama rescatadas recientemente por el que fuera su vicepresidente para facilitar la movilidad social y económica entre ambos países. Más vuelos comerciales, remesas y reunificaciones familiares a la isla serán ahora posibles en esta nueva etapa de deshielo.

Por el otro, desde que explotó el conflicto ruso en Ucrania, Biden ha buscado nuevas fórmulas para aliviar las consecuencias económicas de los efectos de la guerra. Entre ellas, acercar posturas con el régimen de Maduro para permitir el diálogo en un tema de interés común: el petróleo.

Venezuela es el país con las mayores reservas de crudo del mundo. Por lo que abastecer a Europa con crudo venezolano para reducir su dependencia de Rusia es una de las esperanzas del Gobierno de Biden y también una de sus prioridades desde que dio comienzo el conflicto bélico hace más de tres meses.

Por ello, el Departamento de Estado de EEUU daba el visto bueno a las petroleras Repsol y ENI para que ambas puedan exportar petróleo venezolano a Europa desde finales de este mes y aliviar así los efectos del veto a los combustibles rusos. Las petroleras española e italiana se sumarán, con esta decisión, a la estadounidense Chevron, la única con presencia en Venezuela, que ya acercó posturas e inició negociaciones con el régimen de Maduro el mes pasado.

Impuestas por el Gobierno de Trump en 2017, las sanciones a Venezuela ahora aliviadas por la Administración Biden incluían la prohibición de comercializar con bonos del Tesoro venezolano en los mercados financieros estadounidenses o hacer negocios con su gran petrolera, así como la congelación de activos contra funcionarios venezolanos.

Pero dichos acercamientos recientes podrían verse ahora truncados por la crisis diplomática que derive de las ausencias en la Cumbre de las Américas de Biden, si finalmente otros países deciden no presentarse esta semana a la cita en Los Ángeles siguiendo el ejemplo de México y darle plantón al presidente de Estados Unidos cuando éste más necesita el apoyo de sus aliados regionales.