Expansionismo ruso

Las ambiciones expansionistas de Putin lo llevan a Bielorrusia

El presidente ruso abre la puerta a una posible reunificación de ambos países y al envío de misiles con capacidad nuclear a Minsk

Encuentro entre Vladimir Putin y Alexander Lukashenko el 25 de enero en San Petersburgo
Encuentro entre Vladimir Putin y Alexander Lukashenko el 25 de enero en San PetersburgoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Desde el inicio de la guerra, el territorio bielorruso actúa como base de retaguardia de Vladimir Putin en la conducción de sus objetivos en Ucrania. En febrero, Alexander Lukashenko permitió a Moscú utilizar Bielorrusia como plataforma de lanzamiento para algunas de las columnas blindadas rusas que invadieron Ucrania. La Unión Europea y Estados Unidos impusieron varias rondas de sanciones tanto a Moscú como a Minsk en represalia por la invasión rusa de Ucrania, acusando a Bielorrusia de actuar como escenario para la incursión de Rusia desde el norte de Ucrania.

La semana pasada, el presidente ruso abrió la puerta a una posible reunificación entre ambos países. “La presión política y social sin precedentes del llamado Occidente colectivo nos empuja a acelerar el proceso de unificación juntos para minimizar los daños de las sanciones ilegales, para que sea más sencillo dominar la salida de los productos necesarios, para desarrollar nuevas competencias, para ampliar la cooperación con los países amigos”, dijo Putin en un foro bilateral.

Si bien el presidente bielorruso había sido reacio a aceptar cualquier acuerdo que contemplara la integración con su vecino, mucho más grande y rico. El desgaste sufrido dentro y fuera del país empujan al líder bielorruso a cambiar la premisa que ha mantenido durante años. Lukashenko nunca ha sido tan dependiente de Putin, a quien debe su supervivencia política tras su disputada reelección en agosto de 2020, las seguidas protestas y el continuado aislamiento internacional.

Lukashenko, es el único presidente de una ex república soviética que respalda abiertamente la llamada “operación militar especial” de Rusia en Ucrania. Con las tensiones en su máximo nivel entre Moscú y la OTAN, Putin anunció desde San Petersburgo, y en compañía del presidente bielorruso, que se haría la entrega “en los próximos meses”, de misiles Iskander-M, capaces de transportar cargas nucleares. El pasado 27 de febrero, tras un referéndum no aceptado por la comunidad internacional, Lukashenko cambió la Constitución y eliminó del documento la cláusula de seguir siendo un país libre de armas nucleares. “En los próximos meses, transferiremos a Bielorrusia sistemas de misiles tácticos Iskander-M, que pueden utilizar misiles balísticos o de crucero, en sus versiones convencional y nuclear”, dijo Putin en una emisión de la televisión rusa al comienzo de una reunión con Lukashenko en San Petersburgo. Según el Kremlin, el 70% de los rusos apoya la idea de la unificación con Bielorrusia.

En Bielorrusia, Putin se enfrenta a un gran dilema. Si bien Lukashenko ha sido uno de sus aliados fuertes fuera de Rusia, la movilización de armas nucleares, bajo territorio y hombres del ejército fieles al líder bielorruso sigue siendo una de las grandes preocupaciones para Moscú. Confiar armas nucleares al líder bielorruso lo haría muy poderoso, por lo que Putin podría estar buscando una manera para controlar ese poder.

El firme apoyo de Putin a Lukashenko ayudó al hombre apodado “el último dictador de Europa” a superar el desafío a su liderazgo, pero aceptar una unificación supondría la liquidación de la independencia de Minsk. Según el Tratado de la Unión, firmado por ambos países, cada estado sigue siendo soberano, pero otorga a los ciudadanos del otro derechos de residencia y ciudadanía.

En la Alianza, preocupa que las intenciones de Putin en Bielorrusia tengan como objetivo acercarse a territorio OTAN, ya que Rusia podría llevar a cabo ataques cerca de su territorio. En Ucrania, el Kremlin podría decidir ampliar sus objetivos y tragarse más territorio ucraniano. Si las fuerzas rusas flaquean en las próximas semanas y Putin se enfrenta a una nueva derrota, podría buscar usar armas de destrucción masiva, desencadenando un conflicto más amplio.

Para defenderse de la amenaza rusa, el presidente Joe Biden anunció en la cumbre de la Alianza en Madrid que se establecerá una base militar permanente en Polonia, es la primera vez que Washington decide reforzar de esta manera el flanco este de la OTAN, hasta ahora solo ha tenido una presencia rotativa de tropas. Biden también reveló que EE UU mantendrá una brigada rotativa adicional en Rumania y se reforzarán los despliegues rotativos en la región del Báltico.

Las sanciones económicas de la comunidad internacional siguen siendo unánimes. El bloqueo a Rusia y al círculo cercano de Putin refuerza la voluntad de seguir apoyando a Kyiv. La inflación, los precios del gas y derivados están erosionando la economía de numerosos países. Occidente ha demostrado una unidad impresionante al apoyar a Ucrania, pero la solidaridad puede llegar a ser frágil.