
Reino Unido
Elon Musk se prepara para dar un gran golpe en la política británica y encumbrar a Farage
El multimillonario está dispuesto a hacer al promotor del Brexit la mayor donación de la historia de Reino Unido mientras ataca las políticas del laborista Starmer

Sin tener escaño en la Cámara de los Comunes se convirtió en protagonista de uno de los episodios más importantes de la historia reciente de Europa. Y ahora que finalmente ha conseguido entrar en Westminster está dispuesto a completar su gran revolución. Nigel Farage, el `enfant terrible´ de la política británica, el responsable del triunfo del Brexit, ha encontrado la horma de su zapato en Elon Musk, el hombre más rico del mundo reconvertido en asesor principal de Donald Trump, con el que busca dar jaque mate al establishment. El populista británico y el magnate americano, dos de los hombres más disruptivos de Occidente, se dieron cita el pasado lunes en Mar-A-Lago, Florida, protagonizando una fotografía que ha generado gran nerviosismo tanto en el gobierno laborista como en la oposición conservadora.
La formación de Farage, Reform UK -con la que acabó consiguiendo escaño, a su octavo intento, en las elecciones de verano- aumenta cada vez más su popularidad en las encuestas. Por lo tanto, si consigue ahora financiación millonaria de Musk, como todo apunta, se convierte en una gran amenaza para el bipartidismo que históricamente ha dominado Reino Unido.
Farage no solo podría acabar absorbiendo al Partido Conservador, al que ya arrebató importante apoyo en los últimos comicios forzando los peores resultados de su historia, sino que podría dificultar mucho las cosas para el premier laborista Keir Starmer, cuya ausencia de carisma no ayuda a remontar la imagen de una formación castigada por los sondeos.
“Tuvimos una gran reunión con Elon Musk. Aprendimos mucho sobre el juego de campo de Trump y seguiremos discutiendo sobre otras áreas. Solo nos queda una oportunidad más para salvar Occidente y podemos hacer grandes cosas juntos. Nuestro agradecimiento también al presidente Trump por permitirnos utilizar Mar-A-Lago para esta reunión histórica. La relación especial está viva y bien”, matizó Farage en sus redes sociales.
El populista, que estuvo acompañado en la reunión por el nuevo tesorero de su partido, Nick Candy, desmiente que haya recibido una donación de 100 millones de dólares. “Eso es una tontería”, recalca. Los rumores de Westminster sugieren que la cifra fue propuesta por un Partido Conservador nervioso y con problemas de liquidez preocupado por el impulso de Reform.
Con todo, Musk y Farage volverán a hablar de una inyección multimillonaria que podría ser la mayor donación en la historia política del Reino Unido, que se cree que es el regalo de 10 millones de libras que John Sainsbury dejó en su día a los `tories´ en su testamento.
La hipocresía de Musk es clara. Parece que está dispuesto a interferir en las elecciones del Reino Unido para inclinar enormemente la balanza a favor de Reform. Pero en su momento denunció una interferencia extranjera "ilegal" cuando los asesores laboristas fueron a Estados Unidos para apoyar la campaña de los demócratas contra Trump en las elecciones norteamericanas de noviembre.
La clave es que el magnate podría donar dinero legalmente bajo las reglas actuales a través de sus empresas X o Tesla porque están registradas en el Reino Unido. Y no hay cosa que le haría más feliz que la caída de Starmer. Su enemistad comenzó en verano cuando se analizó el papel desempeñado por las plataformas de redes sociales en los violentos disturbios que estallaron en todo el Reino Unido después de que tres menores fueran asesinados en un ataque con cuchillo a manos de un joven hijo de inmigrantes.
El premier lanzó una advertencia a las compañías de Internet asegurando que “las manifestaciones violentas fueron claramente fomentadas on line”. Y Musk no tardó en ofrecer su propia explicación, culpando al multiculturalismo británico: “Si se juntan culturas incompatibles sin asimilación, el conflicto es inevitable”, escribió en su cuenta de X, añadiendo que el Starmer estaba utilizando un “doble rasero”, ya que, a su parecer, la policía británica trataba con menos dureza la violencia perpetrada por delincuentes no blancos. Downing Street le dejó luego fuera de la cumbre tecnológica y la tensión no hizo más que aumentar.
El verdadero propósito del magnate es su oposición a la Ley de Seguridad Online del gobierno, que hará que las empresas de redes sociales sean más responsables de la seguridad de sus usuarios mientras están en sus plataformas. Y ha declarado la guerra al Centro para Contrarrestar el Odio Digital, cofundado por Morgan McSweeney, ahora jefe de gabinete de Starmer.
Por otro lado, el eje Musk-Farage supone un problema mayor en el corto plazo para Kemi Badenoch, la nueva líder del Partido Conservador. Si Farage, quien se presenta como la verdadera oposición al Gobierno, obtiene una gran donación en los próximos meses, servirá para impulsar los esfuerzos de campaña de Reform en un momento en que los tories están luchando por llegar a fin de mes. La aniquilación de los `tories´ por la sangría de votos hacia Reform en los comicios de verano se comparó con los conservadores canadienses en 1993, cuando terminaron con tan solo el 16% de los votos, un apoyo tan nimio que pasaron de 169 escaños a sólo dos.
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