Drones
Así es el "destructor de radares" que una compañía europea busca vender al ejercito de EE UU
Leonardo promociona en Washington el "jammer" BriteStorm, un minidron desechable que apaga emisores enemigos antes de que los misiles puedan disparar
El fabricante británico Leonardo quiere que el Pentágono pruebe cuanto antes su nuevo “escudo fantasma”. Se trata de BriteStorm, un sistema de ataque electrónico ligero que viaja dentro de pequeños drones y que, al ser lanzado, se convierte en un interferente móvil capaz de apagar o engañar radares de vigilancia y de mando de fuego. La compañía acaba de trasladar tres prototipos a bases estadounidenses para iniciar los trámites del Foreign Comparative Test (FCT), la vía acelerada que utilizan los Marines y la Fuerza Aérea para incorporar tecnologías aliadas sin largos concursos presupuestarios.
Mark Randall, responsable de campaña de guerra electrónica de Leonardo, explica que el objetivo es demostrar que BriteStorm puede ofrecer a los comandos de EE UU una solución barata y desechable frente a los actuales sistemas de "jamming" estratégicos, mucho más caros y vulnerables en entornos altamente contestados. El producto, ya probado con éxito por la Oficina de Capacidades Rápidas de la RAF a bordo del AR3 de Tekever, emplea tecnología DRFM (Digital Radio Frequency Memory) para crear falsos blancos, ruido de fondo o réplicas de formaciones de cazas que saturan los radares enemigos.
El interés norteamericano no es casual: la Armada acaba de utilizar por primera vez en combate varios BriteCloud 218 desde F-35C de la Carrier Air Wing 2 y prevé adquirir hasta 6.000 señuelos activos adicionales para sus flotas de F-35 y F/A-18E/F entre 2026 y 2027, según documentos de NAVAIR consultados por Breaking Defense. Esa cifra convence a otros operadores del caza de Lockheed Martin: Alemania, Italia y varios usuarios del Typhoon ya han solicitado información para adoptar el mismo estándar AN/ALQ-260(V)1.
La apuesta por la masa y la velocidad
Leonardo insiste en que la clave no es solo el "jammer", sino la capacidad de producir miles de unidades en pocos meses. Michael Lea, vicepresidente de ventas, asegura que las líneas de Luton ya fabrican “decenas de miles de BriteCloud al año” y que la misma cadena puede escalar BriteStorm si Washington decide incorporarlo para sus programas CCA (Collaborative Combat Aircraft) y ALE (Air-Launched Effects). La empresa ha ofrecido al Pentágono una “línea de montaje dual” que ensamblaría tanto el señuelo como el jammer en un mismo centro, reduciendo costes logísticos y unificando repuestos.
El salto cualitativo respecto a BriteCloud es el alcance: mientras el señuelo protege a una sola aeronave, BriteStorm vuela adelantado, suprime radares de largo alcance y permite que toda una formación penetre sin ser detectada. Su batería le da autonomía para 60 minutos de interferencia continua, suficiente para cubrir el tiempo de vuelo de una oleada de drones o de un paquete de ataque tripulado.
El contrato FCT, que podría firmarse en noviembre de 2025, incluiría demostraciones en vuelo con plataformas estadounidenses de clase 25 kg como el Griffon FTUAS o el Anduril Ghost-X. Si los ensayos culminan con éxito, Leonardo prevé una compra inicial de 500 unidades y la opción de escalar hasta 5.000 en los tres ejercicios siguientes, lo que situaría a BriteStorm como el primer "jammer" descartable en entrar en el inventario de EE UU.
Mientras tanto, la compañía no olvida Europa: Suecia ha ensayado ya la versión cilíndrica 55T desde un Gripen E y el Reino Unido estudia desplegar BriteStorm en futuros enjambres autónomos destinados a misiones SEAD (Suppression of Enemy Air Defenses). La OTAN, consciente del aumento de sistemas de defensa aérea rusos y chinos, ha incluido por primera vez una partida específica para “cargas útiles de guerra electrónica atribuibles” en su presupuesto de modernización de 2026. La carrera por controlar el espectro electromagnético acaba de empezar y Leonardo quiere liderarla desde ambas orillas del Atlántico.