Análisis

¿Y si el verdadero peligro no viene de Rusia, sino de Asia?

Estados Unidos aspira a reforzar el eje triangular con Tokio y Seúl frente a Pekín

El presidente chino Xi Jinping
El presidente chino Xi JinpingAndy WongAgencia AP

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visita Corea del Sur y Japón del 20 al 24 de mayo, en medio de las tensiones con China y Corea del Norte y de una guerra no declarada con Rusia. El viaje tendrá como objetivo “profundizar en los lazos entre los gobiernos, sus economías y sus pueblos” y “avanzar en el firme compromiso” de EE.UU. con una región Asia-Pacífico “libre y abierta”. En Tokio, Biden se reunirá con los líderes de los miembros del foro estratégico del “Quad”, la alianza de Estados Unidos con Australia, India y Japón. Iniciada en 2007, esta alianza informal estratégica se reactivó en 2017 para contrarrestar la influencia china.

La Casa Blanca es consciente de la aceleración de la expansión china, no sólo en Asia sino también en el mundo, especialmente por la creciente dependencia económico-política de Moscú respecto a Pekín en el contexto del conflicto ruso-ucraniano y sus consecuencias económicas.

Más allá de la amenaza nuclear de Putin y del riesgo de que la guerra se extienda a Europa (Moldavia, Georgia, etc.), Rusia figura entre los Estados parias y débiles - en términos de influencia económica y geopolítica - a los ojos de los estadounidenses. Consideran que la región de Asia-Pacífico es el núcleo de su política exterior y de defensa para contrarrestar la expansión china, a la que acusan de querer controlar las rutas comerciales internacionales. Las dos mayores economías del mundo se enfrentan por el comercio, los Derechos humanos y lo que Joe Biden llama más ampliamente la lucha entre las autocracias y las democracias.

Por su parte, Corea del Norte ha llevado a cabo este año una serie de pruebas armamentísticas sin precedentes, como el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) de gran alcance; lo que ha suscitado la preocupación internacional. Sin embargo, la preocupación por las pruebas de China o Corea del Norte se ha visto ensombrecida desde finales de febrero por la invasión rusa de Ucrania. India (también potencia nuclear) y muchos países de la región temen que la crisis ucraniana haga que Washington pierda interés en Asia-Pacífico.

En cuanto a Corea del Sur, es uno de los pocos países asiáticos, junto con Japón, que adoptó sanciones contra Moscú tras la invasión de Ucrania, por lo que se ha alineado con su vecino japonés y, más allá, con Estados Unidos. La visita de Biden es una señal del fortalecimiento del eje Washington-Tokio-Seúl. Dicho esto, para el gobierno surcoreano, las prioridades de seguridad orientan al país hacia su vecino del norte más que hacia las cuestiones europeas. Por otra parte, la relación con Japón, por un lado, y con China, por otro, son esenciales para Corea del Sur, más que el vínculo con Moscú e incluso el alineamiento con las potencias occidentales, Estados Unidos a la cabeza. Por estas razones, Seúl tenía interés en observar las posiciones de sus vecinos antes de comprometerse, aunque condenara la invasión rusa sin reservas.

Las apuestas geopolíticas del acercamiento entre Japón y Corea del Sur tienen como telón de fondo las recientes posturas nucleares de Pyongyang. Reforzar el vínculo con Tokio parece ser la prioridad de Seúl, lo que podría tener un impacto positivo en la relación con Estados Unidos, pero al mismo tiempo podría complicar sus relaciones con Pekín. Cabe recordar que, en 2017, la compra de los misiles estadounidenses THAAD provocó la ira de China y obligó al gobierno surcoreano a tender la mano a Pekín.

Es inevitable que un acercamiento excesivo hacia Japón y Estados Unidos provoque la presión de China, ya que Corea del Sur es un socio clave para Pekín en la zona, más que Pyongyang.

¿Y si el peligro de un conflicto “global” viniera de Asia y no de Europa? Los chinos ven que los estadounidenses se involucran más en el viejo continente y en Asia. El cuestionamiento del liderazgo geopolítico US puede servir las ambiciones chinas en materia de influencia regional e internacional. Estados Unidos ya no tiene la capacidad de controlar todos los frentes en los que están o podrían estar comprometidos.

Por lo tanto, Corea del Sur se enfrenta a la presión de Washington para unirse al QUAD, un alianza débil e inútil, ya que India resistió firmemente a la presión de sus socios al negarse a sancionar a Moscú. La adhesión de Seúl a esta alianza y el acercamiento a Tokio - que sigue suscitando una resistencia en la sociedad coreana, tras la Segunda Guerra Mundial - deberían reforzar la política estadounidense en la región. Las polarizaciones geopolíticas y militares son un mal presagio en el contexto internacional de la crisis energética, la recesión económica mundial y el atolladero ucraniano.