CELAC

China corteja a América Latina con casi 10.000 millones para reemplazar la influencia de EE UU

Xi Jinping asegura que quiere trabajar con la región en tiempos de «confrontación geopolítica»

Xi Jinping, junto a Lula da Silva en la cumbre de la CELAC en Pekín
China BrazilASSOCIATED PRESSAgencia AP

Dinero sin intervencionismo, al menos en el papel. Ayer, el presidente chino, Xi Jinping, ofreció nuevas líneas de crédito y exención de visado a América Latina –a cinco países que no especificó– en la IV Reunión Ministerial entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Gobierno chino.

La cantidad anunciada por el gigante asiático es de casi 10.000 millones de dólares a países de América Latina para «apoyar su desarrollo». Es la mitad de lo ofrecido por Pekín a la región en 2015, cuando puso a disposición créditos que facilitaran la inversión de empresas chinas en proyectos de infraestructura en Suramérica.

Discusiones que van más allá de las cantidades de ceros y van sentando las bases de unas relaciones más cercanas entre la región y el país asiático que rivaliza fuerte con EE UU, histórico socio comercial de América Latina.

En esta reunión CELAC-China, han participado varios jefes de Estado, como Gabriel Boric de Chile, Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia, presidente de turno de la Comunidad latinoamericana y caribeña y principal promotor de este encuentro. Los temas principales incluyeron la interconexión eléctrica y las energías renovables, así como la integración comercial. Todos alineados con los objetivos clave de China en América Latina: promover su iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda (BRI) –a la que Colombia ya anunció que se sumará– y asegurarse el acceso a valiosos recursos naturales de la región como el litio, las tierras raras, el petróleo o el cobre.

El mensaje es clave: China está abierta al negocio internacional, mientras EE UU muestra una política más punitiva con elevados aranceles. Lo ha destacado incluso Lula da Silva, quien se ha alineado más estrechamente con el anfitrión al anunciar futuras inversiones en su país por más de 4.500 millones de dólares en distintos sectores, como fabricación de automóviles, energías renovables, industria farmacéutica y de semiconductores. En su discurso, el presidente brasileño dijo que América Latina debe mantenerse independiente de las potencias económicas mundiales. Insistió en que la región no debe convertirse en un «escenario de disputas hegemónicas».

Xi Jinping, por su parte, afirmó que su país desmantelará otras medidas no arancelarias en favor de la apertura hacia América Latina. Sostuvo que «la intimidación y la tiranía solo nos aíslan» y, aunque no mencionó a Washington, sí apuntó que «el Sur Global» debe mantenerse unido «ante las crecientes tensiones geopolíticas, las confrontaciones entre bloques» y las «crecientes corrientes del unilateralismo y el proteccionismo».

El colombiano Petro llamó a sus pares a «cooperar o perecer» en un «escenario global marcado por la fragmentación, las tensiones geopolíticas, las guerras, el deterioro ambiental y las brechas de desigualdad». Y el chileno Boric afirmó que en las relaciones con China aspira a que se respete que «la soberanía radica no solo en el respeto a las fronteras materiales, sino a la decisión libre y soberana de poder decidir con quién y cuándo comerciar».

La influencia china en la región ha aumentado grandemente en las últimas dos décadas, frente a un EE UU replegado, con Brasil como principal ariete. De los 240.000 millones de dólares en bienes que China compró a América Latina el año pasado, poco menos de la mitad provino de Brasil. En 2024, el comercio entre China y América Latina superó los 500.000 millones de dólares, afirmó Xi. La cifra representa un aumento con respecto a los 450.000 millones de dólares de 2023 y los tan solo 12.000 millones de dólares de 2000. Además, la inversión china acumulada en la región alcanza los 250.000 millones.

En EE UU, saltan las alarmas. El lunes, comenzó la Conferencia de Seguridad Hemisférica, organizada por la Universidad Internacional de Florida. El foco de las discusiones fue China. Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE UU, explicó que el desarrollo chino en la región «está orientado al uso de los servicios públicos, y su interés por el transporte y la tecnología», pero que, al participar en proyectos de infraestructura, «están sentando las bases para posibles oportunidades militares».

Martín Redrado, expresidente del Banco Central de Argentina, expuso que China se ha afincado en la región a través del comercio y, «aunque menos percibida», en «la inversión y el uso dual de la infraestructura». Puso como ejemplo el imponente Puerto de Chancay en Perú –inaugurado por Xi en una visita a ese país–, y el posible desarrollo de otro puerto comercial en Tierra del Fuego (Argentina). «En caso de un conflicto entre China y EE UU, esta infraestructura podría utilizarse con fines militares», advirtió.