Elecciones en Italia

El magnate que quiere salvarse a sí mismo

MUY PERSONAL. 76 años a cuestas. Dos mujeres, 5 hijos, 7 nietos y una novia veinteañera
MUY PERSONAL. 76 años a cuestas. Dos mujeres, 5 hijos, 7 nietos y una novia veinteañeralarazon

A Silvio Berlusconi se le acaba el tiempo, tanto vital como político. Ya ni siquiera puede decir que es el mejor «showman» de la política italiana. En estas elecciones ese dudoso privilegio recae en Beppe Grillo, el cómico metido a político que se ha convertido en el auténtico protagonista de la campaña electoral. «Il Cavaliere», con sus 76 años, ha intentado presentarse en esta cita con las urnas como lo bueno conocido ante otras opciones que tampoco terminan de encandilar a los votantes. El problema es que está demasiado cercano el recuerdo del desastre de su último Gobierno, que puso a Italia y al resto de la zona euro al borde del precipicio. El magnate, por supuesto, no ha pedido perdón ni ha reconocido culpa alguna. Sugiere que fue apartado del poder en noviembre de 2011 en una suerte de golpe blando orquestado desde Berlín y París y con el beneplácito del presidente de la República, Giorgio Napolitano. Cuando terminó de deshojar la margarita sobre su vuelta a la política, utilizó estas acusaciones para inaugurar una campaña electoral en la que ha tirado de patriotismo. También de bolsillo, pues su medida estrella es la cancelación del impuesto de propiedades sobre la primera vivienda y la devolución de lo pagado por esta tasa en 2012. Para sus rivales en las urnas, la promesa supone una auténtica compra de votos, aunque a un porcentaje de ciudadanos no le ha parecido mal. Son sobre todos jubilados y ancianos, con los que siempre ha sabido conectar a la perfección Berlusconi, los que mejor han aceptado su propuesta. A todos ellos ha tratado de metérselos en el bolsillo con su multiplicación de apariciones en televisión. En algunos momentos de la campaña era imposible no encontrarse con el sonriente rostro del líder del Pueblo de la Libertad en la mayoría de los canales. En una muestra de sus escasas esperanzas de victoria, la coalición de Berlusconi no ha decidido aún quién será el primer ministro si ganase las elecciones. Dice que será ministro del Interior, pues en sus nueve años como jefe de Gobierno se ha dado cuenta de que ese cargo está casi vacío de poder. El interés último es entrar en el Parlamento para salvarse del acoso de la Justicia.