Solidaridad alemana
Berlín abre sus brazos a los refugiados ucranianos
Voluntarios se vuelcan en ayudar a las 15.000 personas que ya han llegado en tren a la capital alemana huyendo de la guerra
Irina Sivir puede, por fin, respirar tranquila. El jueves conseguía llegar a la estación central de la capital alemana en un tren procedente de Varsovia. Su familia, que se ha pasado tres días viajando desde Kiev, está a salvo y ahora irán a casa de un familiar en una localidad del sur de Alemania. Como ella, son miles los refugiados, sobre todo mujeres, ancianos y menores debido a la ley marcial ucraniana, que prohíbe salir a los hombres, que llegan a Berlín y a otras ciudades alemanas estos días. El jueves fueron unos 6.000, el viernes se esperaban unos 10.000, según la senadora de Asuntos Sociales, Katja Kipping, del partido de La Izquierda («Die Linke»), que explicaba a la televisión pública RBB que muchos de ellos viajarán a otras localidades donde, como Irina, conocen a gente de su país, y que muchos otros también se alojarán en casas privadas de personas voluntarias.
Es el caso de Cornelia Timm, que no pudo soportar más las imágenes que veía por los medios y tomó la decisión de venir a Berlín desde su pueblo, Woltersdorf, en el Estado vecino de Brandenburgo, y ofrecer, como explica a LA RAZÓN, «un cuarto para una madre con hijo» en su casa. Es lo que reza en ucraniano en un cartel que ha escrito en el que, además, concreta que en su vivienda también hay un perro y un gato «por si tienen alergia». A lo largo del día, eran decenas los alemanes que pasaron por la estación central ofreciendo un alojamiento de emergencia, en ocasiones, como en el caso de Cornelia, incluso teniendo que dormir ellos mismos en el sofá.
Un portavoz del Ministerio del Interior aseguró ayer que, según datos de la Policía hasta ese día habrían llegado unas 18.000 personas desde Ucrania, de las que 15.000 tendrían dicha nacionalidad. Una cifra que no puede compararse con la de los países vecinos fronterizos al Estado en guerra, a los que han llegado cientos de miles de refugiados. Solo en Polonia serían unos 700.000 según el presidente polaco, Andrzej Duda, explicó el viernes.
La coordinación de la ayuda ha sido en estos días fundamental y, en buena parte, organizada por voluntarios a través de las redes sociales Telegram y Facebook. Una de ellos es Julia, que explica a este diario que ya en 2015 estuvo ayudando durante la llegada de refugiados, en su mayoría sirios, a Hamburgo. Para Julia, el trato recibido por los ucranianos le produce sentimientos encontrados. «Por una parte, es maravilloso que puedan viajar libremente e incluso de forma gratuita hasta aquí personas que vienen huyendo de una guerra», explica. Ello ha facilitado la huida sobremanera, asegura. «Sin embargo, yo desearía que se tratase a todas las personas que vienen huyendo de la misma manera cuando vengan de otros lugares que no sea Europa», dice mientras prepara las donaciones que berlineses desinteresados han traído hasta aquí para recibir a los refugiados ucranianos.
Una vez en la estación, los voluntarios con chalecos amarillos ayudan a quienes han llegado del periplo de la huida a tomar un refrigerio, curarse alguna herida y buscar alojamiento o el viaje que les llevará a su destino si conocen a alguien. Hay una esquina con juguetes, ropa de abrigo, zapatos y artículos de higiene. Decenas de traductores les orientan en la mayor estación de la ciudad, que estos días está llena de banderas amarillas y azules, los colores de la ucraniana. Frente a la estación esperan autobuses del ayuntamiento, que llevan a quienes no tienen donde dormir a alguno de los, por ahora, diez refugios provisionales que la ciudad ha abierto. Estos ya han comenzado a estar al límite de sus capacidades, por lo que el jueves se comenzaron a enviar algunas personas al Estado de Brandenburgo. Tanto en la capital, como en Postdam, la capital de Brandenburgo, los Gobiernos han alquilado también cientos de habitaciones en hostales.
Los refugiados ucranianos recibirán asilo de forma automática, ha garantizado la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser. Su colega de Sanidad, Karl Lauterbach, ha asegurado que también recibirán atención médica sin burocracia, al tiempo que avisa que su Ministerio espera atender a heridos de guerra. «Tenemos que ponernos en lo peor: vamos a tener heridos, mutilados». Y pidió a los médicos alemanes que ayuden en lo que puedan «en esta tarea humanitaria».
Mientras, en el plano diplomático, el canciller alemán, Olaf Scholz, instó a Vladimir Putin, a poner fin de forma inmediata a los combates en Ucrania y a abrir corredores humanitarios. Scholz y Putin mantuvieron ayer una conversación telefónica, en la que el presidente ruso le informó al canciller alemán de una tercera ronda de negociaciones, informaron fuentes de la Cancillería alemana, que precisaron que acordaron, asimismo, entablar otra conversación «próximamente».
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