El otro "Archipiélago gulag"
Censura y silencio en Rusia ante el libro de memorias de Alexei Navalni: "Patriota"
Yulia, la mujer y heredera política del destacado opositor ruso, saca hoy a la venta en todo el mundo su libro póstumo contra la dictadura de Vladimir Putin
El rostro de Alexei Navalni vuelve a asomarse al mundo convertido en la portada de su libro póstumo, al que tituló «Patriota». El disidente ruso, muerto en una prisión el pasado mes de febrero a la edad de 47 años dedicó sus últimos meses de vida a redactar sus memorias en una publicación que sale hoy a la venta en casi todo el mundo. El libro del opositor, publicado por la editorial Knopf, con una tirada inicial de medio millón de ejemplares se lanza de manera simultánea en varios países contando desde su estreno con ediciones en 11 idiomas. Entre ellos no se encuentra Rusia (ni Bielorrusia), que no han encontrado editorial que quiera imprimir la autobiografía de Navalni. Todo lo relacionado con el político puede ser encontrado por sus compatriotas en internet, pero no en medios oficiales rusos, que siempre han ignorado los movimientos en vida del opositor. Ningún periódico o televisión del país se ha hecho eco de la publicación, que casi con toda seguridad circulará en breve convertida en archivos epub y pdf, desconociéndose por el momento si la obra de Navalni se ha preparado en su idioma materno, aunque fuentes su entorno aseguran que sí habrá una edición en ruso. Se sabe que Navalni escribió su libro de memorias completo, algunas partes redactadas por él mismo y otras dictadas. Su viuda, Yulia Navalnaya, ha trabajado durante estos últimos meses con la editorial que posee los derechos para editar y finalizar el manuscrito, según declaraciones de un representante de Knopf. La viuda del líder opositor ya adelantó en un comunicado que el libro de su marido narra su historia con sus propias palabras, siendo una última muestra de rebeldía que podría tener un efecto inspirador entre sus seguidores. «Este libro no solo es un testimonio de la vida de Alexei, sino de su inquebrantable compromiso con la lucha contra la dictadura, una lucha por la que lo dio todo, incluida su vida», declaraba Navalnaya. «A través de sus páginas, los lectores conocerán al hombre que yo amaba profundamente, un hombre de profunda integridad y valor inquebrantable. Compartir su historia no solo honrará su memoria, sino que también inspirará a otros a defender lo que es justo y a no perder nunca de vista los valores que verdaderamente importan». En un comunicado, la editorial Knopf señaló que las memorias del político desaparecido «expresan la total convicción de Navalni de que el cambio no puede impedirse y llegará». La obra, que podría seguir la estela de libros como Doctor Zhivago o Archipiélago gulag, prohibidos en su momento por la Unión Soviética, empezó a ser redactada por el disidente en el año 2020, cuando este sobrevivió a un envenenamiento con un agente nervioso que casi le quita la vida, mientras se recuperaba en Alemania con la idea de volver a Rusia, donde fue detenido nada más aterrizar. A lo largo de sus páginas, el político cuenta su historia personal y profesional, desde su infancia y juventud, su esposa y su familia, hasta la carrera política que le llevó a enfrentarse con el presidente ruso, Vladimir Putin, pasando por los intentos de asesinato sufridos y su estancia en prisión hasta el final de sus días. Navalni siempre mantuvo que volver a Rusia era un deber como patriota, a pesar de saber a ciencia cierta que sería encarcelado, asegurando que permanecer en el exilio le parecía una traición a su causa. Su regreso y posterior encarcelación provocó numerosas protestas del pueblo ruso que fueron sofocadas por la Policía. El equipo de Navalni, hoy fuera del país, se encargó de mantener presente al opositor y su mensaje en las redes sociales, denunciando la corrupción y la falta de transparencia democrática en Rusia. Al inicio de la invasión en Ucrania, ya con Navalni en prisión, sus seguidores lograron convocar a miles de personas para salir a las calles y manifestarse. La última concentración de seguidores tuvo lugar durante su funeral, el pasado mes de febrero, cuando miles de ciudadanos anónimos se dieron cita en Moscú y las principales ciudades rusas para rendirle un último reconocimiento, a pesar del riesgo de ser detenidos por las autoridades.
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Pasividad ante la tragedia