Elecciones

Lula tiende la mano y apela a un Brasil unido

Bolsonaro comunica a sus ministros que no impugnará la victoria del sindicalista, pero evita admitir su derrota

El discurso de reconciliación y “mano tendida” de Lula tras su victoria por la mínima en Brasil ha sido bien acogido por la mayoría de las fuerzas políticas e incluso por la Bolsa, que empezó cayendo pero recuperó a media mañana. Camioneros partidarios del capitán bloquearon este lunes carreteras en catorce estados, mientras el Bolsonaro trasladó a sus ministros que no impugnará el resultado, aunque no piensa felicitar a Lula, informa Globo.

El presidente permaneció hoy en completo silencio, mientras su hijo Flavio dio las gracias por la tarde en Telegram a quienes “ayudaron a Bolsonaro a conseguir la mayor votación de su vida: levantemos la cabeza, no vamos a desistir”.

Con el 100 por cien de las urnas escrutadas, Lula se impuso por 2,1 millones de votos ( 60,3 millones frente a 58,2, o lo que es lo mismo, el 50,9 por ciento frente a 49,1), en las elecciones más ajustadas de la historia. El ex líder sindical tomará posesión del cargo el 1 de enero, con un panorama de apoyos incierto dada su minoría parlamentaria y la importante fuerza territorial del bolsonarismo en los principales estados del país, entre ellos Sao Paulo, Río y Minas.

Resultados segunda vuelta Brasil
Resultados segunda vuelta BrasilTania Nieto

A nivel internacional su victoria despierta simpatía tanto en Europa como en América. En los medios se resalta que Bolsonaro acabó siendo víctima de sus pulsos, en este caso perdiéndolo frente a los poderes fácticos, en particular la Justicia y la Prensa.

También se ha vuelto a subrayar el fallo de las encuestas, al igual que sucediera en el primer turno. De 14 resultados demoscópicos, doce dieron a Lula un arrollador triunfo electoral, con una diferencia de entre 4 y 6 puntos. Uno dio vencedor a Bolsonaro por la mínima y otro por dos puntos. Abundan los análisis sobre por qué fallan las pesquisas en Brasil. Hipótesis una: porque había mucho voto oculto a Bolsonaro. Hipótesis dos: porque el capitán y sus asesores dieron la instrucción a sus seguidores de no responder a los encuestadores, o bien responder errado. Hipótesis tres: por el hecho de que las principales empresas de sondeos estén en manos de los grupos mediáticos más importantes del país, que declararon la guerra al presidente derechista bajo la consigna “hay que derribarlo como sea”.

Y es que la batalla entre Bolsonaro y la Prensa ha sido cruel y a muerte durante los cuatro años pasados. El presidente contra Folha y contra Globo, los dos grupos mediáticos más poderosos del país. Un enfrentamiento sin cuartel y sin descanso día tras día. Por eso ambos grupos, junto a la mayoría de los demás, apostaron fuerte por la victoria de Lula, a quien han apoyado sin esconderse un milímetro, presentándole como opción de “centro”.

El ex sindicalista tendrá desde enero todo el poder propio de un presidente de la República, pero dado que Brasil es un Estado Federal, su capacidad de acción estará más que mermada en aquellos ámbitos en los que las competencias son de las regiones, no del Gobierno central. A Bolsonaro ya le ocurrió durante la pandemia.

En Sao Paulo, por ejemplo, la política de confinamientos y vacunas fue la contraria a la dictada desde Brasilia. Ahora Lula va a tener a 14 de los 27 estados de Brasil como contrapeso. En esos 14 ha ganado el Partido de Bolsonaro o alguna de sus alianzas. De manera muy destacada en los tres con mayor población: Sao Paulo, Río y Minas. Casi todos los gobernadores bolsonaristas han felicitado a Lula, pero a la hora de la verdad actuarán en su contra.

El otro contrapeso está en el Legislativo. Lula gana pero quien va a gobernar de verdad es el Centrâo, alianza entre buena parte de los 27 partidos con representación parlamentaria, liderada por el empresario Arthur Lira, que tiene el poder real en Brasil desde los tiempos de Cardoso. El Centrâo dará su apoyo a la Presidencia pero a cambio de inversiones, fondos y poder. Así ha sido siempre. Así fue cuando Lula gobernó en el pasado y así será también previsiblemente ahora. No le queda otra al presidente electo.

La minoría mayoritaria en las Cámaras la tiene el PL de Bolsonaro, que por sí sólo carece de fuerza suficiente para tumbar las iniciativas de Lula, si bien en alianza con el Centrâo podría presentar un “impeachment” en cualquier memento, tumbando a Lula como en su día a Dilma, para poner de presidente al vice Geraldo Alckmin, ex gobernador de Sao Paulo y miembro del PSdB, centro derecha tradicional. Por eso Lula está obligado a mercadear con el Centrâo. El pacto con este “bloque de intereses” le garantiza su tranquilidad, sólo que al tratarse de partidos más bien de derechas, le impedirán desarrollar su programa socialista al completo

El otro poder, el Judicial, lo representa el Tribunal Superior (STF), de mayoría lulista. El STF tumbó la mayor parte de las iniciativas de calado de Bolsonaro, particularmente en lo concerniente a la pandemia, las vacunas, el medio ambiente y la Amazonia. El STF ahora no ejercerá previsiblemente ese papel de contrapoder político y se centrará en su actividad estrictamente constitucional. Lula podrá nombrar otros dos magistrados durante los cuatro próximos años, con lo que refuerza su mayoría arrolladora dentro del Supremo Tribunal.

Uno de los puntos fuertes del ganador es su proyección internacional. No sólo por su empuje evidente en la Latinoamérica, sino porque su liderazgo es mundialmente reconocido. Biden, Xi, Putin, Macron, Sunak, Sánchez y los principales líderes de la izquierda hispanohablante se apresuraron a felicitar al presidente electo tras su ajustado triunfo. Lula fundó el Foro de Sao Paulo, cuyo objetivo era implantar gobiernos de izquierda en Iberoamérica. Algo hoy ya logrado, a la vista de que las principales potencias de la región tienen presidentes socialistas o comunistas. Zapatero, íntimo de Lula, se encuentra en Sao Paulo desde el jueves, donde ha declarado estar convencido de la capacidad del petista para liderar un movimiento multipolar global.