Testigo directo

Viktoria, de 14 años, empieza una nueva vida sin sus padres

Es una de las menores que llega sola a Polonia a tan corta edad. Su madre falleció hace dos años y su padre se ha quedado en el frente

Un menor ucraniano en un campo de refugiados en Rumanía, ayer
Un menor ucraniano en un campo de refugiados en Rumanía, ayerAndreea AlexandruAgencia AP

Los corredores humanitarios están ayudando a miles de personas a huir de Ucrania, mujeres, niños y personas mayores continúan huyendo hacia el oeste buscando territorio seguro. En Ucrania, en el vigésimo día de guerra, la invasión de Vladimir Putin no ha podido quebrar la voluntad de toda una nación.

Shasa lleva a cuestas una guitarra mientras baja de un autobús en la estación de Przemysl, a 14 kilómetros de la frontera entre Polonia y Ucrania. Tiene 17 años y está acompañada de su prima Natalia de 16 años, tres hermanas; Iryna de 10, Alina de 8, Marya de 3 y su madre, Alona Skrypnik. Salieron desde Irpín, a las afueras de Kiev, en un autobús que las trasladó a ellas y 14 personas más por carreteras secundarias hasta las afueras de Rivne donde se separaron en dos grupos y en coche fueron hasta Leópolis, a partir de aquí siguieron su trayecto en otro autobús hasta el paso fronterizo de Medyaka, ya en Polonia. Tienen planeado quedarse en Polonia, quieren estar lo más cerca posible de Ucrania para volver cuanto antes cuando la guerra termine, “atrás dejamos a mi hermano y a mi marido, ambos tienen experiencia militar y no dudaron en alistarse para defender nuestro país” cuenta Alona, visiblemente afectada. “Mi hermano Alex es viudo y prometí cuidar de su hija” dice, mientras abraza fuertemente a su sobrina.

Rápidamente un voluntario las ayuda con las maletas y las guía hasta el interior de la estación de trenes. Las salas de espera, las oficinas, los pasillos y la cafetería de esta estación pasaron a ser rápidamente un refugio temporal para miles de ucranianos. En una de estas salas, escoltada por dos policías en la puerta, los catres se enfilan al fondo, una mesa con tres voluntarias ofrece zumo y galletas a los niños y una zona de juegos improvisada es el centro de atención de los más pequeños.

Refugiados ucranianos
Refugiados ucranianosTeresa Gallardo

La Guardia Fronteriza de Polonia informó ayer que desde el 24 de febrero más de 1,7 millones de personas cruzaron la frontera desde Ucrania. En total, más de 2,8 millones de habitantes ucranianos se han visto obligados a abandonar sus hogares. Según ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, medio millón de estos refugiados son niños. La Oficina del Fiscal General de Ucrania, aseguró ayer que 85 niños han fallecido debido a la guerra y más de 100 han resultado heridos desde que comenzó la invasión rusa.

UNICEF, el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, alertó esta semana sobre el elevado riesgo de los menores no acompañados y separados que huyen del conflicto. “Los niños sin el cuidado de sus padres corren un mayor riesgo de violencia, abuso y explotación. Cuando estos niños son trasladados a través de las fronteras, los riesgos se multiplican. El riesgo de trata también aumenta en situaciones de emergencia”, declararon en un comunicado conjunto la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

En Polonia, los menores no acompañados que cruzan la frontera desde Ucrania son trasladados a centros de protección de menores y casa de acogida. Con la prioridad de proteger a niños y adolescentes, el gobierno abre un proceso de tutela a través de las instancias oficiales sin contemplarse un procedimiento de adopción y con el objetivo, si es posible, de una reunificación familiar. La recién aprobada Ley de Asistencia a los Refugiados otorga a todo ciudadano ucraniano derecho a permanecer legalmente en Polonia, el acceso al mercado laboral polaco y el derecho a beneficios y atención médica. Los refugiados también podrán obtener el PESEL, número de identificación personal.

Un par de horas más tarde Alona ya tiene los billetes de tren para viajar a Varsovia, eligió la capital porque cree que ahí las niñas podrán incorporarse más rápidamente al colegio y asistir a clases de polaco. Ahora hay una niña más entre ellas, Viktoria tiene 14 años y cruzó la frontera acompañada de unos vecinos, su madre falleció hace un par de años y su padre se quedó en Ucrania, ahora que el grupo con el que viajó se divide en Polonia, Viktoria será trasladada a un refugio de menores o a una familia de acogida. Alona quiere cuidar de ella, pero le han dicho que deberá solicitarlo a través de un procedimiento oficial. “Quiero hacerlo” cuenta convencida, “mis propias hijas podrían estar en su lugar”. “Los últimos años fui ama de casa, pero soy profesora de educación infantil y no le tengo miedo a trabajar”, apunta.

Alona es tan solo una de las miles de mujeres ucranianas, extremadamente valientes que todos los días alejan de los peligros de la guerra a los más indefensos. Superando el pánico y el miedo en una travesía que puede durar semanas hasta territorio seguro.