Asia
El brutal asesinato de Sakshi, una adolescente de 16 años, desata la ira por la violencia contra las niñas y mujeres en India
La joven fue asesinada en plena calle por su expareja Sahil Khan de 20 años a las afueras de Nueva Delhi, sin que nadie saliera a socorrerla
En una espeluznante muestra de barbarie, un hombre indio mató sin piedad a una menor por rechazar sus proposiciones. En una calle poco iluminada de las afueras de Nueva Delhi, la capital de India, una cámara de vigilancia captó, a finales de mayo, los últimos y terroríficos momentos de la joven de 16 años.
La grabación muestra a un individuo abordando a una muchacha y empujándola contra una pared antes de apuñalarla repetidamente hasta que esta cae al suelo sin vida. Pero ni siquiera detuvo su ataque. Tras propinar varias patadas a su maltrecho cuerpo, volvió a apedrear su cabeza con lo que parecía un bloque de hormigón. Nadie paró a socorrerla y nadie llamó a la policía. Tras el asesinato, su cadáver permaneció intacto en el pasadizo hasta que fue localizado por un informador de la policía unos 30 minutos después.
La víctima, identificada como Sakshi, era una adolescente que trabajaba a tiempo parcial como profesora particular para ayudar a su familia a ganarse la vida. Mantenía una relación con su presunto asesino, Sahil Khan, de 20 años, desde hacía un año y ambos discutieron la víspera de los hechos, según la policía local.
El vídeo del asesinato ha conmocionado a la población del país, donde aumentan los crímenes flagrantes y truculentos perpetrados contra mujeres. Los expertos creen que el incremento de los delitos contra este colectivo, tiene su origen en el patriarcado social, la falta de educación y de sensibilidad.
"Es un incidente profundamente angustioso, el vídeo es tan insoportable de ver. Los criminales se han vuelto intrépidos y no hay miedo a la policía", declaró a la prensa el ministro de Delhi, Arvind Kejriwal, al tiempo que anunciaba una indemnización en metálico de unos 12.000 dólares para la familia de la fallecida.
Las muertes por dote, el feticidio femenino y los crímenes de honor apuntan a un continuo de violencia patriarcal contra niñas y mujeres en India, que se extiende a lo largo de toda la vida, en el entorno familiar. A pesar de las leyes protectoras y el activismo feminista, las indias se enfrentan a formas insidiosas de violencia en nombre de las normas familiares, las prácticas comunitarias y la religión. Un sistema de justicia penal ineficaz, los altos niveles de tolerancia de la violencia contra las mujeres y la falta de recursos, agravan el problema.
“Las mujeres están condicionadas a andar con pies de plomo con el sexo opuesto, especialmente cuando los rechazan a ellos o a sus insinuaciones violentas, mientras que a los varones se les enseña a dar rienda suelta a sus sentimientos cuando se les menosprecia. Resulta de lo más normal que estos se sientan con derecho a la rabia asesina contra nosotras, y la validez de esa furia también la deciden ellos”, comentó a LA RAZÓN Rajinder S., una empresaria nacida en Nueva Delhi, pero que emigró a Hong Kong para apoyar a su marido en un negocio de joyería.
El secretario general de la ONU, António Guterres, declaró en una ocasión que la violación más omnipresente de los derechos humanos es la violencia perpetrada contra las mujeres y las niñas. Sus solemnes palabras resuenan con la verdad de que cada 11 minutos, una mujer o una niña cae presa de las manos de su pareja o de un familiar, dejando tras de sí vidas destrozadas y sueños rotos.
No obstante, en este país, la ausencia de datos fiables sobre feminicidios es un problema importante, ya que no existe ningún método normalizado para identificar o contabilizar con precisión el número de mujeres asesinadas por violencia de género. Sorprendentemente, estas muertes se registran como homicidios ordinarios, lo que agrava aún más el problema de la falta de datos y la desatención de este grave problema. Este déficit de rendición de cuentas y transparencia es especialmente preocupante, dado el alarmante índice de violencia, acoso y discriminación que sufren las féminas en este país.
El hecho de que no se recojan datos precisos y no se analicen adecuadamente dificulta la plena comprensión de la magnitud del problema y la formulación de soluciones eficaces para abordarlo. Aun así, se sabe que el país registró una media de más de 1.173 casos diarios de delitos contra mujeres en 2021, el último año del que se dispone de estadísticas. Esta cifra supuso un aumento del 15% respecto al año anterior. Entre estos casos se incluyen los de violencia doméstica, agresión sexual, violación y secuestro.
La legislación india se endureció tras la brutal violación y asesinato de una estudiante de medicina en Delhi en 2012, un caso que provocó multitudinarias movilizaciones y acaparó la atención internacional. Pero el endurecimiento de las leyes no ha impedido que se cometan más agresiones y delitos contra ellas. En realidad, las víctimas son cada vez más.
Tener una hija en la India, es prever costes adicionales, los de la dote y la boda. También es arriesgarse a deshonrar a la familia y ser excluido. Así, muchas familias prefieren eliminarlas y esperan tener un niño. El país se enfrenta a una fuerte masculinización de la población, hasta el punto de saturar el mercado matrimonial. Además, las mujeres están pagando un alto precio con el aumento de la violencia sexual y la mercantilización de las esposas.
Para hacer frente a esta situación, el gobierno indio multiplica las campañas de sensibilización, pero parece sin embargo desbordado por la magnitud del fenómeno. Paralelamente a la autoridad pública, personalidades influyentes y organizaciones no gubernamentales (ONG) actúan para sensibilizar al país sobre la problemática de la mujer.
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