Historia
‘Caracortada’: así era el soldado favorito de Hitler que fue el hombre más temido de Europa y que se hizo millonario en España
Otto Skorzeny, un peligroso comandante de las SS en la Segunda Guerra Mundial, se hizo famoso por rescatar a Mussolini del Hotel Gran Sasso para convertirlo en líder de la República títere de Saló
De Mussolini a Hitler, pasando por de Gaulle, Franco, Perón, Nasser, Eisenhower y Kennedy respetaban a este hombre de 1,94 metros. Se trata de Otto Skorzeny, un temido comandante de las SS en la Segunda Guerra Mundial que se hizo famoso por rescatar a Mussolini del Hotel Gran Sasso para convertirlo en líder de la República títere de Saló. Después de este éxito notable, Skorzeny pasó a ser el soldado favorito de Hitler para operaciones.
Nacido en Viena el 12 de junio de 1908, Skorzeny era un estudiante de ingeniería que luchó en 15 duelos rituales con sables cuando era joven. En uno de estos recibió un corte en la cara que le dejó un cicatriz permanente. Se unió al Partido Nazi de Austria en 1930 y fue un firme defensor de la unión con Alemania. Después del Anschluss (anexión de Austria en marzo de 1938), trabajó con Ernst Kaltenbrunner, general de las SS. Fue designado como uno de los guardaespaldas personales de Hitler.
En febrero de 1940, se unió al Ejército alemán como oficial de artillería y durante la Ofensiva Occidental sirvió en las SS y estuvo en acción en los Países Bajos y Francia. Ascendido a teniente, fue enviado a Yugoslavia para la campaña de los Balcanes.
El 29 de julio de 1943, Hitler se reunió con Skorzeny sobre la posibilidad de rescatar a Mussolini, encarcelado en lo alto de los Apeninos de Abruzzi. Skorzeny estuvo de acuerdo y el 13 de septiembre dirigió una fuerza aerotransportada de comandos en un planeador a un aterrizaje peligroso cerca del hotel donde estaba recluido.
Mussolini pronto fue liberado y Skorzeny lo llevó a un lugar seguro. Posteriormente, el militar alemán fue ascendido a teniente coronel y se le otorgó el control operativo de las Fuerzas Especiales de las SS de Hitler. También recibió el honor más alto de Alemania, la Cruz de Caballero.
En noviembre de 1943, Josip Tito pudo establecer un gobierno en Bosnia. En febrero de 1944, Hitler envió a Skorzeny a matar a Tito. El líder partidista pudo escapar, pero Skorzeny tuvo más éxito en octubre de 1944 cuando secuestró a Miklos Horthy, regente del reino de Hungría que quería entregar esa nación al Ejército Rojo que avanzaba.
La siguiente tarea de Skorzeny fue liderar a 2.000 alemanes de habla inglesa, vestidos con uniformes estadounidenses, que intentaron causar estragos detrás de las líneas aliadas en Francia después de que aterrizaron el Día D en Normandía.
Sus aventuras tras ser absuelto
Skorzeny fue detenido por tropas estadounidenses el 15 de mayo de 1945. Se le juzgó por crímenes de guerra, pero fue absuelto en septiembre de 1947. Posteriormente fue entregado a las autoridades alemanas, pero logró escapar del cautiverio en julio de 1948.
Tras esto, se fue a vivir a España, donde recibió la protección del general Francisco Franco. Allí ganó dinero como representante de compañías de acero alemanas. Viajó a Buenos Aires (Argentina), donde conoció a Juan Domingo Perón y se convirtió en custodio de María Eva Duarte.
Con el golpe del 16 de septiembre de 1955, y con un Perón refugiado en la cañonera Paraguay rumbo al exilio, Skorzeny quedó librado a su suerte. Dos años más tarde se trasladó hasta Irlanda, donde se transformó en granjero de Kildare, ciudad del condado homónimo, suroeste de Dublín.
Skorzeny disfrutó de la reputación de ser el hombre más temido de Europa y publicó sus memorias en 1957. También se convirtió en asesor de varios gobiernos, incluido el de Egipto, lo que lo puso en contacto con ex científicos de cohetes nazis que ayudaron al régimen de Gamal Abdel Nasser a desarrollar la capacidad de amenazar a Israel.
Reclutado por Israel
El Mossad, una de las agencias de inteligencia de Israel, encontró a Skorzeny y, en lugar de matarlo, decidió reclutarlo para permitirles acercarse a los científicos. Según los periodistas Dan Raviv y Yossi Melman, un agente israelí y una ayudante se encontraron con Skorzeny y su mujer en un bar de Madrid.
Las dos parejas terminaron en la villa de Skorzeny, donde el alemán sacó un arma y amenazó con matar a los demás porque creía que eran agentes israelíes enviados para matarlo. Los israelíes dijeron que querían contratarlo, no matarlo.
Skorzeny dijo que no quería dinero, pero que ayudaría a cambio de que los israelíes convencieran a Simon Wiesenthal, un investigador judío y "cazanazis", de eliminarlo de su lista de criminales de guerra destacados. Los israelíes aceptaron y después hicieron la solicitud a Wiesenthal.
El cazador de nazis se negó, por lo que el Mossad falsificó un documento que le presentaron a Skorzeny diciendo que había sido eliminado de la lista de Wiesenthal.
El que fuera uno de los preferidos de Hitler fue llevado a Israel y se reunió con el jefe del Mossad, Isser Harel. Posteriormente fue enviado a El Cairo, donde compiló una lista de científicos alemanes y sus direcciones, así como los nombres de empresas fachada en Europa que estaban adquiriendo y enviando componentes para los proyectos militares de Egipto.
El 11 de septiembre de 1962, Heinz Krug, un científico aeroespacial alemán que trabajaba para los egipcios, se reunió con Skorzeny con la esperanza de que este ayudara a desarrollar una estrategia para protegerlo a él y a otros científicos de los planes que tenía Israel. Se conocieron en Munich, Skorzeny lo llevó al bosque en las afueras de la ciudad y lo mató.
Skorzeny nunca explicó por qué trabajaba para el Mossad. Raviv y Melman especulan que pudo haber querido asegurarse de que el Mossad no lo mataría, que estaba buscando una expiación por su pasado nazi, que lo atraía la idea de participar nuevamente en misiones secretas o una combinación de estos factores.
Finalmente, Skorzeny murió de cáncer el 5 de julio de 1975 en Madrid. Tuvo dos funerales, uno en una capilla la capital española y otro para enterrar sus restos cremados en el solar de la familia Skorzeny en Viena.
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