Asia

Xi impone la ideología al crecimiento económico chino

El responsable del cierre de Shanghái por el coronavirus, Li Quiang, se perfila como el nuevo primer ministro

Militares chinos abandonan el Palacio del Pueblo de Pekín tras la inauguración del XX Congreso del PCCh
Militares chinos abandonan el Palacio del Pueblo de Pekín tras la inauguración del XX Congreso del PCChMark SchiefelbeinAgencia AP

La economía china ha repuntado a un ritmo más rápido de lo previsto en el tercer trimestre, pero está lejos de una recuperación robusta y los inversores se preocupan por las perspectivas a largo plazo de la segunda potencia económica mundial.

El PIB del gigante asiático ha aumentado un 3,9% en el trimestre de julio a septiembre respecto al año anterior, según las cifras facilitadas el lunes por la Oficina Nacional de Estadística. Los resultados han superado las estimaciones de los analistas en las últimas semanas, pero se sitúa por debajo de las expectativas de principio de año.

China acumula además un crecimiento del 3% en los tres primeros trimestres de este año. Observando estos datos, la mayoría de las instituciones financieras internacionales consideran poco probable que alcance el objetivo marcado a principios de año por Pekín del 5,5%, que ya suponía la cifra más baja en tres décadas.

La publicación de los datos estaba prevista para la semana pasada, pero fue retrasado hasta este lunes, sin previo aviso ni explicaciones. La medida se consideró como un intento de evitar distracciones del Congreso Nacional del Partido Comunista, y desató especulaciones sobre un mal rendimiento del país.

Las preocupaciones venían especialmente marcadas por los resultados del segundo trimestre del año. De abril a junio, la economía solo creció un 0.4% interanual, como consecuencia del confinamiento de más de dos meses de la metrópolis de Shanghái y estrictas medidas por COVID en otros puntos del país. En esos momentos, China se enfrentaba a su peor ola de contagios desde inicios de la pandemia en 2020.

Después de varios meses de estragos, muchos analistas e inversores esperaban que, durante el congreso, Xi Jinping anunciara la relajación de la estrategia de “covid cero”. Sin embargo, el líder no dio ninguna señal sobre una posible distensión, sino que defendió las medidas en múltiples ocasiones durante la presentación del informe inaugural.

Los mercados financieros no tardaron en mostrar su inquietud. El índice Hang Seng China Enterprises de Hong Kong se desplomó el lunes un 6,36% y alcanzó su nivel más bajo en 13 años. En las bolsas de Shanghái y Shenzhen las pérdidas han superado el 2%.

Es evidente que han aumentado los temores de los inversores a que Xi redoble las políticas impulsadas por la ideología a costa del crecimiento económico. No solo por la determinación de continuar con las estrictas políticas anti covid, sino también por los cambios en la formación del Comité Central y el Politburó del Partido.

El recién configurado Comité Central ha adoptado como nuevas directrices para los próximos cinco años el desarrollo, la autosuficiencia tecnológica y la prosperidad común, a expensas de una importante remodelación del personal económico y financiero. Esto ha significado la salida del antiguo zar económico Liu He y el gobernador del banco central, Yi Gang. Ningún dirigente actual del banco central o del regulador bancario apareció en la nueva lista de la élite del partido.

Reelegido como secretario general del Partido Comunista, Xi presentó el domingo al nuevo Comité Permanente del Politburó, la cúspide del partido. Xi sustituyó a cuatro altos funcionarios y ascendió a cuatro de sus aliados. Entre ellos, y para sorpresa de muchos, a Li Quiang, que ascendió como el número dos del Comité Permanente.

Hasta el domingo, Li era el jefe del partido en Shanghái, el hombre detrás del cierre de Shanghái en primavera y su nefasta gestión, que sumió la ciudad en malestar social durante meses y golpeó la economía del país.

Siguiendo la tradición, es muy probable que al consolidarse Xi Jinping un tercer mandato como líder de China, Li Quiang se convierta en el próximo primer ministro en la sesión legislativa anual de marzo, cuando Li Keqiang abandone el cargo tras dos mandatos.

A diferencia de sus predecesores, Li carece de experiencia en sectores clave, como la administración regional y macroeconomía, una de las principales responsabilidades que tendría como primer ministro. Asumirá el cargo en un momento en que la segunda economía del mundo se tambalea.

De asumir el cargo de primer ministro en marzo, Li tendría que enfrentarse a muchos retos en una economía poco estable. Además de presentar un crecimiento débil, el sector inmobiliario también está en un momento delicado. El sector se contrajo por quinto trimestre consecutivo en los últimos tres meses, según datos de la agencia Bloomberg, lo que prolonga la caída más larga de la historia. A eso se suman la caída de los precios de las viviendas nuevas por segundo mes consecutivo, y la tasa de desempleo juvenil, que se acerca a niveles no vistos desde la crisis de 2008.

Varios expertos señalan que, bajo estas condiciones, un tercer mandato para Xi conllevaría múltiples retos económicos y sociales, pero el líder parece estar dispuesto a asumirlos. Aunque ahora en vez de enfrentarse a ellos, se centra en mantener la seguridad y la lealtad y reprimir la disidencia para fortalecer su figura.