Reino Unido

Carlos III visita un centro oncológico tras cuatro meses retirado para tratarse de un cáncer

La vuelta del rey británico da esperanzas sobre su estado de salud aunque fuentes de Palacio recuerdan que seguirá en tratamiento y que el regreso es paulatino

Carlos III ha sido durante mucho tiempo un firme defensor de la investigación sobre el cáncer. En 1999, el monarca inauguró la iniciativa “Una voz para la vida” y en 2021 escribió un artículo en "The Telegraph" sobre los desafíos que se enfrentan las personas con esta enfermedad durante la pandemia. Pero la visita que protagonizó hoy al Centro Oncológico Macmillan del University College Hospital de Londres fue tremendamente simbólica porque lo hacía como monarca y, por primera vez, también como paciente.

La visita supuso la reaparición pública del jefe de Estado, de 75 años, tras su diagnóstico de un tumor -que no ha sido especificado- a principios de año. Acompañado de la reina Camilla, mostró buen aspecto y no dejo de sonreír mientras saludaba a la gente que estaba fuera del centro para poder verlo. La transparencia con la que el Palacio de Buckingham ha tratado sus problemas de salud no ha hecho otra cosa que incrementar su popularidad.

Una vez dentro, se reunieron con el personal, los pacientes y sus familias para destacar la investigación innovadora del hospital. Carlos III estuvo mucho tiempo charlando con los enfermos. Cuando le preguntaron cómo le iba con su tratamiento, el monarca respondió: “Estoy bien, gracias, no está tan mal”. Se interesó por los medicamentos que estaba recibiendo cada uno, cómo les estaban funcionando y los efectos secundarios. Incluso les dijo que esa misma tarde él también tenía que recibir tratamiento.

La visita quería demostrar cómo es posible seguir llevando una vida plena mientras se recibe tratamiento y no sólo después. Y también resaltar cómo el cáncer no sólo afecta a la persona diagnosticada, sino también a toda su red de apoyo. Asimismo, el jefe de Estado espera concienciar a los ciudadanos para que se hagan los correspondientes chequeos con los que se pueden detectar los tumores cuando están en fase inicial, ayudando así a la recuperación.

Fue precisamente en un control de agrandamiento de próstata cuando al monarca le encontraron un cáncer -la versión oficial sólo ha dicho que no es de próstata- y al comunicarlo oficialmente esto incrementó el número de controles por parte de los ciudadanos.

El Palacio de Buckingham anunció el pasado viernes que regresaría a algunas funciones públicas, ya que su equipo médico estaba “suficientemente satisfecho” con el avance de su tratamiento. La última vez que se le había visto fue el domingo de Pascua, cuando acudió a la tradicional misa junto con Camilla. Aunque aquella fue una aparición personal y puntual.

Según la prensa, el rey está ahora “muy animado” de volver a retomar oficialmente su agenda pública, consciente de las palabras que decía Isabel II “hay que ser vistos para ser creíbles”. The Sun apunta incluso a que quiere continuar con la tradición de asistir a caballo al popular desfile de las fuerzas armadas en junio mostrando así “liderazgo”. También parece decidido a ser el anfitrión en una de las fiestas en el jardín del Palacio de Buckingham, con 8.000 miembros del público invitados para celebrar el “75º Aniversario de la Commonwealth”. No obstante, los médicos, aunque optimistas, piden cautela para minimizar riesgos mientras continúa el tratamiento.

La vuelta de Carlos III a la agenda pública marca un momento tremendamente importante para una institución que atraviesa una etapa delicada. En plena transición tras siete décadas de era isabelina, la Familia Real se ha tenido que enfrentar al cáncer de rey y al de la princesa de Gales, Catalina, de 42 años, para quien no hay aún fecha de reaparición.

Con Carlos III y Catalina fuera de escena, el gran desafío durante estos últimos meses fue el de evitar a toda costa la imagen de un trono vacío. De ahí que, pese al cáncer, la retirada del monarca nunca fuera una completa desaparición. Durante todo este tiempo ha seguido al frente de sus deberes como jefe de Estado con, entre otros, reuniones semanales con el primer ministro y videoconferencias con diferentes personalidades. Los documentos gráficos se han publicado a través de la vías oficiales, evidenciando así que el monarca evolucionaba favorablemente y evitando cualquier teoría de conspiración.

Mientras que el Palacio de Buckingham ha logrado mantener un buen balance entre la información y su respeto a la privacidad, en el Palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe Guillermo, se impuso total secretismo hasta el pasado 22 de marzo, cuando la propia Catalina era la que contaba que tenía cáncer y que estaba recibiendo quimioterapia preventiva a través de un video que dio la vuelta al mundo.