Familia Real

Carlos III suspende su agenda por un cáncer

El Palacio de Buckingham asegura que el rey se muestra «optimista» y mantiene sus reuniones semanales con el «premier»

Carlos III, que accedió al trono en septiembre de 2022 tras siete décadas de reinado de Isabel II, se ha visto obligado a suspender su agenda pública tras haber sido diagnosticado con cáncer, tal y como anunció ayer el Palacio de Buckingham. El monarca, de 75 años, fue hospitalizado la semana pasada para recibir un tratamiento benigno de agrandamiento de próstata –algo bastante frecuente en los hombres mayores de 50 años– pero los médicos, según rezaba el comunicado oficial, detectaron otro «problema aparte» y tras realizar unas pruebas han concluido que es cáncer. No está relacionado con la próstata, pero, al cierre de esta edición, no se ofrecían más detalles. Según Palacio, el rey se muestra «optimista» y espera «volver a desempeñar plenamente sus funciones públicas lo antes posible».

De momento, no se habla de crisis constitucional ni se ha activado el protocolo para nombrar al llamado «Counsellors of State», la persona que puede actuar en nombre del monarca en caso de que él no pueda desempeñar sus obligaciones como jefe de Estado. Carlos III, que comenzó ayer mismo con el tratamiento, no protagonizará actos públicos, pero seguirá asumiendo sus deberes, incluidas sus audiencias semanales con el primer ministro, Rishi Sunak, y las reuniones del Consejo Privado, aunque se podrían hacer por videoconferencia.

Sunak se sumó ayer a mandatarios de todo el mundo, incluido Joe Biden, para mostrar su apoyo al monarca y transmitirle deseos de pronta recuperación.

Al igual que ocurrió cuando se le detectó el problema de próstata, en esta ocasión, el rey también ha querido que su diagnóstico se haga público para animar a los ciudadanos a hacerse pruebas rutinarias. La carencia de filtros al hablar de la condición del monarca contrasta con el secretismo con el que se está abordando la situación de su nuera, Kate, princesa de Gales, quien estará apartada de la agenda pública, como mínimo, hasta después de Semana Santa, tras ser intervenida de una «cirugía abdominal» no cancerígena.

Su marido, el príncipe William, heredero al trono, había suspendido su agenda pública para poder estar a su lado. Pero ayer mismo retomó sus obligaciones. Lo más importante ahora es evitar a toda costa la imagen de trono vacío. Ya lo decía Isabel II: «Hay que ser visto para ser creído».

El jefe de Estado comunicó personalmente la noticia tanto a sus hermanos como a sus hijos, William y Harry. Este último viajará en los próximos días a Londres para visitar a su progenitor. La relación del hijo menor del monarca con su familia es prácticamente inexistente tras la polémica decisión que tomó en 2020 de romper con Palacio para comenzar una nueva vida en California. Desde entonces, ha protagonizado varios escándalos con duras críticas a los miembros de la Familia Real bien a través de su controvertida biografía o sus documentales. Es tal la tensión que acudió sin su mujer Meghan y sus hijos a la coronación de Carlos III en mayo de 2023.

El binomio entre tradición y modernidad marcó la ceremonia de acceso al trono en la Abadía de Westminster ante más de 2.000 invitados, entre ellos, los Reyes de España, Felipe VI y Letizia. Tras siete décadas de era isabelina, Carlos III quiere marcar ahora el inicio de una nueva etapa en la que se niega a ser tan solo un monarca de transición. Quiere dejar su impronta. Y, al igual que su progenitora, no tiene planes de abdicar.

Lo dejó claro en su primer discurso a la nación como monarca, donde quiso renovar la promesa que hizo su madre comprometiéndose con el pueblo a que toda vida «fuera larga o corta» estaría al servicio de los ciudadanos. «Como hizo la reina, con una devoción inquebrantable, yo también me comprometo solemnemente, durante el tiempo restante que Dios quiera concederme, a defender los principios constitucionales que residen en el corazón de nuestra nación», recalcó.

Carlos III y Camilla tenían previstos dos viajes oficiales este año, el primero en mayo a Canadá, el segundo a Australia y Nueva Zelanda en octubre. Pero está por ver si podrán seguir adelante con sus planes.

Siempre hubo preocupación sobre cómo afectaría a la Corona la muerte de Isabel II. Pero lo cierto es que la transición se ha ejecutado de una manera más que tranquila. La era carolina goza de popularidad aunque bien es cierto que los manifestantes republicanos que se ven ahora en los actos oficiales eran invisibles durante el reinado de Isabel II. En cualquier caso, el monarca goza del apoyo de la mayoría de los británicos. Está poniendo en práctica la teoría que siempre defendió, es decir, la de desempeñar como monarca un papel en el escenario global defendiendo las causas que le interesan, como el medio ambiente, sin alterar, eso sí, las «líneas rojas» constitucionales.