
Carro de combate
El US Army quiere hacer un upgrade a sus tanques: los quiere preparar para la futura guerra urbana
La guerra en las ciudades, una trampa mortal para los tanques convencionales, impulsa el diseño de nuevos blindados: bestias lentas y acorazadas hasta el extremo, armadas con múltiples torretas para dominar el caos del combate urbano,

Los carros de combate principales, concebidos para dominar grandes llanuras, se han revelado como herramientas torpes y vulnerables en el laberinto de la guerra urbana. Su diseño prioriza el blindaje frontal y la velocidad, dos características que pierden gran parte de su valor en un entorno de asfalto y hormigón. En las ciudades, el peligro acecha desde cualquier ángulo, convirtiendo la velocidad en un factor secundario y el blindaje tradicional en una defensa a menudo insuficiente.
Por este motivo, ha comenzado a ganar fuerza la idea de desarrollar un vehículo radicalmente diferente, especializado en el combate urbano. La filosofía que impulsa este concepto invierte por completo las prioridades tradicionales, sacrificando la velocidad punta a cambio de un blindaje pesado y una protección prácticamente integral. Este diseño incorporaría un casco en forma de V para desviar la onda expansiva de minas y artefactos explosivos improvisados, además de un blindaje de jaula para neutralizar la amenaza creciente de los drones. Su motor se asemejaría más al de un bulldozer, primando la potencia para abrirse paso entre escombros. De hecho, la protección contra estos aparatos es crítica, pues los drones de combate modernos ya pueden atacar en enjambres, lo que supone un nuevo reto para los blindados.
Asimismo, su armamento estaría concebido para controlar un entorno de 360 grados. Tal y como informa Defense News, la clave de este nuevo concepto reside en la instalación de múltiples torretas no tripuladas y controladas de forma remota. Esta tecnología permitiría a una tripulación reducida, resguardada en el interior del casco, responder a amenazas simultáneas desde distintas direcciones. Una de sus grandes ventajas tácticas sería la capacidad de posicionar una torreta para disparar al doblar una esquina sin exponer el resto del vehículo, mientras que para las calles más angostas contaría con cañones de ánima corta. Incluso se valora la inclusión de un lanzallamas y múltiples escotillas de escape para maximizar la seguridad. Esta tendencia hacia la automatización no es aislada, ya que otros países como Finlandia también están buscando robots de combate para misiones de alto riesgo.
Viejas ideas para un nuevo campo de batalla
Sin embargo, esta propuesta no es del todo novedosa. Existen precedentes históricos que ya exploraron soluciones parecidas, como el Brummbär alemán de la Segunda Guerra Mundial o el más reciente BMPT Terminator de fabricación rusa. Otra vía, quizá más pragmática, consiste en adaptar plataformas ya existentes, como podría ser la modificación del chasis de un tanque Abrams para equiparlo con un cañón de demolición de 165 milímetros, más adecuado para destruir fortificaciones. En España, por ejemplo, la empresa Indra trabaja en un nuevo vehículo militar avanzado que sigue esta línea de modernización de las plataformas terrestres.
Con todo, el camino para materializar un verdadero «tanque urbano» está plagado de desafíos. El principal obstáculo es el elevado coste de fabricación de un vehículo tan específico. Los ingenieros se enfrentan, además, al complejo equilibrio entre lograr un blindaje casi impenetrable, una potencia de fuego abrumadora y una movilidad aceptable en espacios confinados. Pese a estas dificultades, numerosos analistas consideran que su desarrollo es un paso casi inevitable para obtener una ventaja decisiva en los conflictos que, cada vez con mayor frecuencia, se libran en el corazón de las ciudades.
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