Túnez

La crisis política y económica tunecina amenaza con desestabilizar el Magreb y Europa

El atentado contra una sinagoga este miércoles, que se cobra cinco vidas, pone en evidencia la fragilidad de la situación en Túnez, que se desliza hacia el Estado fallido

Djerba (Tunisia), 10/05/2023.- Tunisian soldiers secure an area near the Ghriba synagogue following a shooting attack on the resort island of Djerba,Tunisia, 10 May 2023. According to the Tunisian Interior Ministry, a Tunisian security officer opened fire on tourists who had come for the annual pilgrimage near the Ghriba synagogue in Djerbaw, 09 May killing several people and injuring others. (Atentado, Incendio, Túnez, Túnez) EFE/EPA/STR
Tunisian soldiers secure area near Ghriba synagogue following attackSTRAgencia EFE

Si hace una década Túnez fue objeto de admiración en el mundo árabe y musulmán por su transición democrática, juzgada como modélica por los especialistas, el pequeño país magrebí parece dispuesto a volver a sorprender aunque ahora, cada vez más cerca de la consideración de Estado fallido, por lo fulgurante del fracaso experimentado en todos los frentes. En medio de una aguda crisis política, económica y social, el atentado perpetrado por un agente de la Guardia Nacional contra la sinagoga de la Ghriba en plena peregrinación anual asesta un duro golpe a Túnez que amenaza ya la estabilidad del conjunto del Magreb y el sur de Europa.

Dos peregrinos y dos agentes de las fuerzas de seguridad, además del atacante, perdieron la vida en la noche de este martes después de que un agente de la Guardia Nacional –que no estaba de servicio- abriese fuego en los alrededores de la sinagoga de la Ghriba, en la isla de Yerba, según datos del Ministerio del Interior. No fue una acción casual: el lugar era escenario de una multitudinaria peregrinación anual, orgullo de la diversidad y convivencia tunecina y del judaísmo magrebí.

“Un guardia del centro naval de la Guardia Nacional en el puerto de Aghir mató a su compañero usando su arma reglamentaria y haciéndose con su munición, luego trató de llegar a las inmediaciones del templo de Ghriba y deliberadamente abrió fuego de manera indiscriminada contra las unidades de seguridad desplegadas en el lugar, que le impidieron acceder y lo mataron”, se detalló desde Interior en declaraciones recogidas por EFE.

Tras robarle el arma a un compañero, al que asesinó, y dirigirse a la sinagoga, situada a una veintena de kilómetros, el agente abrió fuego de manera indiscriminada, teniendo enfrente a los efectivos de las fuerzas de seguridad que vigilaban la zona. Fue abatido antes de poder alcanzar el interior del recinto. Los dos peregrinos muertos son dos primos: Aviel Haddad, un israelo-tunecino de 30 años residente en Yerba –apenas quedan 1.500 judíos residiendo en el país- y Benjamin Haddad, de 42 años, residente en la ciudad francesa de Marsella.

No es la primera vez que la sinagoga de la Ghriba, la más antigua del norte de África, es objeto de un atentado: Al Qaeda perpetró una masacre en 2002 que costó la vida a 21 personas. El atentado de este martes evoca inevitablemente otras tragedias más recientes sufridas por Túnez, la de los atentados terroristas de 2015 en la capital (museo del Bardo) y en un resort turístico cercano a Susa, que se saldaron con 22 muertos, y de 2016, cuando una ofensiva del Estado Islámico en la localidad de Ben Gardane mató a 54 personas.

El atentado llega en una hora difícil para el pueblo tunecino. El régimen presidido por Kais Saied, protagonista de un autogolpe en julio de 2021, se recrudece en su deriva autoritaria. En los últimos meses, incapaz de emprender las reformas necesarias para enderezar la economía, en una situación social crítica y gobernando sin oposición, la autocracia tunecina persigue y encarcela sin distinción a periodistas, empresarios, políticos y jueces.

Además, favorecido por el desgobierno y la inestabilidad, Túnez se ha convertido este año en la vía principal de la emigración irregular procedente del Magreb y el Sahel que trata de alcanzar suelo europeo a la desesperada. En los primeros meses del año las costas del país norteafricano han sido testigo de cómo decenas de miles de migrantes se lanzaban a aguas del Mediterráneo y al menos medio millar de ellos perdían la vida. La UE teme oleadas masivas de emigrantes en los próximos meses.

El atentado contra la peregrinación judía de la isla de Yerba, que este año había reunido cinco mil visitantes, tiene una doble lectura. Por un lado, las minorías, incluida la judía, vuelven a ser víctimas del odio y el fanatismo, como recientemente lo estaban siendo las comunidades de inmigrantes subsaharianos a raíz de las proclamas racistas de Saied. Por otro, el turismo, uno de los pocos sectores que estaba remontando en los últimos años y esperanza de la economía tunecina, sufre un nuevo golpe en el peor de los momentos.