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Economía

China ahora compra basura: la escasez es tan grande que excavan vertederos para conseguirla

Ya no sobran residuos, sino las máquinas que la queman y esto se traduce en una crisis económica que preocupa a ese industria

China ahora compra basura: la escasez es tan grande que excavan vertederos para conseguirla Freepik

Durante años, China ha sido considerada el vertedero del mundo. Lejos de avergonzarse, la potencia asume este rol de manera voluntaria, ya que las importaciones de basura desde los años 80 han ayudado al país a reutilizarla y convertirla en materia prima. Hoy, unos años después, se enfrenta a un problema paradójico: con más de 1.000 plantas de incineración para generar energía, su capacidad de quema supera con creces el volumen de basura disponible.

Ya no sobra la basura, ahora sobran las máquinas que la queman, lo que ha hecho que empiecen a desenterrarse vertederos antiguos, según indica un artículo de Xataka. Muchas de ellas funcionan a tan solo el 60% de su carga diseñada. Este desequilibrio económico ha forzado a algunos operadores a buscar soluciones poco convencionales: desde pagar por residuos adicionales hasta desenterrar vertederos de hace décadas para recuperar basura enterrada y reavivar sus hornos.

¿Por qué hay una crisis de basura?

La escasez de residuos en el país asiático tiene una explicación. La disminución del consumo en productos de un solo uso, el crecimiento demográfico más lento y la concienciación con el medioambiente han sido algunos de los motivos por los que la basura es cada vez menor. Además, la implantación de normas más estrictas de reciclaje ha contribuido a que cantidad de deshechos que podían quemarse se reduzca considerablemente.

Consecuencias económicas y medioambientales

La escasez de basura tiene una consecuencia directa: una pérdida económica por la falta de combustible. Algunas instalaciones han decidido incluso cerrar temporalmente hornos, mientras que otras han llegado a importar basura para mantener sus operaciones. Pero las consecuencias no son solo económicas, ya que plantean riesgos medioambientales: aunque la incineración reduzca emisiones perjudiciales para el medioambiente en vertederos, genera subproductos tóxicos como cenizas volantes, y quemar basura antigua no es una tarea sencilla, porque no suele arder tan bien como la nueva.

Por otro lado, el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente chino reconoce que el sector ha llegado a su pico: el crecimiento en nuevas plantas se ha ralentizado y ahora la prioridad se traslada al tratamiento de los residuos que genera cada incineradora, como las cenizas o los líquidos resultantes.