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Ucrania

Putin lanza su órdago nuclear

El presidente ruso amenaza con desplegar armas atómicas en Ucrania si se ve en peligro: «No es un farol». La movilización de 300.000 reservistas desata una oleada de protestas y dispara los precios de los vuelos para salir del país

Vladimir Putin no iba de farol y así lo volvió a demostrar esta mañana al dirigirse a la nación, siete meses después de aquella intervención televisada en la que informaba del comienzo de una operación especial en Ucrania para «desnazificarla». El nuevo mensaje a sus compatriotas podría también calificarse de histórico al haber anunciado la movilización militar parcial de 300.000 reservistas (Rusia cuenta en la actualidad con aproximadamente dos millones), primera desde la Segunda Guerra Mundial. Para el Kremlin es, sin duda, una medida necesaria para frenar el avance de las tropas ucranianas, que en las últimas semanas han ido recuperando territorios previamente ocupados por el Kremlin. Una decisión no prevista en los planes iniciales, que auguraban una operación rápida y sin contratiempos, y que se ha tardado en tomar por tratarse de una medida impopular para la población.

Según palabras del presidente del comité de Defensa de la Duma Estatal, Andréi Kartapolov, la primera oleada de movilizaciones incluirá a soldados de hasta 35 años y suboficiales de hasta 45. Asimismo, el presidente ruso aprovechó su discurso para volver a culpabilizar a Occidente de intentar destruir Rusia y también reafirmar la disposición de su país a apoyar los referendos promovidos por los gobiernos prorrusos establecidos en las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, que podrían celebrarse entre el 23 y el 27 de este mismo mes. De ganar el «sí a la adhesión» a la Federación de Rusia, el Kremlin los consideraría inmediatamente territorios rusos, otorgándoles el mismo estatus que el resto del país y garantizando su defensa con «todos los medios» al alcance, incluyendo cómo no las armas nucleares. «No es un farol», advirtió.

Guerra UcraniaAntonio Cruz

Las nuevas órdenes del presidente suponen también un aumento de los recursos económicos para impulsar la producción de armas, algo crucial en estos momentos de la campaña, cuando ha quedado demostrado que la ayuda militar a Ucrania está desestabilizando el poder que Moscú se había otorgado en una primera planificación. Seguidamente, se emitió una entrevista con el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, en la que el colaborador de Putin dio a conocer por primera vez del número de bajas rusas desde el inicio del conflicto armado con Ucrania, 5.937 hasta la fecha de hoy, muy por debajo de las estimaciones publicadas por el régimen de Kiev.

La intervención, lejos de tranquilizar a la población rusa, ha provocado la confusión generalizada, dando lugar a numerosos rumores sobre quién podría ser llamado a filas de manera inmediata. El resultado se ha materializado en forma de compras masivas de billetes de avión a destinos fuera del país, como Armenia, Turquía o Serbia, a precios exagerados que no han sido un impedimento para acabar con las plazas existentes, sobre todo teniendo en cuenta que, tras el inicio de la guerra y la entrada en vigor de las sanciones internacionales, pocos son los destinos adonde se puede volar fuera de Rusia. Los pocos billetes que quedaban en la web de Emirates para salir de la capital rusa con destino a Dubai se cotizaban a más de 5.000 euros. La web de la compañía estatal de trenes sufrió un colapso debido a la demanda de billetes, volviendo a ser restablecida pocas horas después.

Ante la previsible llegada de ciudadanos procedentes de Rusia, Lituania, ya ha anunciado por su parte, que no quiere ser el destino de los rusos que salgan del país, aunque el motivo del viaje sea una petición de refugio por estar en contra de la situación imperante. Actualmente, esta república báltica no permite la entrada de sus vecinos, medida que también han tomado Letonia y Estonia. Estos países dejaron de conceder visados a rusos hace varias semanas.

Voces discordantes con el Kremlin auguraban una gran tragedia en ciernes, como el opositor Alexey Navalni, que desde su celda predecía una gran tragedia a nivel nacional por culpa de lo que se está llevando a cabo en Ucrania. «Ahora ya está claro que esta guerra criminal se está agravando y Putin intenta involucrar al mayor número de gente. Él quiere que se manchen con sangre cientos de miles de personas», aseveraba Navalni en videoconferencia aprovechando una vista judicial, sentenciando que «todo esto llevará a una enorme tragedia y una enorme cantidad de muertos». Asimismo, el movimiento opositor Vesná (primavera en ruso) convocó a los rusos a manifestarse por las calles del país la misma tarde de ayer. El seguimiento no fue masivo y provocó numerosas detenciones en las principales ciudades de Rusia. Según palabras de algunos periodistas afines al Kremlin, los manifestantes detenidos serán enviados a la oficina de reclutamiento militar.

primera, serán inscritos para su posterior reclutamiento”. Según un comunicado del movimiento contestatario, “la guerra ha llegado de pronto a cada hogar y a cada familia. Las autoridades decían antes que solo combatirían los profesionales, y que ellos vencerían. Al ver que no vencían, comenzaron a llevar a los presos al frente. Y de pronto se decretó la movilización”.

La actitud pasiva de la población parece haber cambiado con las noticias de ayer y se prevé que las concentraciones ciudadanas continúen a lo largo de la semana. Sobre todo se espera un especial seguimiento por parte de la población más joven, por lo que el ministerio del Interior ruso ha puesto en marcha un despliegue de antidisturbios en el centro de las principales ciudades del país.

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